lunes, 30 de noviembre de 2009

Bloggadas y rarezas otras

selyst trafths casynte ketabill ladeba snoce viderni stheddl

Ma, ¿nacer duele o lloramos de maricas?

Sepamos bien las cosas: no iba a aparecer esto como final de noviembre, pero un desconocido tiene nuevo blog y de tanto comentarle cosas geniales, coleccioné media docena de bloggadas raras.
Viva el mañana, total el pasado ya está muerto. Vivan las ganas, total el cansado espera el entierro.

Blue

¿Qué cosa es como un huevo o cascarón de esencia súper fuerte, que si se rompe desde adentro es gratificante (y todo el mundo espera a alguien para poder romperlo desde adentro), pero que si se rompe desde afuera se clava en la carne y hiere mucho tiempo?

Primero iba el tren. Después apareció el fuego. Relámpagos amarillos y blancos brotando del riel, iluminando el interior del vagón. Luego mucho humo. Por último, olor a quemado. No pasó nada.
Y después de todo, la luna. Me siento medio hombre lobo: desde que me mordió veo la luna llena y lloro. (Nada que ver con vacas ni leches.) Me hace mal hasta ver las sombras lunares sobre la alargada terraza, por eso cierro la persiana.

Pirucha zanahoria panfletera V

Es el más especial de los lápices. El nombre de la marca suena europea: Stanglandër o Sturburmër o algo así. Es totalmente negro con las letritas en plateado. Dice ser 3B, pero el grafito es tan blando como el de un 5B. Cuando lo compré en una tienda de curiosidades usadas medía treinta y dos centímetros con siete milímetros. En tres años de uso apenas se encogió veinticinco milímetros. Seis veces le saqué punta, y las recuerdo todas. Usé un sacapuntas diferente para cada oportunidad, y los guardé todos: uno triangular metálico, uno ovalado, uno de plástico celeste, otro triangular más pesado, uno con forma de auto y por último uno violeta de esos con capuchón para guardar las escamas de madera. En ese capuchón violeta todavía guardo la sangre del lápiz, pero ya está seca y opaca. Este lápiz especial sangra cada vez que se le saca punta. Sangra como el dedo decapitado de un niño, como un tajo en la frente. Llora por la punta, llora con cada vuelta. La sangre, pesada oscura e inodora, traba al sacapuntas y lo deja inutilizable, como si fuera algún ácido. Sin embargo la hice analizar y es sangre normal, 0 negativo RH positivo, con muchos glóbulos rojos. Cada vez que le saco punta tengo que limpiarle la herida con agua un rato largo, y dejarlo un día entero para que se seque la madera. Después no le quedan marcas ningunas.

Sin milargo

Fue uno de esos tantos inviernos imposibles en los que era un milagro sobrevivir. Y en esas condiciones la mujer de Sblojei quedó embarazada. Aparentemente pariría para la primera parte del año, subiendo a siete el número de hijos. La madre esperaba que fuera una niña, y así lo pronosticaba el remolino en el medio de la cabeza de cebolla del hijo menor. Pero para cuando pasó la Navidad ella se complicó con problemas pulmonares y Sblojei mandó al mayor de sus hijos, el que más lo ayudaba en el trabajo del campo, a que buscara al médico de la aldea vecina. Lo mandó en medio de la tormenta de nieve más fea del invierno. Y volvió al día siguiente, con sus propios pulmones y bronquios fatalmente congelados; el médico no pudo sino determinar la próxima muerte de la mujer embarazada, la niña en espera y el mayor de los hijos. Ese año tampoco hubo milagro para Sblojei.

Inspiraexpira

-¿Y si un mes escribís poco?
-Digo que me voy de vacaciones y acumulo escritos por un par de meses o semanas.
-¿Y si acabás de hacer eso?
-Ahí se complica. Creo que no tengo excusa.
-¿Y si notás que hiciste muy muy pocas entradas un mes y estás en el último día?
-En ese caso creo que escribiría la primera pelotudez que se me cruzara por la cabezota. Un diálogo absurdo entre vos y yo, un parandijusis o una reflexión estúpida. Ya sabés, el tipo de cosas que hago cuando vos no venís.
-Tal vez salga algo más. Antes de que sea demasiado tarde.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Coleccionables

(¿Es así o No es así?)

