miércoles, 31 de diciembre de 2008

Un año

Un fin de año, al caminar de la desolada parada de colectivos hasta la casa-quinta de mis padres, me encontré con un linyera a mitad de camino, sin hacer nada, pidiendo.
Al fin de año siguiente me lo volví a encontrar, en la misma posición y todo.
-No le doy nada -le dije al pasar-, porque yo me desvivo trabajando para ganar mi dinero. Usted debería hacer lo mismo y dejarse de limosnear.
-Y Usted -me respondió, con tonito divertido-, debería venir a la casa de sus padres más de una vez al año, en vez de trabajar tanto.
Y mientras seguía mi camino, lleno de roja indignación, pensé que tal vez el que pierde sus padres siente tal desazón que hasta pierde el loco amor al dinero.
Bueno, en definitiva, cuando fui de visita al mes siguiente, el linyera seguía ahí, pero ahora sonriéndome satisfecho. Cada uno hace su trabajo lo mejor que le sale, pero algunos le sacan mayor provecho, como aquel linyera.

Érase una vez en la Europa antigua

Un poco antes de la época medieval, en la que las criaturas mágicas alcanzaron su auge y máximo esplendor, tanto entre el vulgo como entre la nobleza, existía una feliz pareja de caballos blancos. Eran albinos como una nube pura, felices como el sol de primavera, la pareja más envidiada de todo el bosque. Pero un día nefasto apareció un corcel negro, de patas delgadas y hermosas, cuello musculoso y crines solapadas sensualmente. La yegua blanca no se pudo resistir.
Y en ese preciso momento en que la virtud era cortada, mancillada y despedazada por la lujuria equina, el caballo sintió que algo pinchudo, largo y doloroso le brotaba del medio de la frente, como una púa de espino o un colmillo de narval. Y cuando comprendió a qué se debía, en medio de su desesperación, el caballo blanco lanzó un desgarrador alarido.
Ese fue el nacimiento del primer unicornio, el origen del término cornudo y el estreno de la palabra yegua como un insulto.

martes, 30 de diciembre de 2008

La rebelión del bosque

Tuvieron mucha paciencia, propia de su antiquísima raza, pero un día se cansaron de que construyeran muebles y prendieran fuego con sus cadáveres.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Fabo

Nació el grupo de los facebookers, pero no se consideraban una tribu urbana como las demás. Ellos eran una sociedad secreta e indescubrible que se servía del facebook para localizar a personas cuyas vidas iban contra la moral y la ética planteada por el primer manifiesto del grupo. Entonces, cuando descubrían a un infractor, se juntaban todos los miembros, se ponían capuchas azules que tenían el logo de facebook en la cara y, una noche, le daban una paliza. Pero la ilusión duró muy, muy poco.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Conclusión

Decidió que sí, que definitivamente era mala idea marearse estando del lado incorrecto del Alto Mirador del Sol. Lástima que ya se había mareado...

sábado, 27 de diciembre de 2008

Volare, oh-oh,caere, oh-oh oh-oh

Nadie le creyó a Daniel, en la chacra de su Tío Primo, cuando les contó que había encontrado unos caballos alados. Se reían de él y motivos tenían: Daniel había sido el pastorcito mentiroso todos los veranos, cada vez que iba a vacacionar allí. Pero ahora estaba indignado: no podía ser que no le creyeran esta vez, con todos los detalles que les daba, con la explicación que les había dado sobre cómo montarlos y sobre su comportamiento arisco. A pesar de que narró la historia ingeniosa de cómo descubrió que comían musgos húmedos y de cómo había engañado a un alazán para montarlo, en la chacra del Tío Primo nadie lo tomó enserio. Hasta que al final encontraron su cuerpecito en el descampado, aplastado contra las rocas con su propio peso, con unas plumas y pelitos de alazán en las manos.

Dejándola que corra

Alberto era alérgico a la primavera, pero sin embargo, en la esquina de dos avenidas, un misterioso vendedor de flores se le acercó, ocultando su rostro con un sombrero amplio, y le dio un ramo de flores diciendo: camina tres cuadras hacia la izquierda, dos hacia la derecha, toma la diagonal y a mitad de cuadra verás una casa de dos pisos. Toca el timbre del departamento D y encontrarás una mujer a la que le agradarán estas flores." Alberto, intrigado, hizo todo lo que le dijo, pero cuando estaba por tocar timbre, oyó una vocecita aflautada. Miró hacia abajo y descubrió que una de las rosas le hablaba. "¡Alberto, Alberto! ¡Es todo una trampa del místico, no le hagas caso, no toques el timbre o encontrarás el amor de tu vida y ya nada volverá a ser igual!" Dubitativo, Alberto demoró unos segundos en tocar el botón; pero finalmente lo hizo. Y sin embargo, antes de que el amor de su vida saliera a la puerta, se oyó un estruendo y un haz de luz amarilla, como un láser gigante, lo succionó. De repente despertó desnudo en lo que parecía ser una nave extraterrestre, y una gran cabeza blanca, como la que comandaba a los Power Ranges en un principio, le explicó qué él debía salvar al mundo evitando el secuestro del embajador chino en Estados Unidos y derrotando al calamar monstruo que hundía los barcos petroleros en Medio Oriente. Alberto, confundido, se dejó vestir y armamentar por extraños seres vestidos de negro, y con las flores en la mano, saltó al vacío y tiró la piola del paracaídas. Pero la piola se cortó, y se dio cuenta tarde que nunca le habían explicado dónde estaba la cuerda secundaria. "Adiós, florcita."

Feliz de la locura

Tenía pegado en la puerta de su habitación varios carteles que decían Riesgo, Peligro de muerte, NO CRUZAR, Tóxic, Zona insegura, Gas venenoso. Lo raro era que estaban del lado de adentro, no de afuera: Guillermo no los pegaba para que nadie entrara a su habitación, sino al revés, para recordarse que nunca debía salir de ella. El mundo exterior, a diferencia de su confortable entorno y la vida imaginaria que le ocupaba todos los días, a Guillermo lo llenaba de temor. Pocos controlaban la realidad ahí afuera, y desde ya él no era de esos. Él sólo tenía un microfonito por donde aconsejaba a algunos empresarios qué movimientos tomar y a algunos presidentes dónde armar guerras.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Compu navideña

Tengo mi computadora de nuevo, no hizo falta formatearla. Pero de la pobre memoria que tenía, la causante de los problemas era la de 256. Así que ahora tengo una memoria de 128 (no sé la unidad, aclaro), y todo es más lento. Muy lento, lo ùnico lenteja en este año que se hizo verano antes de olvidarme lo que había hecho al empezar las clases.
Y ahora de regalito una pregunta para reflexionar: ¿por qué, cuando alguien está alterado emocionalmente y se arroja a su cama, no lo puede hacer de manera convencional, entiéndase, de forma paralela a los laterales, sino que lo hace en diagonal o completamente arrevesado y perpendicular a ellos?

martes, 23 de diciembre de 2008

Blancura

Con la mente en blanco, no se le ocurre nada. Ni una imagen, una música, una letra. Nada, está más blanca que la pared pintada a nuevo de la casa. ¿Pero por qué la pintaron, se pregunta? Ah, cierto, para tapar las manchas de sangre. El vecino había preguntado por ellas y papá le había dicho que era por la paloma que había agarrado al perro. ¿Tan alto salpicó? Si, asombroso ¿no? Pero para no correr más riesgos decidió pintarla, porque la sangre aquella no se salía. Sangre negra, imborrable, de aquel ser. ¿Qué ser? Un ser que brotó del agua de la pileta, un ser blanco, totalmente blanco, silencioso, casi invisible. Demasiado blanco.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Desesperanza III

