miércoles, 30 de septiembre de 2009

Coleccionables


Pasto así. Pasto asá. Quiero hacer pis y maracuyá. Si no viene ahí entonces se va. Le dije que sí, me dijo que naah!

De I a O (falta uh)

Llega a estación I. La boletería está cerrada, hay que pasar directamente. El tren está por partir, se sube a él sin sacar boleto, apurado. Al llegar a la estación O no tiene boleto, y se lo dice al hombre que cuida el molinete. "Lo siento, sin boleto la multa es de 10 pesos", le dice. Entonces le contesta que estaba cerrado, que estaba apurado, que si quería podía pagar el boleto ahora. "Para pagar el boleto tenés que pasar el molinete, y por pasar el molinete sin boleto tenés que pagar 10 pesos", le dice. ¿Entonces qué solución hay? "Que vuelvas a estación I y saques boleto y vuelvas". Pero si vuelvo a estación I, le responde, no voy a poder comprar el boleto, porque para eso tengo que pasar los molinetes, y sin boleto tendría una multa de 10 pesos. "Lo siento, acá no podés pasar", le dice finalmente.

Agradezco no ser K ni Kafka ni ser viejito. Salté el molinete y chupame una teta hijo de la gran siete.

lunes, 28 de septiembre de 2009

No hay nadie más

(Cual animé tranquilo alrededor de un colegio japonés, obiamente rodeado de sakuras en flor que se deshojan lentamente, se oye música imperceptible mientras los dos hablan.)
-¿Vos te diste cuenta de tu cambio radical?
-Antes me sentaba sí o sí en el último asiento (antes de la puerta) del lado de la ventanilla. Ahora en cualquiera, a veces del lado del pasillo.
-¿Y por qué?
-No sé.
-¿Pero no sabés cuándo se dio el cambio?
-No estoy seguro. Creo que empezó por un tema de disponibilidad de los asientos. Calculo que hace tres o cuatro años que dejé de buscar siempre el último asiento a la ventanilla para sentarme en el que más me convenía ese día y a esa hora.
-¿Qué pasó hace ese tiempo?
-¿A parte de pensar en comodidades? Dejé de ser algo solo.
-¿Y ahora?
-Ahora tengo amistades.
-¿Y por qué surgió el paulatino cambio radical?
-Porque sentándome en un lugar disperso, del lado del pasillo, aunque esté el colectivo vacío, me siento acompañado. Si estuviera lleno de gente alrededor me sentaría de todas formas ahí. Cuando me sentaba atrás podía estar lleno y con gente parada, que igualmente me iba a sentir solo.
(Una última nota larga de viento atravesando la luz de un bambú. Las sakuras ya no están en flor. [Y a mí me esperan varias series de animé.])

sábado, 26 de septiembre de 2009

Tres líneas

El que me miente que se crea su mentira,
el que me hiere que me vende las heridas,
el que me empuja que no vea mi caída.

El que reza sin creer ser escuchado
es el que gobernará todo a último segundo.
El que se justifica en lo patético es como un miserable.

El que escucha que está siendo insultado
y sin embargo no le da la espalda al mundo
que me espere: quiero que seamos inseparables.

Hay una cosa entre todas que no pierde sentido
y resulta ser la búsqueda de la felicidad ajena.
A la sonrisa interior del que es bueno nada la frena.

Condición humana XXIX

Ellos tienen unas manos con las que pueden levantarte o matarte a puñaladas. Y a su vez, ellos lidian entre las dos fuerzas gobernantes del cosmos: el Predestino y la Nada. El Predestino les hace sentir que, levantando a alguien o apuñalándolo, están haciendo las cosas bien y serán recompensados. La Nada les hace sentir que, haciendo las mismas cosas o quedándose de manos cruzadas, todo va a ser igual. (La Nada es absurda, sin lógica, llena intriga imposible de resolver.)
Pero resulta que junto a estas dos fuerzas gobernantes, hay un Dios y un Belcebú. Y tanto Dios como Belcebú tienen enormes martillos de dos caras: con una de las caras martillan dedos y les dejan la marca de la Nada, y con la otra cara martillan dedos y les dejan la marca del Predestino. Por eso, a ellos se les hace difícil decidir si levantarte, no hacer nada o acuchillarte.