Up down turn arround.

Won't be love love love

Día nublado y pesado. La gente camina frente al quiosco con paraguas y en remera y con lentes oscuros, despegándose la ropa del pecho y la espalda. Día molesto de esos que cansa estar sentado y mover las manos para alcanzarle el vuelto a los clientes. Un fulano como yo no tiene en días así mejor actividad que acompañar al quiosquero y suplirlo para que vaya a ver a su noviecita de la otra cuadra. Él es quiosquero a los casi cuarenta, no terminó el secundario y se endeuda para poder pagar cable e internet. Ella está terminando la licenciatura en Bellas Artes y tiene veintitrés años. Además es modelo y le gusta la poesía europea. A veces relaciones como esa son tan molestas para las personas como los días pesados y húmedos.
En eso vuelve de lo de su novia y sacando un billete de cien me dice:
-Dame cambio que le voy a comprar un Rembrandt a Pau para su cumpleaños.

martes, 24 de noviembre de 2009

Statu quo

-Políticos de mierda -oímos que decía un transeúnte malhumorado-. Los políticos de ahora son todos una mierda.
-¡Siempre lo fueron! -festejó un gordo señor desde la vereda de enfrente.
-Es mentira -dijo sin embargo el mendigo que pasaba entre mi mesa y la de una parejita íntima-. Cada tanto hubo buenas camadas de políticos... -Se encogió de hombros y sin pedir permiso, pero con suficiente protocolo, se sentó frente a mí, mordisqueándose las uñas-. Y entiéndame, señor: no es que todo el mundo cambia y todo el mundo es igual siempre (eso viola el principio de no contradicción). Casi todo el mundo cambia, pero el estable es tan fuerte que logra que todo parezca seguir siendo lo mismo.


[...]
-Es lo mismo que cree Álquimir… -dijo Actas, frotándose la frente para pensar mejor-. Pero no sé: si fuera un delegado que viene a controlar, tendría que realizar una especie de informe, ¿no? ¿Y cómo haría llegar ese informe a los nánumas del primer continente? Si mandan un delegado es evidente que no confían del todo en los mensajes escritos que el Bandero envía periódicamente a través de Irea, ¿o no…? Si el “gran invitado” es efectivamente un delegado que viene a controlar, es porque los nánumas encontraron una forma de volver al primer continente. Y esa idea no me gusta para nada.
Rode asintió, dando a entender que él ya había seguido la misma lógica.
-A mí, a esta altura, tampoco me gusta nada.
[...]
Volvi a Cimbaderos.

lunes, 23 de noviembre de 2009

3 minutos, 4, 5...

"3 minutos no son nada", pensás mientras ves que se va cargando música al mp3/4/5/6/7/y hasta 8 según me contaron. "3 minutos no son nada", te repetís para convencerte. "Voy a aprovecharlos viendo qué canciones puedo eliminar de la pc así anda un centemillonécimo cúbico más rápido (falta de memoria RAM)." Y ahí te ponés, pero no eliminás ninguna canción porque todas te dan pena y pensás que ya vas a tener un raye y vas a volver a escuchar esas canciones que no escuchás hace años. Mientras tanto los 3 minutos se hacen eternos (la compu es lenta, recuerden), y pensás que habrías aprovechado mejor el tiempo si te ibas a lavar las patas. Haciendo eso el tiempo hubiera pasado volando, y cuando volvieras a la compu con tus patas limpias verías que ya tenías todita la música en el mp3/4/5/6/7/quizá 20. Las elecciones de la vida, nunca damos la acertada.

Y a la gente no le gustan las cosas emo. Mejor.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Milagrito damor

Hoy vayas donde vayas
el viento lo tenés en contra.
Y sabés bien que mañana
no cambia la pelota.
Y si tropezás vas a caída,
y cada día tropezás.
Pero sonreís todavía
con ganitas de algo más.