Hernán se sentía solo, terriblemente solo. Simplemente no tenía nadie con quien tener una charla profunda, nadie con quien pasar un rato largo, nadie con quien ver una película y nadie que le cuente cosas. De sus amigos imaginarios ya estaba cansado y el sicólogo lo había pateado. Entonces un día escribió una carta, puso de posdata que por favor la reenvíen al remitente, le puso de dirección un lugar muy lejano y la mandó al correo un domingo a la mañana. Dos semanas después le llegó su propia carta, sin siquiera haber sido abierta. Pero se divirtió como loco leyendo lo que había escrita en ella. Entonces repitió la experiencia: escribió tres cartas diferentes y las mandó bien lejos, y en el curso del mes siguiente le fueron llegando una a una, y fue como tener un amigo que le contaba cosas.
Un par de años Hernán se mantuvo a sí mismo como amigo por correspondencia. Era más que un amigo imaginario, era real. Y la pasaba tan bien que no podía imaginar una vida en la que no se mandara cartas. Pero sucedió de repente, un domingo a la mañana, que el cartero le dejó otra carta: no era una boleta de gas, de luz, de nada, no era una carta suya, definitivamente. Era la carta de alguien que había desoído su posdata y que le había contestado con sus propias palabras. Se llamaba Antonia y vivía en Guatemala.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Condición humana VIII

Vinieron promotores a su casa y le ofrecieron a gritos cambiar sus pies por ruedas. Él no aceptó, y al día siguiente cayeron de prepo cinco cirujanos que cambiaron su cerebro por una máquina. Desde entonces le dice que sí a cada promotor que se aparece por su casa.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Veintiocho

Una madrugada, vísperas del día de los Santos Inocentes, el intendente del Partido tuvo una inspiración humorística, y para el amanecer, un día caluroso de verano, todos los automovilistas se encontraron con que, de repente, las lomas de burro eran todas de plastilina. Fue un día memorable en el Partido y para el intendente, pues, aunque pensó al principio que también aquello era una broma, la manifestación arrasó con su casa sin dudarlo con garrotes de goma espuma.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Joda macho

Estoy medio cinéfilo porque sin compu propia miro más tele. Y por más que hace mucho que no veo Matrix (la uno, las otras son pochoclos), recordé la escena en la que Morfeo le ofrece a Mr. Anderson dos pastillas, una para poder salir de la matrix, otra para olvidar todo. Ya sé que esto fue muy analizado y trillado, pero hay algo que yo por lo menos no leí en ningún lado.
En mi poco insistente lucha contra la democracia, método ineficaz desde el principio como tantos otros métodos de gobierno, tuve que hacer un alto. Mi frasecita de que la libertad mata al ignorante quedó medio desvalida cuando recordé Matrix. Y mi alegoría de un hombre que le muestra a un niño hambriento dos cajas: una hermosa con una granada adentro y otra de cartón viejo llena de comida, también quedó pobre. No sólo ante la película, sino ante mis creencias religiosas.
Porque descubrí que en un principio la libertad realmente es algo innato del hombre. Por muy complicadas que sean las cosas, la libertad es innegable. Ahora (y acá está la clave del asunto), en Matrix el que toma la pastillita para olvidar todo, deja de servir. No cuenta, no se puede depender de él para que haga algo a favor o en contra. Es un ente que puede ser dominado por los agentes. El que elige no saber nada, no existe más en la toma de decisiones, digamos. El que elige "el camino del mal" no puede pedir que los que hicieron el esfuerzo por seguir el del bien, le tomen en cuenta todas sus decisiones. Es un: Joda macho, mientras sigas ahí, bancátela.


Bueno ahora veré si se me ocurre alguna otra historia divertida.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

La anciana más odiada del mundo

Hay gente que odia a Bush, hay quienes odian a Bin Laden. También los que aborrecen a Kristina, a Macri, a River, a los dueños de empresas deforestantes, a Videla, a los ponja caza ballenas, a Bob Esponja.
Y ya sé que Titanic (que se pronuncia taitanic, queridos) es una película conmovedora, aterradora, que hace llorar y emociona con su nudo y final. Pero por favor, si alguien hace una encuesta en todo el mundo, no se puede dudar que la viejita más odiada es esa maldita Rose. ¡¿Cómo va a tirar la joya al agua?! También sé que tiene su significado, su alegoría hermosa... Pero la tiró (es ficción, pero la tiró al agua).
Cuando la vi por primera vez sentí como si mil cuchillos helados se me clavaran en la piel. Y esa noche soñé con un tobogán de tierra arcilla gigante.

martes, 16 de diciembre de 2008

Es que...

Le causó tanta pero tanta gracia, que:
Jajajajajajajajajajajaja aaah... jajajajajajajajajaja, jajajajajajajajaja, oh God, oh God, I can-I can't breath! Jajajajajajajajajaja, uf! uf! Jajajajajajajajaja...


Sí, I know, no es tan gracioso...

lunes, 15 de diciembre de 2008

Oye, Chaparro, ¡vete al carajo!

Anecdóticamente, en la Isla Grande de Chiloé, en el sur de Chile, la palabra carajo denomina a una variedad de papas, tubérculo proveniente de esta zona y que ha tenido una amplia distribución en otras áreas geográficas del globo.

Los globos se comercializan por unidades o, más comúnmente en bolsas surtidas. En su modalidad inflada, son distribuidos a través vendedores callejeros que portan manojos de diferentes formas y colores.

El color blanco resulta de la superposición de todos los colores, mientras que el negro es la ausencia de color. La luz blanca puede ser descompuesta en todos los colores (espectro) por medio de un prisma. En la naturaleza esta descomposición da lugar al arco iris.

A pesar de que el arco iris muestra un espectro continuo de colores, comúnmente se suele aceptar como seis los colores que lo conforman, los cuales son el rojo, naranja, amarillo, verde, azul, y violeta producto de la descomposición de frecuencias de la luz, y es formado por los 3 colores primarios y los 3 secundarios, aunque tradicionalmente se habla de 7 colores, incluyendo el añil entre el azul y el violeta.

Produce un suave aroma muy apreciado en perfumería, son famosas las violetas de la región de Toulouse en Francia y crece en las montañas de España. Se emplea como planta de ornato en jardines y tiestos. Se la reconoce como símbolo de la modestia debido a que sus pequeñas flores parecen esconderse tímidamente bajo sus hojas grandes y acorazonadas.

¿A esto se refería, capi?

domingo, 14 de diciembre de 2008

Mente de niño

Severiano se acercó corriendo a su mamá mientras planchaba. Le mostró el libro que estaba leyendo y, sin dejarle leer la página, le pidió que adivinara por cuál iba. 287 tiró, pero no adivinó. No ma, es el número más divertido entre el 200 y el 300. Ella pensó y dijo 222: si no eran los tres patitos cuál iba a ser. ¡No ma, le dijo muerto de risa, la 251! Y se fue riendo de inmediato sin darle tiempo a preguntar por qué era el 251 el más gracioso de todos…

sábado, 13 de diciembre de 2008

Liberalismo

Ella está totalmente convencida de lo que le enseñaron. Digamos, si se gastaron en enseñárselo, no debe estar mal. Jamás lo cuestionó, ni la más mínima cosita. Jamás prestó las ideas y las visiones a la realidad, jamás comparó, jamás pensó en esas cosas. Jamás se esforzó siquiera en prestarle atención lo que otros se enseñaron, porque claro, no escribían con tiza ni le hablaban a un curso de treinta personas y no se hacían llamar profesores o tichers. Carajo que ella no entiende.

