miércoles, 22 de abril de 2009

Se trata de superar

Una vida tranquila, inocente alegría,
cuentos de hadas sin terminar y fantasías perdidas.
Es raro que antes que el sol salga
y después de que el sol se esconda
vea tan nítido todo, los árboles, las copas, las hojas caídas,
el cielo, el mosquitero, el techo, el galpón y las vecinas.
Todo se convierte en una esponja que absorbe toda su esencia verdadera,
se impregna totalmente de lo que son.
Antes que salga el sol y después de que se esconda:
una cita romántica, una carta, un llanto, son más ellos que lo que nunca son.
Una vida tranquila, la inocente alegría,
una melodía perdida que se filtra en la grieta de un corazón.
Dan ganas de sonreír, de que la canción dure, pero no dura
porque el sol sale, o se oculta.
Anacoretas, zafios, sardos, reyes, bueyes.
Alguien silba al mundo antes que se calle.
Alguien, que soy yo, encuentra paz
en un instante
que es tan corto
que ni en palabras
se muestra
ni
precisa
su
ex
sistencia.




Ya me superé (49),
ahora intentaré
meditar hasta comprender
la vida en el más mínimo
de sus pellizcos.
No me despierten
si ven que lo logré:
no es bueno molestar
a los muertos.

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