Porque: el hambre fuerte pasa incluso cuando no hay qué comer. Milagrito.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Franca yubarta azul

Que cada cosa trae en sí misma la esencia de su entorno, su ambiente, su hábitat y su pasado no hay duda. Lo que tengo en manos es un caracol marino, no hay duda (tampoco hay duda). Un caracol muy deforme, pero caracol marino en fin. Visto desde arriba se ve (y todos coinciden) un pie. Un pie de hombre rana, largo, con dedos palmeados y con membranas entre ellos. Un pie de hombre rana cubierto de fango. Visto de costado (de un costado) se ve una ballena (probablemente una yubarta, llena de esos cascarones que las cubren) retorciéndose, como con dolor de estómago (¡y qué estómago!). Vista del otro lado es una foca reposando al sol, que mira al espectador con duda, sin saber si agredirlo o pedirle mimos.
En definitiva: pata anfibia, ballena yubarta o franca y foca al sol. Todo agua, todo mar, de donde vino mi caracola deforme. ¿Y qué dije yo en un principio? Que cada cosa trae en sí la esencia de su entorno y su pasado.
¿Cuándo conociste, caracolito mío, una ballena, un hombre rana y una foca perezosa? ¿Cómo fueron esos encuentros? ¿Los viste tú mientras te ignoraban, pequeña caracola en el lecho inmenso del océano, o te contaron de ellos otros peces, sirenas, anguilas o tritones? ¿Cuándo fue? ¡Cuéntame, caracol mendigo! Cuéntame... por favor, cuéntame cómo fue, que estoy vacío de anécdotas y escribo sólo mermeladas...

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Verde y celeste

El msn. O windows live messenger, da igual. Ponés tu mail, tu contraseña (o muy boba o muy complicada o una cosa intermedia, otra no queda). Hacés click sobre Iniciar o apretás enter directamente. ¿Y qué pasa a continuación? Dos tipitos, uno celeste y otro verde (nunca supe cuál es la chica de esos dos), empiezan a girar. No tienen cara pero es OBVIO que se están mirando uno al otro. Y giran, giran, giran. Si tenés buen internet, tres vueltas y estás conectado, listo no los ves más. Si estás a la noche y anda lento, los ves dar como quince vueltas incluso. Siempre a la misma distancia, nariz con nariz casi, magnéticos, girando.
Me exasperan. Nunca chapan. Siempre pegaditos y mirándose, pero ni un piquito. Giles.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Coleccionables

Ratonera.

Escoba mojada

Vi a Sofía sin quererlo. Ella estaba inmóvil, con la escoba en la mano, detenida en un instante de su labor. Con la otra mano se tapaba la boca. Y lloraba, los hilos de lágrimas bajaban por las mejillas que se ponían rojas y recorrían los pliegues de la mano y los dedos. Una hilera se metía por debajo de la manga hacia el codo y la otra goteaba sobre el montoncito de polvo acumulado. Era una imagen desoladora verla a Sofía ahí quieta, llorando, creyendo que nadie la veía.
Pensé inmediatamente que se debía a Nico. ¿Lloraba por haber dejado a Nico? No, ya la había visto llorando por lo de Nico y estaba seguro de que no era sólo por Nico. También podía ser por el miedo que sintió el otro sábado cuando se enteró que la casa de su hermana en Formosa se incendió y la impotencia que tuvo al no poder hacer ni saber nada más. Debían ser esas dos cosas juntas, y tal vez lloraba también porque era el viernes 15 y hacía un mes se había muerto su perra Bernanda. Pequeñas cosas, pequeñitas. Seguro entre esas lágrimas estaba también el 5 que se sacó en Sociedad y Estado (típica angustia de traga) y la pelea que tuvo con la profesora de Química. Y podía haber muchas otras cosas: Sofía sólo contaba los problemas que más le afectaban, y otros mil se los tragaba ella sola, esperando que sus jugos gástricos disolvieran todo. Pero no era así. Ahora que la veía llorando quietita con la escoba en la mano y tapándose la boca, muerta de dolor, era obrio que no era así.
Me acerqué y la abracé. ¿Qué te pasa, Sofi?, le pregunté. Me pegué en un diente con la punta de la escoba, me dijo. Pero bueno, yo seguí abrazándola para no quedar como pelotudo.