Liberalismo: ideología principalmente filosófica, irracional, ilógica y de bases insostenibles, ideada para la manipulación de entes, no para una aplicación efectiva en las vidas humanas.

Sherlock

Descubrí que el tiempo sin computadora y más que nada sin internet, se aprovecha totalmente diferente. Se hacen más cosas por iniciativa propia, el enojo pasa más rápido y el aire tiene más olor a ciruela (o tal vez sean mis manos). ¡Ay computadora, sería tan feliz si no te necesitara para escribir!
Pero ahora, aplicando un razonamiento deductivo muy falible, puedo apreciar cómo es que las civilizaciones de antes construían tantas cosas tan grandes y difícilísimas de hacer en su época. Y además puedo predecir que dentro de cincuenta años, cuanto mucho, la fiaca humana gobernará el cosmos. Que Dios nos ampare o nos mate antes.

viernes, 12 de diciembre de 2008

PC

¿Qué es ese zumbido? ¿Tú también lo sientes? Ven, yo te explicaré. Primero (con cuidado) apoya tu orejita sobre este metal. Sí, está frío, pero pronto se calentará. Tú sólo mantén la orejita allí pegada... ¿Qué oyes? Esos ruiditos, ¿verdad? Bueno, verás: esos ruiditos hacen que la computadora funcione. Todas hacen igual: puedes ir a cualquier computadora del mundo y descubrirás que, si escuchas con atención, tienen ese ruidito tan particular... ¿Y sabes qué es...? Es un hada allí metida, chiquitita, meta y meta pedalear en una especie de bici fija para haditas. Y eso hace que la computadora de mamá esté encendida, ¿entendiste?

El monigote estafador

Eugenia llevaba esperando la llamada toda la bendita semana. Era viernes y si no era entonces, probablemente no fuera nunca. Rodrigo era el encargado de organizar la subasta clandestina de creatividades, Rodrigo tendría que haberla llamado si se hacía, ¡tendría que estar llamándola ahora! Y mientras dejaba el café a un lado y trataba de que sus manos dejaran de temblar para prender un cigarrillo más, su Nextel chilló de lo lindo y del sobresalto la taza terminó en el piso. Atendió apurada y las pocas palabras de Rodrigo le dieron un vuelco al alma: sí, los talentos de subastaban a las 12 en punto en el sótano del obelisco. Eugenia puso unas cositas en una cartera, se arregló los ojos como pudo y voló en su Palio blanco hasta el sótano.
Una vez que comenzó el remate de los talentos, colocados todos ellos dentro de pequeños vasitos de colores como químicos de un laboratorio, Eugenia jugó con todo lo que tenía al talento de aquel que había pertenecido a varios pintores muertos. “Es el mismo de Leonardo Da Vinchi, nadie lo sabe y está un poco desgastado, pero es el mismo, te lo puedo jurar”. Habiéndole hecho caso a Rodrigo, Eugenia perdió hasta su casa y su cartera, y se fue caminando hasta un café noctámbulo. Pidió un capuchino, se lo bebió de a sorbitos y luego se echó de una aquel talento. Gargareó y tragó todo.
Tomó una servilleta, un lápiz de su bolsillo. Si era como Leonardo podría reemplazar su casa perdida con una mansión en Miami y su pobre Nextel con un iPhone. Respirando, dibujó en la servilleta lo primero que le vino a la mente: ahora era un genio. Pero la miró y la rabia comenzó a brotarle en los ojos: ¡Rodrigo maldito estafadoooor!
Salió rauda del café sin haber pagado nada, dando un portazo y dejando sobre la mesa una servilleta con un triste monigote.



Acá tenés Euge, todo para vos jajaja.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Existencia

Hoy arreglé un problemita que tenía mi papá acá en su compu portátil, porque me dejó usarla para escribir, porque la mía está rota. El problemita este lo tuvo desde siempre, pero hoy lo solucioné, fue fácil. Antes nunca le presté atención.
Mi mamá vino y me dijo, en su dulce reproche, que ella vive trabajando por nosotros: y es cierto. Si viviera para ella, me dijo, le sobraría tanto el tiempo que se podría bordar un nuevo vestido de novia. No sé si para tanto, pero es verdad, vive para nosotros. Y no somos muy agradecidos en hechos que digamos...
Pero yo creo que a veces se excede: es demasiado buena y laburadora. Tendría que aflojarle un touch, vivir la vida. Y no pretender que todos seamos como ella. Si todos fueran como yo, pensé, el mundo sería perfecto. Pero entonces me di cuenta que si todos fueran como yo, obviamente yo no podría ser como soy, porque soy lo que soy gracias a que mi mamá hace mil cosas por mí.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Desperfecto técnico

Todo iba bien, "de maravillas", cuando, en una de esas, la computadora dejó de funcionar. ¿Quién sabe qué pasaría a continuación, eh?

Leones de segunda mano, recomendada.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Painbal

Un día de guerra, aunque seas muy macho y sólo sea pinturita, no es un día para andar escribiendo sandeces.
Qué día.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Placeres de verano

Mirar el ciruelo, cargado de granadas por reventar. Seleccionar con la mirada aquellas cuyo color a hematoma las delata como las más maduras y seductoras. Con el barrepileta en la mano, golpear una suavemente, en la base del cabito, hasta que caiga. Tratar de atajarla ágilmente en su recorrido al piso, consecuencia indefectible de la gravedad. Dejar el barrepileta a aun lado, acercarse a la pileta. Arrodillarse a su lado, sintiendo esa pequeña presión en las rodillas que da placer. Al menos el placer de librarse del dolor cuando, una vez que la fruta ha sido lavada en el agua con cloro, se puede disponer del sabor intrínseco de la ciruela.
-Mierda, tenía gusanito.



Agua con cloro, para Mauro.

El príncipe de Antropquía

Antropquía era un reino bastante común, ni muy muy ni tan tan. Poseía una cantidad normal de nobles, pajes, campesinos, caballos, guerreros, granjas, armas de asedio, curtiembres y todas esas cosas propias de los reinos. Tampoco faltaban guerras con reinos vecinos, pactos, alianzas y traiciones comunachas.
Ahora, lo que era extraño en Antropquía, era que el Rey tenía un príncipe. Y ese príncipe, a pesar de que el Rey murió y lo sucedieron otros reyes, reinas, cenicientas y senescales temporarios, jamás pudo llegar al trono. El príncipe estaba destinado a príncipe, pero él se cansó de eso y un día (nadie supo cuándo) se fue. Se fué, el príncipe de Antropquía.