Todayidad y (nadanadesa)

Porque la nada no es nada más que ella misma, y el todo abarca todo salvo a la nada egoísta, vino a verme la todayidad: la totalidad que incluye a la nadanadesa: la nada (o -huh-) que excluye su propia naturaleza.


No quiero ser viejo, a menos que compruebe, en sus vecindades, que vuelvo a ser niño a causa de las senilidades.

Plantita rodadora (ilegal)

Iba a pasar la número VI
pero no la dejaron pasar.
Y sin embargo cruza el desierto como mexicano ilegal
porque yo quería replicar:
che, plantita, ¿por qué me decís que el mar
se llena con la saliba de los amantes
que no saben amar?


¿Cómo le decís que hace cuatro años no lo amás si hace sólo dos se casaron?
No toda la nada tiene sentido, sólo alguna.
Y a propósito: todayidad.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Coleccionables

Moneda.

Cicatrizar mientras sangro es difícil, cantar mientras guardo silencio es irritante, extrañarla mientras pienso en otros futuros me boicotea a mí mismo, querer volver cuando volver es imposible me desespera. Querer todo, no hacer nada, no tener nada, despreciar todo, me suquiturrababea.

Norita intenta leer el periódico

Victorino de la Plaza, luego de ponerle fin diplomático a la división étnica que dividía a la Argentina entre bavianos y mulanos, con un decreto del 13 de Diciembre de 1914 cerró las causas de conflicto más graves: el atentado contra la embajada de Palestina entre ellos. Una semana más tarde, Norita oyó a peatones que hablaban sobre el tema. Ella los vio leyendo cosas de un montón de papeles que ellos llamaban “diario” o “periódico”, y tuvo ganas de tener uno de esos para poder saber bien qué estaba haciendo el gobierno con los bavianos y mulanos, pero no podía pagar uno porque no tenía dinero.
Sin embargo al día siguiente se enteró que el gobierno estaba pagando treinta pesos por cada trenza roja: con esa medida esperaba que los mulanos heroicos, que aún se resistían al nuevo país, se deshicieran de su peinado. Así la sociedad no los excluiría y poco a poco podrían adaptarse a ella. Norita le tenía mucho afecto a sus trenzas rojas, pero pensó que nada podía hacer. Así que bien temprano al día siguiente, apenas vio que aparecía el chico pecoso que vendía diarios a los gritos, Norita fue corriendo hasta él, tapándose por un viejo sobretodo negro, y le chistó. El chico pecoso se le acercó y ella, ante su vista, sacó un cuchillo y se cortó una trenza. Se la dio al tiempo que manoteaba el diario que el chico tenía en la mano. ¡Treinta pesos!, pensó el canillita, sin llegar a atinar a decirle a esa mulana heroica que estaba pagando demasiado. Norita desapareció corriendo, llorando por su trenza perdida, pero con un periódico en sus manos.
Una hora después, cuando vio que no entendía ni una sola letra de aquel diario, se dijo a sí misma que un gobierno que no publicaba noticias en un idioma que ella entendiera, no era un gobierno amigo. Cortó delgadas tiras del papel, las tiñó de rojo con un poco de su propia sangre e intentó pegarla allí donde se había amputado una. Pero no pudo, y siguió llorando desconsolada.


¿Para qué hacer avioncitos de papel si no les darás oportunidad de probar sus alas?

jueves, 24 de septiembre de 2009

Bloggadas y otras rarezas

lityda fulity disas tostor meestive exionses resse satine abiryaw (palabras blogger para dejar comentarios)

La ropa heredada de mayores se reconoce por los agujeritos que traen.

¿Adónde van las ideas que la imaginación olvida? Quien encuentre el cofre con ese tesoro abandonado sería... muy afortunado.

Calculé que, aunque lea toda mi vida en los viajes a la facultad, hay aproximadamente mil o dos mil libros que no voy a poder leer. Entonces, como hay mil o dos mil libros que jamás voy a tener tiempo de leer personalmente, a cada persona que me cruzo en el transporte público le pregunto qué está leyendo y le pido que me haga un pequeño resumen del texto. Así salvo un poco la diferencia.

