martes, 30 de julio de 2013

Quisiera haber viajado

Los viejos del barrio ya murieron todos. Hoy camino por las calles donde transcurrió toda mi vida y casi no quedan rostros a quienes saludar y ante los cuales detenerse para comentar el estado de las cosas. Recientemente algunas personas más jóvenes (los hijos, nietos, sobrinos de aquellos viejos del barrio que ya fallecieron) son los que me saludan a mí y me llaman "don". Pero yo no les devuelvo el saludo porque me cuesta reconocerlos, los recuerdo de chiquitos, y crecieron tanto... Me da vergüenza la idea de confundir sus nombres.
El barrio cambió mucho. No sólo murieron todos los viejos vecinos, sino que lotearon las quintas y los terrenos baldíos y está todo construido, ladrillo, viga, cemento. Donde estaba el vivero pusieron un edificio de departamentos con cochera subterránea y dicen que tiene pileta en la terraza. No la vi, me contaron. Qué absurdo, ya los quiero ver cuando empiecen con filtraciones. Y allá donde estaba ese terreno lleno de cañas y hiedras, hay un galpón gigante, siempre gente entrando y saliendo, camiones, camionetas, coches. Pensar que nos pasábamos el día entero correteando entre las cañas sin escuchar más que pajaritos y chicharras... De las cañas, no queda ni una. Nada.
Estuve toda mi vida en este barrio, le comentaba el domingo a doña Clara (ella sí es "doña", ella fue siempre "doña" Clara). Nunca me fui muy lejos, ni por mucho tiempo. Nunca me agradó la idea de estar en un lugar que no conocía. Qué tristeza la mía cuando comprendí que el barrio que conocí ya no es lo yo sabía.

lunes, 29 de julio de 2013

Jugo puro de limón

-¿Por qué tan preocupáu chamigo? ¿Quí li anda pasandu?
-Todo -respondió escupiendo tierra.
-Ma tranquilicesé miamigu -sonrió desde la sombra del limonero-, si la vida li da limone, haga limona'a.
-Pasa que cada vez que la vida me dio limones -contestó, pateando piedras camino adelante-, me sacó a cambio el agua potable. ¡Mierda de limonada se hace sin agua, andá a chuparte un limón!

domingo, 28 de julio de 2013

Metáforas perfectas

Hoy fue un día de mucho mal humor hasta hace una hora. Déjenme contarles por qué ya no.
Estaba de mal humor, como ya les dije, y decidí descargar energías cortando el pasto. Fui hasta lo de un vecino viudo que ya no puede encargarse de su propio jardín y me puse a trabajar, usando su máquina vieja y poderosa. Mi mal humor se acrecentaba cada vez que su perrito, ansioso, se enredaba con el cable en sus intentos de atraer mi atención.
En un momento de imprudencia mi pie resbaló sobre la máquina y fue a parar abajo de las cuchillas. Sentí un golpe rápido en la punta del pie, sobre los dedos más chicos, y fue como si el tobillo se convirtiera en una hélice mientras salía despedida hacia atrás. El dolor subió hasta la rodilla y apenas tuve tiempo de apagar la máquina antes de caer sentado.
Ok, mantuve la serenidad. Pasado el primer dolor agudo, ahora no lo sentía tan grave. Vi la zapatilla con la lona rajada de punta a punta. ¿Se veía sangre? No. ¿Sentía el pie húmedo? No, tampoco. No me había cortado ningún dedo. ¿Los podía mover bien? Sí, parecía que sí. Con cuidado me saqué la zapatilla y vi que la media estaba sana. Eso me alivió enormemente. Saqué también la media y vi que los dedos estaban ilesos. Un poco rojos, nada más.
Enseguida escuché un jaleo y el perrito de mi vecino se me vino encima para que le jugara, a lo que respondí, en el colmo de mi mal humor, con un empujón violento. El perrito se quedó atrás, mirándome, sin entender. Y ahí fui yo el que entendió. ¿Cuándo había jugado con una persona por última vez ese infeliz animal?
Me puse la media y la zapatilla, me incorporé y me puse a jugar con él. Durante diez minutos, en los que gasté más energía que en dos horas de cortar el pasto, fui todo lo que el perrito quiso, lo corrí, le chumbé, le tiré palitos, nos revolcamos juntos, me dejé arañar por sus uñas largas, me dejé lamer toda la cara, lo acaricié hasta que se calmó.
Qué parecidos somos vos y yo perrito, pensé mientras seguía cortando el pasto. Qué metáfora perfecta nos regala la vida.