El ómnibus

Un amigo que dejó el trabajo me recomendó lo del ómnibus. Ciertamente que al principio me pareció una idea loca, una ocurrencia de su cerebro en cortocircuito... Además me llamó la atención que lo llamara ómnibus, no colectivo, ni micro. Ómnibus me sonó, en el momento, una palabra de película doblada en México, poco fiel a mi realidad. Acá le llamamos micro o colectivo, bondi, bus, cuanto mucho. Pero ómnibus me sonó como pesado, algo denso, con letras que se trababan. “Ómnibus.” Fue raro, porque los que están afuera lo llaman ómnibus, y los que están adentro, simplemente le dicen el vehículo. Vehículo, otra palabra rara[...]

sábado, 6 de diciembre de 2008

Gente especial

Hay gente especial. Ella es muy especial para mí, él es especial, yo soy algo especial.
También hay gente espacial, pero nunca bajan a la tierra.

Good children of God

Miguel jugaba al rugby en uno de los más grandes clubes de Buenos Aires. Una noche salió a uno de los boliches más grandes de Buenos Aires, se armó una pelea en la que él no tenía mucho que ver y, medio borracho pero aún lúcido, decidió escapar antes de que nada malo le pasara. Salió corriendo por el estacionamiento, que era amplio y largo, y unos patobicas desbocados lo persiguieron por pura diversión. Miguel, no muy asustado pero sin ganas de pelearse, siguió corriendo, sin saber que por la calle que cruzaba venía un taxi a toda velocidad.
Al fin de semana siguiente, la primera, la segunda y hasta la tercera del club de rugby donde jugaba Miguel se juntaron en el último boliche donde él había estado. No tomaron nada, salvo aquellos que necesitaban aflojar los nervios. Y a la orden del entrenador, más de setenta rugbiers con cuerpos de dioses griegos papoteados y espíritus de animales en estampida, se trenzaron a las piñas y patadas limpias contra todo patobica que se les cruzó. Destrozaron el lugar, arrasaron la materia hasta que no fue más que polvo y se garantizaron que Miguel no se olvide, a excepción de aquellos que perdieron la memoria por politraumatismos cranianos.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Condición humana VII

Una mañana, en una calle cualquiera a una distancia más o menos uniforme de todos lados, apareció una bolsa de arpillera. Cuando el más madrugador del barrio se levantó y fue a trabajar, ya estaba allí. Era una bolsa marrón, no muy grande, llena por la mitad. La parte superior quedaba vacía y se movía con el viento. Un auto podía pasarle por arriba sin riesgos de dañarse, pero muchos igual optaban por pasarle por al lado. Era una bolsa, nadie sabía qué había adentro, pero tampoco se detenían a ver. Podía tener un cacho de cemento, podría haber sido dejada por un elfo y estar llena de oro, podía estar repleta de meteoritos de Marte, podía estar Dios mismo ahí adentro, tal vez los restos de una bruja del siglo once, podía haber basura de alguna construcción. Pero nadie lo supo, todos la esquivaron o le pasaron por arriba, tenían muchas cosas qué hacer y no se detuvieron a mirar.
Al día siguiente, cuando el más madrugador se levantó para ir a trabajar, la bolsa no estaba más.

La reunión

En una dimensión ignorada se juntaron un esclavo sacado de su tribu de África, un pirata tuerto, una chica raptada a los once años para prostituirla, una bruja que vendió su alma al diablo, Carlo Magno, uno de los Doce Apóstoles, un rey de Siria, un comerciante chino multimillonario, un ladrón de bancos, un terrorista, un gaucho que conoció a Don Segundo Sombra, un maquinista de la línea Sarmiento y un escritor poco conocido. Se diría que después de la larga conversación que tuvieron, el escritor tuvo que hacerse famoso, pero no sé. Nadie sabe lo que pasa en esa dimensión ignorada.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Un Segundo

"También el barro se pega en las patas del que quiere caminar."


Tristemente Fabio Cáceres (o Ricardo Güiraldes, no sé a quién atribuírselo) tenía razón.

La boluda

La adivina de la calle Saint Anaya predijo una lluvia de cometas espectacular, vio la llegada de Lord Voldemort con temor, supo de las Guerras Mundiales mucho antes de que existieran las armas que en ellas pelearon, dio la hora exacta en la que explotó la primera bomba de hidrógeno sin haber visto nunca un reloj, pronosticó que el dulce de leche llegaría a empalagar bocas en todo el mundo y que Maradona sería un salame, pero que la gambetearía como un semidios. Y también tuvo razón al decir, sin siqueira saber qué eran los rayos catódicos, que en el siglo veintiuno la televisión daría miedo.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Condición humana VI

Un Genio salido de la nada le aseguró que si llevaba en la espalda un cubo de una tonelada de sal, no moriría durante el día. Y para la noche le serviría un terrón de una tonelada de azúcar. El hombre sonrió contento y tardó pocos segundos en conseguirse un bloque de cada cosa y ponerles correas para echárselos en la espalda. Como era de día, se montó encima el bloque de sal, pero pensó que pronto caería la noche y que para entonces el azúcar estaría lejos. Sin pensarlo dos veces hizo lo obvio y con cuidado colocó la tonelada dulce sobre la salada, y estas dos sobre su espalda. Satisfecho, sonrió y levantó el pie para dar el primer paso. Pero el peso lo venció y lo aplastó contra el piso, no lo mató, porque no moriría con esos cubos, pero tampoco lo dejó salir. Aún hoy se debate contra las dos toneladas, tratando de zafarse de ellas para poder vivir.

martes, 2 de diciembre de 2008

In poténtia

Leía el diario en el banco de la plaza. Entre sacos, corbatas y sombreros, pasó un vestido añil tirado por el viento. Su nuca contenida en un rodete lucía un collar de perlas, pequeñas lunas, y un tatuaje con forma de pasión. El vagabundo de enfrente, mientras lamía su zapato, dijo:
-No mire si no le va a ver la cara, muchacho, se lo dice quien sufre por ello. Toda mujer de espaldas que llama la atención, es una caja de Pandora.
Sin sonreír, vuelta vista al diario, el vestido añil se alejó, también Pandora, también el amor.

Locurita

El amor va acompañado de locura (muchos lo saben):
cuanto más trabaja el corazón,
menos coordina el cerebro.

domingo, 30 de noviembre de 2008

No hacer caso

Mi hermano me dijo una vez que cuado me pusiera "en algo" con una chica, le dijera que me gustaba mucho. Que el Te quiero se reservaba para la primer pelea. "Cuando ella se está yendo le decís pero yo te quiero mucho, y ella vuelve, vas a ver." Y que el Te amo es el último recurso. "El último recurso, para después de la segunda pelea. Si después de eso se vuelven a pelear tenés que considerar la posibilidad de dejarla si no vale la pena el esfuerzo. Pero lo más probable es que ella vuelva a vos."
Nunca podré hacerle caso a otro consejo de mi hermano.

sábado, 29 de noviembre de 2008

La violencia engendra

Un día Martincito se subió al auto del papá rápidamente y todo asustado a la salida del colegio. El padre ignoró esta actitud por un momento, pero a unas cuadras le preguntó qué le había pasado.
-Es que Esteban dijo que nos íbamos a pelear a la salida del colegio -dijo, tímidamente y aún con miedo-. Y yo no sé pelear.
El padre sonrió y, dándole una palmadita en el hombro, le dijo:
-Pero hijo... las peleas no arreglan nada, son cosa de personas tontas: las palabras solucionan los problemas entre verdaderos caballeros. Así que, para que Esteban aprenda la lección, quiero que mañana le digas esto: "Mirá pibe,” así le tenés que decir, “Mirá pibe, yo no quiero pelear con vos porque eso es de cagón que no entiende una mierda de la vida, así que pelotudito mejor que te calmés y no me rompas más las pelotas y arreglemos todo esto hablando, porque sino sí, no me va a quedar más alternativa que cagarte a trompadas hasta que te sangre la boca y no sientas tus dientes, y te juro que cuando estés en el piso se voy a romper el estómago a patadas y que la frente te va a haber golpeado tantas veces el piso que tu chichón va a ser más grande que tu cerebro. ¿Quedó claro...?" Y así vas a ver cómo Esteban entiende, querido, sólo usando palabras como gente civilizada, nada de pelear...