Si sos mujer y te considerás linda y viajás en subte (especialmente líneas A y C y W'), tratá de pararte cerca de la pared, no cerca del subte que está llegando a la estación. No me gusta que las chicas lindas sean sólo un borrón en la ventanilla, me gusta poder seguirlas con la mirada aunque sea medio segundo, y robarles pensamientos de sólo mirarles la cara.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Antiguo cuento de Neorkraton

Oriy y Aciv eran dos amigos inseparables. A Oriy le gustaba jugar con su imaginación y a Aciv le gustaba buscar cosas. Solía decir que buscaba cosas para así, indirectamente, encontrar lo más importante de la vida; todavía no sabía qué era esa cosa, pero la buscaba y la quería encontrar. Un día Oriy quería que Aciv dejara de buscar un poco y jugara con él, pero Aciv quería que Oriy madurara un poco y dejara de fantasear, y se pelearon y se separaron y cada uno fue a hacer lo suyo. En el fondo de sus corazones sabían que a la noche se iban a encontrar y se iban a reconciliar. Pero esa tarde, mientras Oriy jugaba en la playa, una ola salvaje lo arrastró al mar, y allí una raura mágica lo devoró: el cuerpo de Oriy dejó de existir, pero su alma, por la magia de la raura, se quedó en la playa donde había estado jugando. Esa noche Aciv volvió a su casa cargado de pequeñas cosas que había encontrado, y se quedó esperando a Oriy. El alma de Oriy lo miraba entristecido por la ventana, sin que el otro pudiera verlo. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Cómo podía decirle a Aciv que había muerto?
Cuando a los pocos días Aciv vio que Oriy no volvía, decidió salir a buscarlo. Creía que estaba realmente enfadado con él y que por eso nunca había vuelto, y estaba arrepentido y quería pedirle perdón, y que si era necesario renunciaría a sus búsquedas con tal de volver a estar junto a él. Oriy se compadeció, porque Aciv empezó a preguntarles a diferentes personas si habían visto a Oriy, pero todos negaban. Entonces el alma de Oriy tomó forma de un cangrejo, y cuando Aciv le preguntó si había visto a su amigo, el falso cangrejo le dijo sí, a cinco días de navegar hacia el poniente. Y una vez que Aciv llegó al lugar indicado, el alma de Oriy tomó forma de un anciano, y le dijo a Aciv que lo había visto cerca de una isla con una gran montaña; una vez allá, Oriy tomó forma de mono aullador, y le dijo a Aciv que Oriy había partido hacía una semana en dirección al naciente. Y allí fue Aciv, esperanzado, creyendo que encontraría pronto a Oriy. Pero Oriy viajaba con él sin que pudiera saberlo, siempre camuflándose de animal, niño o planta, dándole pistas falsas, dándole esperanzas interminables.


Una de las historias que Seron contaba a Actas de pequeño y que Actas contará a Saidara de bebé. (Inspirada en el cuento que el papá le dio a Yakumo, en School Rumble.)

Pirucha zanahoria panfletera II

Suenan las cosas en esta casa aunque nadie esté por ahí. Lo más común son las puertas que se abren y se cierran, pero no se abren ni se cierran: cuando nadie ve, hacen ese ruido. También las sillas se arrastran, se escuchan pasos, que meten troncos en el hogar, que sacan la ceniza, que prenden o apagan la luz (y las lamparitas se prenden y se apagan sin que nadie toque las teclas). Todas esas cosas son comunes en casa, sobre todo a la noche. Intentamos exorcizarla, pero nos pareció inútil: sea lo que sea que mueve las cosas y abre las puertas, no nos molesta. Ya hasta no da miedo ir a buscar comida nocturna. Ya es algo más de la casa, como un color raro de pintura de pared, nada más.

Guru guru mawatte sutekina sukuuru days

Comedia mi vida es, día a día un carnaval. Giran giran alrededor los días que en mi colegio pasé; parecen nunca terminar, se me hacen una eternidad; me pregunto si algún día acabarán. Y si nos volvemos a ver, si nos volvemos a encontrar y si ya hemos cambiado y somos adultos: no es que me olvide de ti, perdóname si me olvidé de ti. Perdóname, lo siento, nunca quise olvidarte pero aunque hayamos cambiado tal vez, aunque seamos adultos te recordaré: porque eres especial para mí.