School Rumble, Bokura ga ita, Lovely complex, hasta Ouran High School Host Club demuestran, junto con la vida diaria, que no hacen falta mil amores para perder completamente la cabeza. Basta uno y medio.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Sabarabadija

ST: 31.1 °C
Vis: 10 km
Hr: 60 %
P: 1002.9 hPa
Vie: Norte 13 km/h

No entiendo bien todo esto, pero días como hoy no acuso de nudismo ni a las viejas gordas.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Nomás la soledad

Si me demoré mucho en volver a postear jodansé. Era la entrada nº 400, y el 400 es de esos que dicen que hay un antes y un después, como con todos los números. Ahora lo difícil de determinar es ese después. El anterior está claro que es 399,(9 periódico), ¿pero y el después? No importa que sea 400,0...01 siempre vas a poder meter un 0 mas antes de ese uno, y ahí cagaste.
[Aunque el buen observador notará que este mes el contador de entradas está fallado: le restó dos. Y quién sabe si algún mes anterior, de esos más productivos, no sucedió algo similar. Pero en fin, acá figuran 400 y punto.] Ahora pasaré a la entrada sumamente interesante y reflexiva que me tuvo varios días sin dormir:

-Parece que es así nomás -dijo el vagabundo, como de costumbre, ofreciéndome un pañuelo descartable tan sucio que decidí ignorarlo como si las lágrimas no me dejaran ni verlo-. Es así nomás -repitió-: la soledad no siempre tiene remedio.

martes, 10 de noviembre de 2009

Empieza el dos

¡Jo jo jo, Feliz cumpleaños!

Hace como mil días (o sea un año) descubrí que a una buena le sigue una mala, y a una mala una peor, así que sonreí de todas formas que en la forma está el sabor, (no bordelencuentro), y abrí un blog con nombre pelotudo. Sí, felicitaciones.

Pásense por acá (link link) y fomenten, que estoy explorando nuevas formas de exponer mi vida a un selecto público de alcachofas.

domingo, 8 de noviembre de 2009

S y M, u so'o corazáo

Para muchos el primer beso viene de sorpresa. Algunos de sorpresa sorpresa: no se lo esperaban ni en dos años (el primer beso suele ser de joven, y dos años expresa un montonazo de tiempo); pero para otros es de media sorpresa: habían planeado todo mil veces y con mucho detalle, pero sucedió de una forma totalmente imprevista y, sin embargo la mayoría de las veces, placentera.
Para otro grupo de gente, aquellos que se andan sin grandes aventuras pero con suficiente condimento en cada plato, el primer beso fue algo que buscaron, que vino a ellos, y que supieron agarrar ambos cabos y unirlos a su antojo. Quizá son unos privilegiados.
Algunos dan el primer beso a los cinco años muchas veces sin entender nada; otros a los doce, entrando a la pubertad; otros a los dieciocho, ya grandecitos, y muchos más de lo que parece, después de los veinte, de milagrosa casualidad (acto seguido tienen hijos). Algunos se arrepienten de su primer beso, ya que casi nadie puede darlo con "el ideal", pero la mayoría se conforma con lo que hubo. Otra vez, una minoría extraordinaria (que suele coincidir con la primera minoría afortunada) dan su primer beso exactamente con la persona que querían.
Pero bueno, me salió larga la introducción. Yo sólo quería hacer notar lo raro del primer beso de Mariela con Sergio (era el segundo beso de Sergio, pero el primero suyo fue un accidente). El beso de Mariela con Sergio, aparte de único, fue algo sin precedentes, y se podría resumir en algo así: tras cuatro meses de amor que pestañeaba rápido y no se decidía, las fichas cayeron en la mesa al tiempo que la ruleta dejaba de girar, y Sergio corrió hacia Mariela gritando "¡oh, mi amor!", y Mariela corrió hacia Sergio gritando "¡Sergio de mi vida!". Estaban a cien metros de distancia entonces, con toda una cuadra de por medio, y no tuvieron mejor idea que tirarse de palomita al piso cuando pisaron la misma vereda. Cabe decir que aparte de un beso sangriento se ganaron flor de chichonazo y nariz violeta por una semana.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Condición humana XXXII