Hipopótamo

Estuve reflexionando sobre la hipocrecía. No conozco nadie que no sea al menos un poquito hpócrita, aunque sea con sigo mismo, ¿y por qué? Porque, descubrí, la hipocrecía tiene su pequeña justificación. ¿Cuándo sucede esto?
Cuando el esfuerzo de mantener la mentira que implica la hipocrecía (siempre implica una mentira o una actitud no real) es más fácil y menos dañino que el esfuerzo por no ser hipócrita.
Pongo un ejemplo: Si tenés una actitud hipócrita con un profesor, tenés que desvivirte para mantenerlo frente a todo el curso y frente a demás profesores, es un desgaste tremento. Ahora cuando la abuela que ves sólo para Navidad y Pascua te regala unas medias rosas, le decís que son lindas y listo, después podés reírte del regalo de la abuela durante todo el año y delante de toda la familia, y ella no se ve afectada.
Y seguiría, pero me cansé y quiero escribir un cuento que tengo por la mitad.
Mentí, no sigo porque no se me ocurre más.

jueves, 27 de noviembre de 2008

El poder del teclado

Esteban venía haciendo todo bien. Dos semanas de trabajo fino por msn y encuentros cruciales en los recreos, y ella casi ya le pertenecía. Sólo faltaba hablar de algunas cosas, decirse pequeñas confesiones un tanto impúblicas, declarar la subversión algunos sentidos, azotar el ego ajeno y exagerar las siluetas. Así se fue acercando, visible, con apenas pequeñísimos retrocesos, se acercaba estaba más cerca, ahí nomás, ahí cerquita, tan pegadita que...
Cami dice:
ay esteban, te quiero tanto! (L)
Cami dice:
tenemos que vernos mañana che
Esteban - loco por vos dice:
dale dale linda, en la plaza verde?
Pero la mente de Esteban dijo: ¡faaaaa!, lo tiró de su silla para atrás y lo reventó contra el piso. La había visto venir, pero aún así no fue lo suficientemente cobarde como para esquivarla.
Esteban - loco por vos dice:
:D

Rojo

Con tanto pigmento disponible, hasta el sol brilla más para que salga a la superficie.
Pero qué buenos voleys que se arman...

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Todas las noches

Un anciano benébolo asoma su rostro detrás de unas nubes y mira hacia abajo. En una pared de roca, con chispas resplandecientes, se va revelando la palabra NOMBRE. Desde el cielo cae, como por una cinta mecánica, un enorme palacio brillante y esmeralda, y aterriza en una colina. Una mano barre la tierra y el horizonte, mostrándolo, y luego el cielo estrellado. Desde un horno de barro sale, en una pala de madera, una hogaza de pan caliente. Un hombre lleva la mano al hombro de otro hombre, y luego el otro hombre hace el mismo gesto, ambos cabizbajos y alegres. Un pequeñito cae al abismo en llamas, pero logra asirse de una cuerda y se salva. Desaparecen las llamas. Amen.

martes, 25 de noviembre de 2008

Encuentro casual

Iba caminando cabizbajo por la vereda, esquivando pozos, cuando, por ir cabizbajo y esquivando los pozos, vi al niño indigente que descansaba a medio camino, con los ojos cerrados, sonriendo al cielo.
-¿Qué hacés ahí tirado? ¿Necesitás algo?
Abrió sus ojitos y me miró con delicadeza.
-¿No sabías que la magia existe cuando cerramos los ojos?
-No, contesté, sincero.
-La magia existe cuando cerramos los ojos. El amor, siempre.
Y volvió a cerrar los párpados. Yo creí entender lo que me había dicho, así que me agaché, me acosté a su lado y cerré los ojos, sonriendo al cielo.
-Y cuando el amor parece no estar, con un poco de magia enseguida aparece, ¿cierto?

lunes, 24 de noviembre de 2008

Canta y no llores

Ciertamente los críticos me desagradan. Esperan mucho de algo, nunca es lo que esperaban, buscan los barritos y se glorían de decir ¡plagio, plagio, plagio! Aman ser los primeros pelotudos que ven una bazofia y dicen ¡qué artista!, para que mil chorlitos más vayan y repitan ¡pero qué artista! Detestan los buenos valores, les encanta el sexo, los enfermos y los que hacen las cosas mal y no les gusta corregirlas.
Hoy vi una buena película, no gran cosa pero sí muy linda, sin embargo, como la crítica estaba acostumbrada a otra cosa de parte del director, la rotularon de "cagada". Pero era linda, de esas que alguien que como yo no sabe nada, le gusta.
Si hoy Antoine de Saint-Exupéry sacara El Principito* no me cabe duda que le tirarían cebollas, criticarían sus comparaciones demasiado "tiernas" y hasta le encontrarían clichés hollywoodenses.
En definitiva, de mis pocos encontronazos con los críticos rescato algunos consejos para los nabos que caen en mis manos: primero, el mejor crítico es el propio gusto, pero si se quiere saber más, hay que consultar a un artista que sepa, y después al autor. Segundo, que si uno ve la crítica de algo y esa crítica dice que es bueno, no vale la pena ver o leer la obra, y viceversa. Tercero, que si te gustó algo, evites a toda costa saber qué opinan los críticos sobre eso.

*(Vale acotar que jamás leí El Principito, lo tengo pendiente todavía.)

Qué asco

Mi amor más inocente fue a los cinco años, en salita verde. Yo era un flaquito más y me gustaba la única de rulos rubios y ojazos celeste, pero también le gustaba al gordito quilombero de la clase. Así que un día, sin muchas más complicaciones, nos agarramos a las infantiles trompadas por el amor de Marisa. Yo le dejé un ojo morado y él me tiró al piso y me raspé dolorosamente toda la rodilla. Como consecuencia nos suspendieron por tres días (¡en jardín!).
Cuando volví todos me contaron cómplicemente que Marisa estaba enamorada de mí, pero me dio un chucho inexplicable y no le pude hablar. Así que en el recreo, cuando yo estaba en la hamaca, ella vino por atrás y se colgó de mí, como había visto hacer en una película. Me preguntó si me dolía la rodilla y dije estoicamente que no, y haciendo una demostración de valentía, me rasqué, arrasqué la cascarita y se la regalé. Ella me sonrió con sus ojos dulzones, la tomó con afecto, la masticó y se la comió. Fue raro que mi primer beso tuviera sabor a rodilla.