Tenía que ponerlo, me hace bailar llorando invisibles.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Pirucha zanahoria panfletera I

Un colectivo mal iluminado. Uno de los tubos de luz parpadea cada tanto, como relámpagos. Afuera llueve con tanta fuerza que apenas es visible el exterior. Todas las ventanillas están tapadas de vapor que se condensa cada vez más. Hay un olor indefinido a tierra, humedad y grasa. La gente habla, apenas hay algunos parados. El murmullo del motor y de las voces es tranquilizante, el de la lluvia también. Lo único raro son los limpiaparabrisas: hay uno en cada ventanilla. La del frente, la del fondo y en todas las laterales. Se mueven descompasadas, a diferente velocidad cada una, haciendo distintos ruidos. Parecen viejos, o sillas de ruedas, chic, chac, chiuc, chiac. Los limpiaparabrisas, la luz que titila y los carraspeos amargos del conductor son lo único molesto.

Hay C. No hay C. No sé dónde mirar sin en(lo)que(C)er.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Coleccionables

Allá donde vive la princesa.

(Y no hay nada más que agregarle a esta pieza.)

Toque timbre primavera

Una manta nos cubre a todos pero a uno los abriga y a otros no tanto, a unos los lastima y a otros les hace cosquillas. Pero no creo que los otros, los desgraciados (ni los multimillones) estén ahí sólo para demostrarnos que esas mismas cosas podrían pasarnos a nosotros: estamos todos abajo de la misma manta.

Hoy termina el invierno (sinónimo, antónimo y rima de infierno) y sin embargo no lo siento: para mí importa el equinoccio (¿u oqui?), lo demás es puro cuento.

Necesito mi distracción, perdí las anteriores. Tiene forma de chupete y es multicolor, fíjense si la encuentran en ustedes mismos o a su alrededor.

El mejor invento sería el timbre para la inspiración: si yo tuviera uno sería genial.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Penas, angustias, III

Esta pasó hace pocos meses. Era invierno ya y hacía frío y llovía con mucho viento. Volvía de la facultad y mi papá me estaba esperando en la parada del colectivo con la camioneta para ahorrarme la posibilidad de un resfrío. Me subo a su lado y le digo que espere un par de minutos, que en el colectivo que venía atrás del mío podía venir mi hermana. Pasaron pocos segundos y el Tuqui, un vecino conocido y más bueno que miguita de pebete, pasó camino a la parada de colectivo con su paraguas. Yo lo saludé, él a nosotros, pero mi viejo no lo vio.
Entonces llegó el bus que venía atrás del mío, y se bajó una chica. Yo miré en la penumbra y pensé que podía ser mi hermana, pero no: era la novia del Tuqui. Al ver que no era mi viejo arrancó y listo. A una cuadra yo le dije: "No era Mar, era la novia del Tuqui." "¿El Tuqui?" "Sí, ¿no viste que nos saludó?" "Ah no, no vi. Lástima, podríamos haberlos llevado hasta su casa." Y así terminó la cosa, pero yo quedé con un remordimiento que se aferró de hasta lo unicelular que vive en mí: de haber hecho el comentario unos metros antes, les habríamos ahorrado esas horribles cuadras al buen Tuqui y su novia. No pude evitar imaginármelo, avanzando con su paraguas bajo la lluvia y el viento cortante, comentándole a la novia lo garca que era mi papá, que no lo saludó y que arrancó rápido la camioneta apenas ella llegó, para no llevarlos.

Si school rumble, facu no rumble. Quiero volver a la locura del school, que rumble. La facu no, no rumble (carita triste.)

viernes, 18 de septiembre de 2009

Penas, angustias, II

Había tipos trabajando en casa con inquietante tardanza. Mi hermana estaba afuera esa tarde y, a la noche, nos contó la siguiente historia: mientras ella estaba afuera esa tarde, abriendo el portón a los obreros, vio en la esquina a un sujeto. Miraba como atontado, tímido, de lejos, incómodo. Mi hermana se molestó, caminó hasta él y le dijo: No te quedes mirando, andate. Y el tipo se fue sin replicar.
A eso mi mamá le contestó con una risa y un ¡pobre tipo, a lo mejor sólo quería saber si había trabajo para uno más! Y se terminó el tema.
Pero eso no me gustó: ¿y si el sujeto acaba de ser despedido, si toda su vida acababa de derrumbarse y sólo tenía posibilidad de ganar un sustento para él, su amarga esposa y sus hijas trabajando de peón? ¿Y si esa noche se había revelado consigo mismo por dejarse bardeár por una mocosa, tan impotente se sentía? Pobre tipo, yo no me lo olvido más.