viernes, 26 de julio de 2013

Luces apagadas

-Si apagáramos las luces...
-¿Sí?
-Y pudieras convertirte en lo que quisieras, pero serlo sólo mientras está totalmente oscuro...
-¿Serlo de verdad?
-Sí. Real. Pero nadie lo puede ver.
-Entiendo...
-A ver, apagá las luces. Vamos a jugarlo.
-Listo. ¿Entonces?
-Ahora, en este momento, si pudieras ser cualquier cosa. ¿Qué elegirías?
-¿Y sería real real?
-Sí, claro.
-O sea, a ver si entiendo. Si deseo ser una reina, ¿tendría una tiara de oro y un cetro y un lacayo masajeándome los pies?
-Exacto. Pero yo jamás vería la corona ni nada de eso, porque apenas prendamos las luces, todo desaparecería.
-Claro... Mmm... Esto da qué pensar. Elegiría saber tocar todos los instrumentos mejor que nadie, porque no hace falta ver para disfrutar la música.
-¡Interesante!
-¿Y vos?
-Elegiría ser tu amante.
-Voy a prender las luces.

jueves, 25 de julio de 2013

Juego sin cobardes

Parece un juego divertido,
pero nunca me explicaron las reglas,
nunca fui elegido,
nunca nadie quiso jugar conmigo.
Siempre miré desde afuera,
siempre esperando el momento,
siempre en la ansiedad,
nunca pude estar contento.
Pero hoy vi que nadie jugaba
en realidad, como yo creía,
todo el mundo inventaba,
y yo, cobarde, me lo perdía.

Nunca nunca una palabra en vano

Escribió toda su vida en secreto, esperando tener suficiente genio para cambiar el mundo con cada una de sus palabras. Pero al final nunca dijo nada.
Yo sólo escribo para aliviar el dolor de la risa en la cara.

miércoles, 24 de julio de 2013

La hormiga y la flor

Una vez una hormiga
se enamoró de una flor.
Y quiso mostrarle su amor
dándole cosas lindas.
Le llevó luz, miel, risas, café,
avellanas, cosquillas, noches, aire.
La flor le agradeció
dejando caer un pétalo.
Y así
a la hormiga besó.

Mi flor del balcón

Llevé una maceta al balcón. La llené con llaves viejas y en el medio planté un corchito de vino que me regaló un ciruja feliz. La regué durante años con el primer pis del amanecer y con el último bostezo de la madrugada. Todos me desalentaban, decían que no servía de nada. Pero mirá vos, miralo vos ahora, digo yo, si vieras mi maceta en el balcón, toda herrumbre y una flor, como un origami que fue vino, que huele a historias, que me emborracha el corazón.

martes, 23 de julio de 2013

Bomba de tiempo

¿Sentirá todos como siento yo esta música? No es sólo ritmo, no es sólo cadencia, no es sólo vibración. Es saltar y mover el suelo, tocarse el pecho que es un tambor, sentir que el aire entre los dedos temblando de la emoción, cerrar los ojos y volar la cabeza atrás, dejarlo que entre todo, dejarlo exhalar. Es la espontaneidad africana ante el parche tenso, es la vuelta en el cielo del flamenco español, es el esquema brinco oriental y el trance chamán del sol. Es el alma que transpira sus penas, es el corazón que vacía sus agendas, es el cuerpo que purga todo el mal.

domingo, 21 de julio de 2013

Huracán vs. edificio

Dijiste "qué edificio más ridículo" y empezaste a derretirme el material aislante, ensanchaste todas mis fugas, atoraste los ascensores de servicio, me inundaste el subsuelo, enredaste los cables de la terraza y cortaste todos los suministros durante la madrugada. ¿Por qué te manifestaste así? ¿Cómo esperás que funcione ahora? ¿Qué va a decir de mí, y de vos, el resto de la ciudad...? ¿Qué te importa lo que opine esta ciudad, si ya te estás alejando tempestuosa e irreversible? ¿Qué me importa a mí, si ya te estás alejando, tempestuosa e irreversible?