Tenía la costumbre de ser detestable por lo insoportable de su insistencia ante la vida. Por eso quedó solo solito cuando murió su abuela, y desahuciado le rogó a la vida una explicación: ¿por qué tengo que ser tan insoportable?, le preguntó una y otra vez. La vida le dijo la verdad: porque no te queda otra alternativa, alguien tenía que ser insoportable y te tocó a vos. Pero a él esa respuesta no lo convencía, y siguió preguntándole a la vida, una, otra y otra vez, y varias veces obtuvo la misma respuesta. Y siguió preguntando con ahínco, sin cansancio, siempre de pie y llorando. Pero la vida dejó de responderle. Insoportables como él no entienden o no quieren entender.

Coleccionables

Rincón de sombrita. Sacia (que sin y es saca i pal caso da igual) la sed, pero el tacho insolado deja un poquito de acidez.

Llegamos demasiado rápido

-Llegamos demasiado rápido -me dijo a quemarropa, iniciando el diálogo al que, líneas más tarde, respondí:
-No dejará dormir a nadie.
Los dos asentimos a la vez, rígidos, y con simetría (él era diestro y yo siniestro) nos calamos las metralletas y avanzamos a paso marcial, recortados por la luz velumbre del farol redondo sobre los adoquines embarrados del callejón entre gigantes edificios de concreto. Nos dirigimos sin salvación hacia la Fiambrería. Sabíamos que podíamos esperar un día más, pero no: sería esa noche.


68 rayas blancas tiene la cebra (más o menos una de negras tendrá), pero 68 son también las que cuento cada vez que cruzo la General Paz.
(Mentira, la 9 de Julio, pero no rimaba ni con Bertulio.)

jueves, 5 de noviembre de 2009

Minga tiempo al tiempo

El tiempo antes duraba más, no hay duda. ¿De qué otra forma se explica la baja esperanza de vida de otras épocas, o que Alejandro haya conquistado medio mundo siendo un adolescente? ¿Enfermedades, una exposición previa a las experiencias de la vida? ¡Minga: la gente antes vivía mucho más y cuando mucho a los treinta estaban ya aburridos! Es claro que desde el principio el tiempo empezó a acortarse. Un año duraba cada vez menos (en cuanto a la percepción, obvio) que los anteriores. Y así hasta hoy, que desgraciados vemos que en un año no podemos ni hacer un cuarto de las cosas que pretendíamos, y que nos hacemos viejos sin entender cuándo se arrugaron las manos y nos quedamos pelados. Si ahora vivimos hasta los noventa o cien años es porque instintivamente nos negamos a morir sin haber hecho las cosas que queríamos, y para las cuales el tiempo no nos alcanzó porque pasó muy rápido, y más rápido cada vez.

Ay mami qué está haciendo dónde vá, ay papi no sé pero vete yá. Vamos a comer a lo de Beto que nos hizo guacamole carne con frijole, carne con frijole...

martes, 3 de noviembre de 2009

Iátengounticeneloho

Parpadeo. Fuerte, apretado, seguido, desesperado. Típico tic de pelotudo, sí, de ese que ves en alguien del tren o del colectivo y que te cae mal sólo del tic que tiene. Bueno, yo parpadeo así. Me dieron gotitas que si servían no lo averigüé porque no las usé casi nada, pero sin embargo ya no parpadeo (sí parpadeo, pero más normal). ¿Y cómo? Voluntad. Pura fuerza de volutad y contener la contracción parpadeana. Es como que te estén soplando a los ojos y tenerlos abiertos casi llorando, como sentir que te chorrean los mocos pero no poder sacarlos ni sorberlos, como tener los dedos hinchados y no poder sonarlos, ¡pucha, así de feo! Pero lo logré. Ahora ya no parpadeo casi nunca, y sin gotitas. Para que se sepa que hasta yo tengo voluntad a veces.

Dentro de pocos días es mi cumpleaños, y a este paso si sigo tan vacío de historias, ya saben cuál va a ser el próximo posteo.