Miró mi culo mojado y dijo: otra vez el mismo error de no fijarte si el asiento que preferís está seco, mojado o lleno de chinches.

Macanuda refleshión

El anominado Caballero de la Armadura Oxidada enseña que el miedo desaparece cuando se lo enfrenta. ¿Cómo reconocer, en los albores de un amor imposible, qué es enamoramiento y qué es miedo al enfrentamiento? Claro: enfrentando se soluciona. Y se pierde si no es el correcto.

Shcooooool Rumble!

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Condición humana XXVIII

El pequeño jardinero observó la naturaleza que arrancaba de pies a cabeza. "De yuyo he encontrado definición, ya verás: es toda aquella planta por quien la hormiga no se vuelve voraz." Mas qué tonto el jardinero, pensó el pequeño: llamando yuyo al que es comido por el insecto se solucionaría todo, cuestión de intelecto. Sin embargo continuó arrancando yuyo, sudando sin miramientos, observando bien atento aquel malezal suyo. "Si corto periódicamente el hierbazal, no distingo las raíces del mal; y se reproducen a sus anchas, como un cuento sin final. Mas si yo dejo que crezcan, el proceso simplificaré: quedarán pocas raíces, porque en el yuyo la lógica es eliminarse mutuamente hasta que queden dos o tres." Y a pesar de toda y tamaña deducción, ese procedimiento simplista no sirve: siempre quedarán a la vista los yuyos de la cuestión. "La culpa es del vegetal, que crece tanto y en tal proporción, ¡y desdichado (aunque lleno trabajador) es el jardinero, que al arrancarlo encuentra profesión!"

Este me gusta, egoístamente hablando.

Childe Roland en la cosa oscura se quedó

Marcho yo a donde otros marcharon
para satisfacer la misión.
Voy donde otros fallaron,
camino con fe y devoción.
Mi pueblo me ha mandado
y por eso marcho aquí:
para resguardarlos a ellos,
debo sacrificarme, a mí.
Pero como mis antecedentes intentaron,
yo tengo mi intención:
al fatal que nos arrebata
debo frenarle su función.
¡Sólo así, pueblo mío,
terminará la época ruin
que los siglos han traído
y traerán hasta el fin!
El sacrificio quinquenal:
un caballero mortal entregado a voluntad;
durante cien años hemos sido
caballeros que intentan frenar el mal.
Y ahora aquí camino,
en la estepa fatal;
ya en el monte diviso
la fortaleza de oscuridad.
Pero al llegar allá advierto
que me reciben con animosidad:
allí llacen placenteros
veinte caballeros de variada edad.
¿Qué hacés acá?, les pregunto.
¿Por qué no volvés y decís la verdad?
Porque el pueblo que busca va a entregar,
responde un antecesor,
su mejor moneda, sin mezquindad.

Woh yeah!

martes, 15 de septiembre de 2009

Coleccionables


Si afuera quema mucho, cierro la ventana. Si adentro hay mucho humo, escapo a la terraza. Si afuera hay muchos besos, me duermo de mirarlo. Si adentro está reseco, cierro la ventana y espero la gotera.

Otro toro roto

Cuida mucho a su piel y no a su pelo,
no ha superado los 16.
Ha tenido 15 novios de consuelo
pero ninguno reemplazó el amor aquel.

Habla mucho de bondad
pero no le gusta dar.
Teme que se vuelva a enamorar.

Otro toro roto que no puede vivir sin vos...
Otro toro roto que no puede probar tu amor.

Tuvo un gato siamés y dos perros.
Murieron todos bajo el tren.
Pero se quiso tirar ella primero
cuando todo empezó a salir bien.

Nunca pudo comprender
la razón del no ser.
Tiene miedo de lo que puede haber después.

Otro toro roto que no puede vivir sin vos...
Otro toro roto que no puede probar tu amor.

Qué incomprensible es la vida, querida,
incomprensible y chistosa a la vez:
cuando te enteraste que es de noche ya es el día,
y cuando querés pescar eres pez...


(Mix de dos canciones que sobraban.)