sábado, 20 de julio de 2013

Overly attached

Te admiro y te respeto y te envidio sanamente y me caés muy bien como persona y te amo y te ofrecería todo lo que soy porque te adoro y me provocás la más fina ternura y te creo porque sos geniuna y te sigo porque sos mi guía y ahora te corro porque te asustaron mis palabras y grito fuerte que te quiero que te quiero que te quiero que te quiero y porque así ya no habrá otra salida.

viernes, 19 de julio de 2013

Lejos y sin paraguas

Se fue sin mochila, sin piyamas,
sin paraguas, sin bloqueador para el sol,
sin arrugas, sin remiendos
sin sonrisas, sin decir chau.
Dijo que se alejaba por ambos,
para ver qué tan lejos llegaba a buscarlo
el recuerdo de mi voz.

Ituzaingó por autopista

La ciudad se mueve. Parpadea. La noche llega sin papeles. Un amor negro corre por el cordón de la vereda, un humo tímido quiere cantarle al balcón de la medianoche. Pedacitos de un suspiro se desparramaron tras las cortinas.

jueves, 18 de julio de 2013

Caroline

Hace tanto calor adentro
que las ventanas se empañaron.
Hubo tanto viento anoche
que las cortinas volaron.
Mis manos no son suficientes
para retener tus sueños.
Por eso vuela, vuela, sigue
lejos de mí y de quien quiera anclarte.
Pero vuelve a comer, a dormir,
a contarme historias,
a decirme bajito
que hace viento afuera y calor adentro.

miércoles, 17 de julio de 2013

Encontrarte la verdad

Prefiero ir conociéndote por las uñas, poco a poco, una a una, antes que tenerte por entero y ser incapaz de encontrarte una verdad. ¿Qué problema hay en detenerme a recorrer cada uno de tus nudillos, tus muñecas tan angostas, el bello del antebrazo y la vena que se transluce bajo la piel? No va a ser tiempo perdido, ni va a ser un camino largo. Seremos pura expectativa, seremos simbiosis, seremos exploradores infinitos de la infinita agonía de Zenón, seremos nubes acariciando el mar, seremos el delicado orgasmo de una flor, seremos un llanto de rocío que se resiste a ser vapor.

martes, 16 de julio de 2013

Amor que desaparece no muere

Me explicó que el amor a veces muere, y otras veces sólo desaparece. Me contó que el duelo por una muerte se elabora desde la realidad de una ausencia, pero el duelo de una desaparición se elabora una y otra vez desde una infinita gama de posibilidades. No otorga paz. Entonces me enseñó, con manos gentiles y violentas, a asesinar a ese amor que ya no se podía encontrar: a darle un rostro y una consistencia para poder apuñalarlo en el cuello y morder sus entrañas. Me mostró cómo hacerlo y después, sonriendo, me obligó a hacer lo mismo.

Camino por la casa

Conozco tan bien esta casa que, con los ojos cerrados y los brazos estirados, camino y voy sintiendo, en la punta de los dedos, el florero y las cortinas, el metal de la baranda, la cornisa, la puntita del alero, el humo que dejaste muerto en el cenicero. La recuerdo tan bien que me deslizo sin mirar escalerabajo y me detengo en el agujero donde antes guardabas tu paraguas, donde colgaba tu tapado carmín, donde preparabas tus palabras de cariño hacia mí. Camino hasta el buzón, lo ausculto y sé sin abrirlo que sigue vacío.

lunes, 15 de julio de 2013

Momia lentamente

En el Antiguo Egipto esperaban a que murieras para momificarte. Hoy no. Hoy arranca la momificación apenas nacés, te operan sin que te des cuenta, te vendan, te insensibilizan pedacito a pedacito. Un día notás que ya te agarraron las rodillas, y no tenés ganas de salir a correr. Después sentís algo que te atrapó los pulmones, o las venas, o la visión, el olfato, la memoria. Y son vendajes, es que te estás volviendo una momia sin siquiera envejecer. Pero mientras no te momifiquen la voluntad no es tarde, siempre se pueden cortar las vendas, roer el encierro, revivir.