Consejito

El poeta golondrina en la cima debe preguntarse si su rima no es empalagosa, pues al menos que sea muy golosa debería dedicarse a la prosa. O a otra cosa.

domingo, 23 de noviembre de 2008

De mutaciones y el avance de las especies

Cando salió la primera pensé que era pelo grueso pionero en el pecho. No un hecho importante en mi vida, pero sí el comienzo de la peludez masculina.
Ahora sin embargo me da impresión mirarlas. Es sinceramente asqueroso: porque aquello que empezó siendo un cortito pelo robusto es ahora una colección de pestañas en mi pectoral derecho. Alineadas y parejitas, como alrededor de un ojo inexistente. Cada tanto siento una involuntaria contracción y "pestañean".
Y ya sé que esto es bien horrible, ¿pero qué pasará cuando pestañear se haga un hábito? O peor aún: ¿Si sale un ojo allí donde falta, si salen varios por todo el cuerpo...?

Ideas abiertas

De eso se trata esto.

Lo inacabado

Juan Iváñez había superado apenas la mitad de su vida cuando se dio cuenta que deseaba construirse una casa. Como problemas económicos no sufría, eligió un lindo terrenito, diseñó unos planos, discutió detalles técnicos con un arquitecto y contrató a cinco peones. Era octubre y esperaba poder tenerla lista en dos meses, pero la sequía y la lluvia hicieron que se hiciera diciembre y estuviera a medio hacer. Juan Iváñez se sintió profundamente abatido, no podía negarse.
Paseó una tarde calurosa por su pequeña casita sin terminar. Vio el techo, que era sólo chapas agujereadas por el momento, vio las paredes, a la mitad de las cuales les faltaban el revoque. El baño parecía casi listo, brillaba porque era lo último instalado. Había también algunos muebles en la cocina, tapados con plásticos para que no los percudiera el polvo, la cocina estaba en su sitio y tenía toda la instalación de gas ya realizada. Ventanas tenía, el piso de living necesitaba las losas, pero la base estaba, canillas había por todos lados, luz también. ¿Cuánto me falta?, se preguntó, y se sentó en el piso a observar.
Entonces tomó la decisión más rara que puede tomar un humano en su condici

sábado, 22 de noviembre de 2008

Las pelotas

yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain...

Tatú

A los dieciséis años se tatuó un tatú carreta en un homóplato porque estaba convencido que el futuro que le deparaba a su generación era súmamente nefasto y, como estaba diespuesto a entregar toda su sangre combatiéndolo, iba a necesitar un signo así para que reconocieran su cuerpo.
Tres años después de su muerte, cuando debería haber tenido veinticinco, se podía ver sobre el obelisco de la ciudad de Buenos Aires una enorme bandera roja con un tatú carreta en blanco. La gente no sabía si vitorear, llorar, huir del país o resignarse y esperar que todo pasase.



Vamos a comer a lo del Beto que nos hizo guacamole, carne con frijoles, carne con frijoles.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Y el doctor siempre soñó

El doctor siempre soñó decir "le queda un mes de vida". Y le tocó decirlo por primera vez a su mujer.

jueves, 20 de noviembre de 2008

La posta de la milanga

No miento en lo que digo, pero no me tomes todo enserio.

Los dos mendigos miserables

Los dos mendigos miserables, con sus húmedos harapos y dientes caídos, miran al gordinflón que pasa con su galera, su levita y su bastón de puntita blanca. Su naricita respingada, sus párpados maquillados varonilmente y su mujer de esclava a un brazo de distancia.
Uno de los mendigos escupe hacia un costado con repulsión y comenta:
-El orgullo es un gordo de patas flacas: cuanto más pesa más fácil lo hacen caer, y más gordos trata tirar consigo para compensar su propia caída.
Y luego de decir eso, agarra un cascote de un edificio que se estaba demoliendo a sí mismo y, con cuidado, apunta y lanza.



Buena combinación: Battlefield 2 y estadística.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Si la Ciencia cae

Se puede oír su voz rancia que camina con pies gastados el duro pavimento:
-¡Al gurú-gurú…!
Generalmente lleva, en su bolsito desmesurado sobre la espalda, unos cincuenta tipos diferentes de gurúes, mitad para el hogar, mitad para solucionar problemas callejeros.
Desde que cayó la ciencia los gurúes lo hacen todo. Pero no porque en verdad sean mágicos, no. Lo que sucedió fue que los Científicos se dieron cuenta que estaban muy lejos de hacer comprender a la población mundial cómo es que funcionaba la Ciencia, y que aún así, las creencias irracionales no quedaban de lado. Entonces renunciaron a su labor y el mundo se sumió en un caos. El Presidente los llamó a su pequeña islita, donde aún hacían Ciencia, y les pidió ayuda. Entonces los roñosos y viejos Científicos decidieron que la solución era enmascarar a la Ciencia, y ahí surgieron los gurúes: muñequitos simpáticos, con aspectos de vudú, demonio oriental, quetzal, ave trueno y esas cosas, que realizan diferentes actividades cotidianas y arreglan a los gurúes rotos. Y no se venden en tiendas de tecnología: esas desaparecieron. Se les dan a grandes distribuidoras que montan gigantescos toldos llenos de parafernalia juglaresca, y los que están fallados se los dan baratito a niños y ancianos indigentes para que los vendan por las calles y por los trenes.
Ahí va otra vez, mintiendo de su mercancía:
-¡Arregla tele, disketera, el gurú que usté’ quiera! ¡Compre, compre…! ¡Al gurú-gurú…!



Ahora, con permiso, me voy a hacer estadística, que lamentablemente la ciencia no cayó todavía.

martes, 18 de noviembre de 2008

Las teclitas

Mi teclado ya rechina pero las letras no se dan por vencidas.
El traqueteo aumenta como vías de tren en invierno.
Una vieja con valijas de metal haría menos aspaviento.
Un helicóptero con la mitad de tornillos, sin aceite y oxidado molestaría menos al oído.
Pero uno nuevo, lindo y con motor a helio no lograría volar tanto como mi tecladito.

I (L) U TECLADITO

El índice más lindo

Tres Marcas
La conspiración interminable
Naarian
El derrumbre
La locura del capitán
El prisionero
Alguien sabía
Guerra Verde
En su vasija
Taberna Feliz
El barco del cementerio
Capitán Actas al ataque
Buena suerte
Sinimbrayi
Reveses
Después del ocaso
El Libro de las Siete Hojas
El laboratorio del ermitaño
Cazador, águila y serpiente
Un hijo talentoso
Algo más allá del mapa
Mariposas, Mariposas, Mariposas
Bamfortúa
Dos hermanas
Un gran hueco
El cubo
Los escépticos
Manglares
A dos luces
Un perfecto adiós para un perfecto líder
Epílogo: segundo régimen

Popper

La pequeña avecilla avioneta pensó que llegaría alto algún día, y comenzó a probarlo: cada día volaba libre a las 7 de la mañana y trataba de pasar el árbol del jardín, que era muy alto de por cierto. Luego de una semana, pudo pasar sobre su copa. Entusiasmado, al día siguiente comprobó que podía volar un metro encima de él. Así, la pequeña avecilla avioneta fue subiendo un metro cada día: al martes, cinco metros por arriba, al jueves, siete, al lunes, once metros. ¡Se sintió imparable! ¡Llegaría más alto que cualquier otro ser en el universo!
Sin embargo un día, muchos meses después, salió de la órbita terrestre y comprobó que por más esfuerzos que hacía, no era capaz de volver: se había acostumbrado a hacer fuerza para arriba, no para bajar. Y así quedó, en órbita y sin oxígeno, y la avionetita murió en el espacio exterior.
¿Moraleja? Nunca confíes en tus razonamientos inductivos, ya lo dijo el salame de Popper.

lunes, 17 de noviembre de 2008

De cómo los Fragmentos...