Ocho treinta a nueve treinta

Tuve una prolongada hora en la que mi mente viajó de la realidad al ensueño mil un veces. (Es como hacer múltiples combinaciones de subtes, pero que en vez de subterráneos son trenes de las nubes, y no hay montañas, hay nubes y cóndores y parapentistas. Variar tanto, de la cama al sueño, es como manejar el timón del velero Imaginación y soltarlo cerrando los ojos, manejar el timón y soltarlo, cerrar los ojos y manejar, soltarlo y cerrar los ojos...) Entonces sucedió lo siguiente:
En la antigua región de Israel y toda esa zona en conflicto, no sólo las mujeres debían tapar su rostro, sino también los hombres. Y el verdadero origen de la costumbre no era la religión ni el machismo: eran los gigantes. Estos brutos gigantes eran los dueños de todo, y aparte de bajar una política muy bélica, sucia, conflictiva y de disputas internas, tenían derecho a asesinar a todo hombre cuyo rostro fuera visible.
Y creo que el resto de la historia (que fluía libre cuando traspasaba el colchón y dormía) es poco relevante: la búsqueda del martillo de madera de mi amigo, el refugio en el panteón destruido, el encuentro con la mujer que hacía la jalea de cereza más rica, la visita a la mansión sembrada con pilas gastadas... Todo oneirismo similar creo que está erosionado ya: la arena de los gigantes no tiene compasión por nadie.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Reanudar la edición

-Ya sé que no hay ganas -dijo la hormiguita-. Pero por favor: ustedes conocen las circunstancias actuales... cada una de ustedes sabe la situación. Es desastrosa, sí, pero por favor: si todas colaboramos podemos cambiarlo, podemos darle el empuje necesario. ¡Pero yo sola no puedo, necesito de ustedes! ¡Por favor se los pido, muevan sus patitas como yo lo hago y dejemos nuestra marca!
Las demás hormiguitas, aunque holgazanas al principio, pusieron patas a la obra y, entre todas, lograron desplazar ese largo cuento que había al final del blog.
Listo, ahora hay chances a nuevas cosas.


Creo que algunas mujeres me esquivan y me hacen doler la cabeza. Lástima que son esas que parecen valer la pena. Y creo que el olor a sucio, cuando viaja sentado al lado de uno, también hace doler la cabeza.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Humungous tree

Hay veces en las que si me quedo quieto todo tiembla adelante mío. No sé qué será, pero las cosas vibran como si vibraran mis propios ojos. Cierro uno, cierro el otro, todo se mueve igual.
Nunca me doy cuenta qué recorrido va a hacer el alargue de la bordeadora, y siempre lo engancho con la máquina de cortar el pasto, abandonada en cualquier lugar.
Qué domingo de locos y drogadictos. Me gustó. El agua turbia me parece un poco más cristalina ahora.

sábado, 12 de septiembre de 2009

20 no todos los días

La vez pasada me enteré la diferencia entre "casa" y "chalet". La verdad que la diferencia me pareció bastante pedorra, pero bueno ahora sé usar bien la palabra chalet (chalé) y quedar como un dandy (dandí/Mahatma Dandy).

Y por primera vez en la vida elijo empezar un año escuchando una canción en particular. La elección no fue complicada: Frank Sinatra con ...yes, it was my way...
Play de nuevo: si la escucho dos veces seguidas por ahí trae buena suerte.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Agua viva

Hoy veía el uniforme militar de abrigo del tío, chorreando en la ventana. Increíble que esa campera y ese pantalón tan geniales soporten temperaturas frizadas y sigan así. Chorreaban en la terraza, colgados del cable, duchando el suelo rojo, brillando porque el sol brillaba. Junto con esos hilos de agua se les iba lavando la vida que guardaron con ellos, los campos que atravesaron, los lagos congelados, la sangre, el temor que se impregnó en sus fibras y su tejido. Ese agua que se escurría entre los pliegues y terminaba estrellándose como fuego artificial en la baldosa roja tenía fósiles de experiencias agonizantes.
Bueno, en realidad eran la campera y el pantalón de snowboard de mi hermano. Pero la poesía... la poesía...

Sé breve como si la vida perdida fueran los segundos de lectura, no las horas de pensamiento.