domingo, 14 de julio de 2013

No se puede no reír con tu risa

No se puede evitar un silencio ante tu cuerpo.
No hay forma de resistirse a tu falda corta.
No es posible desviar la mirada de tus ojos delineados.
No hay manera de abandonar tus conversaciones.
No existe forma de olvidar tu risa.

sábado, 13 de julio de 2013

Crecer para sonreír

Existe un lugar especial para los colectiveros que, aunque tengan el bondi casi vacío, te ven pero no te frenan porque ya venían con envión.
También existe una indulgencia especial para los que saben que estás pagando de menos en el boleto, pero no te dicen nada.
No sé si ahorro tiempo y agua lavándome los dientes en la ducha, pero de alguna forma se siente muy bien.
El agua se pega contra cada piedra, se separa y vuelve a encontrarse, lucha, cae, tropieza y desgarra para poder respirar y purificarse, llegar a la calma y la transparencia. Pero sabe que si no quiere pudrirse, deberá buscar pelea. Y pronto.
Antes quería crecer para ser interesante. Después quise ser bueno. Ahora sólo quiero madurar para reír.

viernes, 12 de julio de 2013

Bañadera de sueños

Hay un hombre a quien admiro. Es un hombre que se libró de sueños. Una noche en que la tristeza de toda su vida se concentró en su cabeza, decidió ahogar sus sueños en la bañadera. Los mató, los vio desintegrarse, hundirse, poco a poco desaparecer por las cañerías.
Hoy ese hombre sonríe cada día. Tiene el alma vacía, pero la recuerda cuando estaba llena, y se contenta con pensar que tal vez, con una llovizna, todo vuelva a valer la pena.

jueves, 11 de julio de 2013

Sus tribunales

El silencio y la duda me encadenaron cada músculo y cada hueso. El juez estaba allí, atrás de una cortina de luz fría, pero era su secretaria quien me provocaba ese pánico sordo. Ella, su libreta con papeles, sus zapatos brillantes con tacos altos, su cintura angosta y el pañuelo rojo al cuello. Ella y el pliegue pronunciado bajo la axila derecha, que acompañaba la cadencia de su postura desdeñosa y ayudaba a demarcar sus enormes tetas escondidas bajo la ropa. Ella, su pelo en un rodete que dejaba escapar un mechón oscuro, los ojos delineados con negro, los dedos sin anillos.
Alzó una ceja, esperando, a través de la duda y el silencio, mi respuesta. El juez, allí atrás, sin rostro y jugando con un dedo índice sobre el martillo metálico, parecía adivinar mis pensamientos. La sala, en completa oscuridad a mis espaldas, iba y venía en un murmullo nervioso.
-¿No piensa responder? -me preguntó la secretaria del juez.
-Sí. Yo la amo.
No hubo más silencio, ni dudas. El martillo del juez golpeó setenta veces y fui encontrado culpable.

martes, 9 de julio de 2013

Los besos no se roban

Los besos no se roban, porque el ladrón nunca merece lo que obtiene.
Los besos tampoco se merecen: no son pagas ni son premios ni recompensas.
Los besos se regalan, y se los deja ir enseguida.
No se guardan ni te atesoran, se devuelven para así pedir otro y otro y otro, siempre con la boca vacía, sin recuerdos, sin memorias, sin más besos que un presente.

domingo, 7 de julio de 2013

Diálogo

-El año pasado puse el plantín en tierra. Habrá crecido bastante.
-Es un árbol de crecimiento lento.
-Pero el la tierra era muy fértil. Seguro creció fuerte y sobrevivió el invierno.
-¿Es ese de ahí?
-Sí. Vamos a medirlo.
-¡Cuidado! ¡Ahí, un panal! ¿Lo ves?
-¡Ah, sí! ¡Qué grande es!
-...
-Mirá todas esas abejas...
-La naturaleza impresiona, ¿no creés?
-¿Por qué lo decís?
-Existe un acuerdo tácito en todo. Todos hacen lo estipulado. Nadie es egoísta... Todos colaboran a su modo con la misma naturaleza. Está el que lleva la voluntad de cambio y también el que le sirve de apoyo, e incluso está el que se resiste, muere y fertiliza el mundo.
-Si las sociedades nuestras fueran así...
-Se están alejando. Algo las alejó del panal.
-Aprovechemos a medirlo.