"Yo vi a la Hermana Menor cayendo aquella noche desde mi pieza, pero no supe sino hasta tres semanas después qué es lo que había pasado. Escribí numerosos poemas sobre ello, diferentes alegorías y comparaciones con el corazón de los enamorados…"
Cimbaderos II


me llaman a comer, la escritura maniatada quedará más rezagada

Supposed to be, Jack Johnson

Maybe it's up with the stars
Maybe it's under the sea
Maybe it's not very far
Maybe this is how it's supposed to be
This is how it's supposed to be
Maybe it's trapped in a jar
Something we've already seen
Maybe it's nowhere at all
Maybe this is how it's supposed to be
This is how it's supposed to be
Looking forward as we rewind
Looking back is a trap sometimes
Being here is so easy to do
If you want to... If you want to


Ahora yo me pregunto: nunca más encontró Jack a su tortuga albina?
Pobre, seguro el dolor fue tan feroz que se compró otra en E-bay...

domingo, 16 de noviembre de 2008

La tortuga

Está comiendo la lechuga,
gritó mi hermana abajo.
Está comiendo la lechuga,
tuvo que repetir para que mamá escuchara.

no es
cuchara
es
cigarra

(melodías de verano)

sábado, 15 de noviembre de 2008

¿Qué dragón sos?

Hay dragones que vuelan seguido,
Hay dragones que vuelan cada tanto,
Hay dragones que nunca abren las alas
Y hay dragones que sólo echan fuego.

Couch potato

Tenía una biblioteca y la usaba sólo para limpiarla. Un día se le calló un libro por accidente y cuando lo levantó para acomodarle unas hojas dobladas, vio que había quedado en blanco.





Gané el primer concurso literario de mi vida (una lazagna, el primero en que participo y el primer premio), y sentí que desperdicié mi mejor cuento en un concurso pedorro de la UM cuyas bases no aparecían ni en internet. Así que me puse y escribí otro con el corazon, de temática parecida y de igual final dulceamargo.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Más falacia

Quiero que deje de existir el abrigo para que no llegue el invierno
quiero que mueran todos los viejos para que no los maten al robarlos
que no haya más mosquiteros, porque odio los mosquitos
y que se acaben los suspiros, para que no se sufra más de amores

jueves, 13 de noviembre de 2008

Falacia modus tollens

No deberían existir las mochilas para que no existieran las cargas,
y no debería haber más boletos para no tener que pagar al viajar.
No quisiera más agua, para no pasar sed,
y deseo más penumbras, para no tener que ver.

Vaqueros de la Libertad -guión literario

ESC I - noche - interior - casa del chico
Un hijo discute duramente con sus padres en la cocina de la casa mientras la televisión está prendida. Ellos gritan a su hijo que tiene que optar entre tal y tal carrera, y que cursará en tales universidades. Él, sacado de quicio, les dice que quiere seguir otra cosa. (De fondo se ve el noticiero de la tele, que dice: “los Vaqueros de la Libertad atacan de nuevo: el desconocido bando terrorista volvió a lograr su cometido”.) Ellos vuelven a decirle que no y él se va dando un portazo, gritando ¡yo voy a seguir “tal carrera”!

ESC II - día - interior - colegio
Al día siguiente el chico está con sus amigos, y uno le pregunta si lo van a dejar seguir “tal carrera”, y él dice que no. Le preguntan qué pasó con la charla tranquila con sus viejos y él les dice que se les fue de las manos y que no van a dejarlo ser lo que quiere ser, que ya estaba resignado. Muy triste, pone la cabeza entre las piernas y niega, abatido. Sus amigos le dicen que no renuncie todavía y, aprovechando que no lo ven, intercambian miradas de complicidad y asentimiento.

ESC III - día - interior - galpón
Se ve, en un cuarto oscuro, gente no reconocible preparándose para algo. Se ponen gorros, guantes, botas especiales, chaquetas, pañuelos en la cara, vaqueros ajustados, un paquete de galletitas, un paraguas, las llaves de un auto.

ESC IV - día - exterior - calle
[En cámara lenta.] Es de día y se ve una calle desierta. Por ella camina el chico principal, lento, triste, tal vez pateando una piedra, en sentido contrario a la cámara. De pronto se ve de más cerca que sale coleando un auto, que toma la calle enfocada y que acelera hasta llegar al chico, que apenas se da cuenta de lo que pasa. El auto clava los frenos al lado suyo, bajan varios encapuchados, lo toman a la fuerza y lo meten dentro del auto. Vuelve a acelerar y dobla en la siguiente esquina, desapareciendo y dejando a toda la calle tranquila.

ESC V y VI - día - interior - galpón/casa del chico
Se ve una mano en un lugar oscuro que toma un teléfono y marca un número. Del otro lado, la madre del chico raptado atiende el teléfono. El que llamó, con un pañuelo tapándole la boca al estilo vaquero, poniendo voz irreconocible, dice que tienen a su hijo, que son los Vaqueros de la Libertad. Del otro lado la madre queda horrorizada. Le dice que no tema, que no le pasará nada siempre y cuando prometa que su hijo podrá seguir la carrera que quiera. Ella está tan consternada que no contesta. Él cuenta hasta cinco en voz alta y como no responde, da una señal (ahí se equivoca y está a punto a revelar el verdadero nombre de su compañero) y el aludido le da un coscorrón al chico principal, que está con una bolsa negra en la cabeza, atado a una silla. (De fondo se ve una noticia de diario pegada a alguna parte, que tiene como titular: “los Vaqueros de la Libertad buscan próxima víctima”) La madre oye el grito de su hijo y grita ella también, exageradamente.

ESC VII - día - exterior - calle
Se ve una vereda desierta, de día. En ella aparece el chico secuestrado, con la cabeza aún tapada por la bolsa negra, desprolija su remera, en calzoncillos, con los pies unidos por una soga bastante corta. Camina torpemente, tratando de no caerse, mientras lleva un paquete en las manos. Entonces aparecen los dos padres del chico y la madre hacia él a toda prisa, llega, lo abraza, le saca de un tirón la capucha y llora junto a él. El padre, que quedó atrás, se acerca, abraza al chico secamente y retira el paquete que llevaba. Mientras la madre sigue sollozando a su lado, diciendo de lo mucho que había sufrido y el miedo bárbaro que tenía, el padre abre el paquete y ve primero una nota que dice: “Podría haber pasado algo mucho peor que tu hijo fuera secuestrado, y algo muchísimo peor a que quisiera seguir una carrera que a vos no te gusta”, firmada por Los Vaqueros de la Libertad. Hace la nota a un lado y ve que es lo que estaba debajo de la nota: unos vaqueros azules, ajustados, que tienen estampados en la pierna el logotipo de los Vaqueros. El padre lagrimea, emocionado, e interrumpe el llanto de su mujer. Le da al hijo los pantalones y, con voz quebrada, le recuerda que está en calzoncillos, que se ponga aquel vaquero. El hijo, asombrado y con ojeras, agarra el pantalón, sin creer aún la reacción de su padre.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Desesperanza II