sábado, 6 de julio de 2013

Esperanza del mal final

Iba caminando por la calle cuando vi una cotorra aplastada por la rueda de un auto. Era la primera vez que veía una cotorra en esa situación. Sí palomas, horneros, zorzales, pero nunca una cotorra. El verde de las plumas destacaba mucho contra el triperío marrón y el asfalto violeta y pesado.
Subí a la vereda y me encontré con una rama de poda que obstruía el camino. A patadas furibundas la devolví al motón de ramas, despejé la vereda. Si mi abuela pasara por ahí, esquivando los cráteres del embaldosado, y se encontraba con esa rama, se caía de culo al querer esquivarla, sin lugar a dudas.
Metí las manos en los bolsillos, no sin antes ver esas cicatrices que no sé cómo me las hice, y la suciedad de las uñas. Era barro hecho con el polvo de una casa vieja y las gotitas de la bruma matinal.
Pensé: ¿de qué sirve la esperanza estoica? ¿La esperanza demente que se sabe que conduce a un mal final? Y no supe responderme. ¿Dónde estaría, sino, sin esa última esperanza? Como tampoco supe responderme, dejé de reprocharle a la esperanza vana y le agradecí por todo, girando en la esquina de mi cuadra.

viernes, 5 de julio de 2013

Marionetas del amor

Pobre Pinocho. Un día se enamoró y sintió algo extraño por adentro. Pensó que eran termitas, gusanos, polillas. Se bañó en insecticidas y buscó en vano el orificio por donde el bichito se había metido. No lo encontró. No sabía por dónde se le filtraba el amor. Hasta que un día visitó al Hada Madrina y ella se le rió, le dijo que no fuera tonto, que ya no era marioneta, que era amor, que era lindo, que se alegrara, que besara. Pobre Pinocho, pensó, será humano pero todavía es un títere del amor.

jueves, 4 de julio de 2013

Por eso repito tu nombre

Nunca supe mentir.
No sé decir cosas falsas.
Por eso repito tu nombre
cuando las horas se hacen largas.

miércoles, 3 de julio de 2013

Líneas blancas

Íbamos camino al sur. Fue este verano. La ruta estaba vacía, el espacio era tan infinito que daba rabia tener que ir en línea recta. De pronto la duda: ¿cuánto creés que medirán las rayas blancas del medio?, pregunté. Un metro, aventuró. Dos. Hubo un silencio que, por la velocidad a la que íbamos, pudo ser eterno. ¿Vos qué creés?, me preguntó. Justo en ese momento pasamos al lado de un zorro aplastado. A ver: frená, le dije.   Y frenó y nos bajamos en medio de esa ruta en un espacio infinito, en un camino vacío, a medir las eternas rayas blancas, centímetro a centímetro.

martes, 2 de julio de 2013

Little stalker

Hay infinitas cosas que ignoro, pero sólo pocas que no sé. No sé cuál es tu hora preferida del día ni por qué odiás a las mariposas, no sé cuál era ese apodo que te traumó ni qué contestarte cuando te callás antes de terminar de hablar. No sé por qué preferís el pochoclo salado, no sé por qué das vueltas por la casa en la madrugada, no sé con quién hablabas el otro día, no sé qué leíste en las noticias, no sé qué viste en aquel oficinista que salía del banco, y todavía, por más que intento, no sé cómo dejar de seguirte.

lunes, 1 de julio de 2013

Volverse tonto

Las pecas de tu hombro derecho y el tramado de las calzas sobre tus muslos. El rulo de hilo sisal donde colgás tu manopla de cocina y el canto del zorzal en el alero del balcón. Esa risa tuya tan liviana como un diente de león y el hueco que queda en el sofá donde tomamos desayunos. Los recuerdos de tu infancia y los proyectos a futuro. Las tostadas con miel, el bizcochuelo recién hecho, el ruido de tu pulso, la piel de gallina al viento.