Se sentía sólo como un gusano solitario en una manzana, como un corcho que se hundió o una pulga en la 9 de Julio. No había encontrado nunca al amor de su vida, no había entablado verdadera amistad con ningún otro ser viviente. Su madre parecía quererlo, pero no era suficiente. A su padre nunca lo conoció. Su mente le decía que habría un mañana, que todo lo que le faltaba llegaría pronto, que se fiara por una vez a que saldría bien; pero lo cierto es que ya estaba cansado de esperar, estaba exhausto de ver sus intentos frustrados, truncados, frenados. Estaba internamente podrido con el convencimiento de que nada iba a cambiar.
Sin embargo se equivocó pues a los dos días su madre lo dio a luz en la Clínica Modelo: un hermoso bebé que tenía una cómica carita de asombro y que toqueteaba todo. Lo pusieron en una cunita e inmediatamente se enamoró de la recién nacida de al lado. Aaah… Ahora sí, había llegado su hora, se dijo Don Rafael de Nuño.



a dos meses del necrótimo cumpleaños en bariloche

El Dadá



el dadá, el dadá, el dadaísta
el dadá, el dadá, el dadaísta
(lo peor es que lo tipié dos veces)
aquino debería haberlo pedido


al principe de antropqía le crece más rápido el ego que los músculos (:

martes, 11 de noviembre de 2008

Desesperanza I

Triste y encogido en su cama, se abrazó las piernitas y pensó: “de mil canciones de amor, no hay una que pueda dedicarle a ninguna”. Probablemente, al día siguiente encontró su media toronja.






:sí, en la antigua china, donde fue inventado este proverbio nororiental, se decía "toronja" y no "naranja" ya que, primero esta fruta fue desconocida hasta el siglo equis vecorta palito palito, sino que además era una fruta permitida sólo para ciertos grupos del clero budista (los vanbudistas), y desde la plebe hasta el emperador, todos tenían prohibidos cortantemente comer naranjas. Por eso usaban toronjas, que no cortan.
cortala rafa (candy, lo recuerdan?)

Pascualinita

Ánimos Pascualina
Habrá ventas mejores
Que la de hoy
O la de ayer

Con un timbre gastado
Y parvas de alfajores
Con una pilcha acá al lado
Y diez pobres corazones...
Con la cabeza podrida
Con la pobreza en la vida
¡Con un serrucho en la mano
Y sólo dos mangos pa’ reconfortar!

Cómo se vive, miseria
En la cárcel de la villa
Sin que el sol
Nos quiera ver

Vuelve a tu casa de noche
Vuelve, te están esperando
¡Vuelve te ordeno carajo
O te rajo de un palo pa’ despotricar…!
La sábana no te abriga
Tu esposo no te da el calor
Los golpes en la barriga
Son los diez hijitos que un forro dejó

Son diez pobres corazones
Sueltitos, a su merced
Paco y Paquito los comen
Los matan, los rompen y los ves volver
A puñal defienden su patria
Y se acuestan con ella después
¡A la pugna de fiesta y de facha
A la racha maldita la vida se fue!




sujeta a correcciones, sujeta a predicado, sujeta bien fuertecito y acá a mi lado

Esperar el colectivo

Los neptunitas observaron durante años a los terrícolas, analizando sus costumbres y sistemas de vida. Pero la única cosa que seguían sin entender era aquella extrañísima costumbre de juntarse en algunas esquinas, a diversas horas de día, hiciera frío o calor, lloviera o no. A veces charlaban, a veces fumaban, a veces llevaban extraños objetos, a veces no. Y luego, como una secta, se iban subiendo a aquellos vehículos enormes y desaparecían por largo rato. Lo que sucedía adentro de esos bochinchosos aparatos, los neptunitas lo desconocían y los llenaba de intriga. Entonces el neptunita más sabio y respetado en el Sistema Solar un día propuso una hipótesis: seguramente los terrícolas habían descubierto el constante espionaje, y aquellos sitios eran los antros preparados para la inminente subversión y ataque. Aquel día a las 15 horas cundió el pánico, y para medianoche todos habían muerto.

Viejito

Un viejo se nos acercó en la parada y empezó a hablar de huevos, del futuro, de culpa y de capusoto.
-Las cosas felices son pájaros: no se pueden tener mucho tiempo en las manos porque se enojan, lastiman y se vuelven malos.
Me pregunté quién le habría enseñado eso.
-Mi papá fue el destino, mi mamá la mala leche, acá me encuentro ahora, nadando en mierda agreste.
Llegó el villa leon x bacacay y nos despedimos intrigantemente.
-¡El general Belgrano era de racing! -gritó al vernos ir, para que nunca lo olvidáramos.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Condición humana III

Hombre se enamoró del martillo y lo llamó Mujer.

Condición humana V

Sonó la chicharra de su despertador y, angustiado en su sueño, saltó y manoteó el reloj para apagarlo. Pero se detuvo, mientras se le seguían perforando los oídos, a contemplar aquel molesto número romano: I, II, III, IIII. Estaba mal, ¡estaba mal! ¿Quién había sido el burro capaz de eso? ¿Cuál era el verdadero motivo? Porque no era el único reloj con esa infame característica. ¡Había miles…!
Trató de respirar hondo para serenarse, apagó el sonido, dejó el despertador sobre la mesa de luz… Siempre lo sacaban de razón aquellas pequeñas astillas de la realidad.






aroha rop atsab y

Condición humana IIII

Vino el zorro y le dio la receta para hacer una pastillita. Una vez que la probó le dijo, entre risas, que no viviría más si no comía una por día. Apesadumbrado, se dedicó a la ardua fabricación de la pastillita para poder vivir, y al cabo de un año era tan habilidoso que podía hacer varias en pocas horas. Entonces se la dio a algunos amigos y les dijo lo mismo que el zorro le había dicho a él, pero no les enseñó la receta, y a los pocos meses era millonario. El zorro se enteró de su fortuna y fue a visitarlo, pero entonces, para vengarse de él, apenas abrió la boca, le arrojó una pastillita adentro y le dijo, entre risitas, que el frasquito de pastillas estaba siendo vendido a cinco yenes. Pero el zorro, una vez que hubo tragado, rió más fuerte y, antes de saltar sobre él y matarlo de un mordisco en la yugular, le confesó que lo de morir había sido una mentira.

Condición humana II

Habían conectado su corazón a un molinete de viento de esos que los nenes suelen pedirle a mamá que les compren. Apenas despertó, fue corriendo con el molinete en alto hasta un lugar donde encontró viento; allí pudo comer y dormir tranquilo, y luego volver a su casa. Para ir a trabajar se le complicó más: soplar durante todo el viaje y pelearse con el jefe para que le prestara un pequeño ventilador, pues el muy tacaño no lo quería ceder. Así, inseguro e improvisando muchas veces con el molinete en la mano, pasó a vivir su vida. Hasta que un día, en el trabajo, alguien tropezó con unos cables, cayó al piso revoleando el vaso con agua para el jefe y, en la confusión, el sistema eléctrico colapsó y saltó la térmica.

Condición humana I


El pichón ha caído del nido. Lo llaman sus padres pero no abre los ojos aún. No sabe de dónde ha venido.

Preescolar

Se acercó el viejo duro y, negando sus suspiros, me comentó como si supiera:

-Que a una buena le sigue una mala, y a una mala una peor, así que sonreí de todas formas que en la forma está el sabor.

(no bordelencuentro)