Coleccionables


Tendría que dejar de mirar las nubes, dijo para sí misma en voz alta la hormiga. Mejor mirar las nubes que cegarte con el sol, aconsejó la cucaracha. Vos vivís de la basura, no vengas a decirme nada, le objetó la hormiga, y siguió en la suya.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Norita compra pan

Hasta principios del siglo XX la Argentina estuvo dividida racialmente entre mulanos y bavianos. Los mulanos predominaban en el norte y centro del país, los bavianos en Buenos Aires y, debido a su mayor riqueza, las zonas caras del sur. Nora era hija de los mulanos heroicos. Ellos eran los rebeldes, la casta que se encargaba voluntariamente, en épocas anteriores, de hacer la guerra a los bavianos burgueses. Pero con la llegada de Victorino de la Plaza en 1914 determinó el fin de la división étnica. Y Nora, de quince años al momento (nacida en el 99) y con sus dos padres muertos en un atentado que destruyó la embajada de Palestina en la Capital Federal, se vio obligada a convivir en la nueva sociedad urbana que intentaba ignorar las disputas anteriores. Lo cual no resultaba muy real para una chica con su peinado característico de los mulanos negros (largas y llamativas trencitas teñidas de rojo), sus tatuajes negros en la cara profesando odio hacia los bavianos burgueses, tatuajes en los antebrazos y manos con la profecía de imperar sobre el país, y educada en un rancho en Santiago del Estero, lejos de todo contacto social.
Nora vivía en un enorme edificio abandonado en vistas a demolición en Capital Federal, y pasó una semana escondida y sola antes de animarse a salir después de declarada la paz. Tenía cinco pesos, no sabía cuánto podía comprar con eso, pero estaba asustada porque los billetes tenían unas puntitas rotas. Fue a una carnicería y pidió pan. Le indicaron la dirección de la panadería, a la otra cuadra. Allí pidió pan, comió apresuradamente las dos baguettes que le dieron (era más de lo que esperaba, pero bueno, Nora tenía hambre), y mientras se terminaba las miguitas tiró los cinco pesos sobre el mostrador. Y antes de que le dijeran nada salió corriendo de la panadería, sintiéndose culpable de que los billetes estuvieran rotos en las puntitas. Le había dado billetes rotos a la baviana burguesa, y si bien antes hubiera tenido que matarla directamente, ahora pensaba que esa era una falta grave.

Cuando las novias se pierden

Tengo una novia que me espera,
pero ni sabe a quién esperar.
Tengo una novia que me quiere y me ama
pero me confunde con los demás.
Tengo una novia que está allí,
pero soy yo quien no la puede encontrar.
Tengo una novia y me quiero casar
pero temo llegar tarde a nuestro altar.


Cuando las novias se pierden, se mueren o no nacen,
se hace para los novios algo especial y genial
que se llama internet, con su vida de blog virtual.

Correcciones mías, cuento ajeno

Entre tantos amoríos como tuvo, el poeta jorge Allen solía encontrarse con Adriana, una muchacha silenciosa y apasionada, con amplia vocación de clandestinidad. Ella jamás proporcionaba ninguna clase de información extravagante. Allen nunca supo su apellido, ni conoció a ninguna de sus amistades. Tales lejanías entusiasmaron al poeta, de modo que sus citas se hicieron cada vez mas frecuentes. Pero no puso en ellas más que una pasión violenta. No sentía celos ni interés por lo que Adriana hiciera mas allá de sus encuentros. El creía que ella estaba de novia con un escribano o tal vez con un abogado. Una noche cualquiera, la hermosa muchacha le dijo:
-A partir de ahora nos veremos menos. Tengo un novio.
Allen no se alarmó. Pero lo cierto fue que jamás volvieron a verse. Cuando comprendió el carácter definitivo de aquel abandono, el poeta reparó en unas tristezas nuevas que no había experimentado nunca, ni siquiera ante la ausencia de sus novias mas clásicas. Por un instante sintió la tentasión de escribirle o de llamarla por teléfono para revelarle un amor que nunca se había verbalizado. Pero no lo hizo. Largos años de sabiduría amorosa le decían que las personas que abandonan no desean oír declaraciones del abandonado. Se dispuso entonces a sufrir en silencio sin molestar a nadie con esperanzas.
Hubiera sido conveniente para esta historia que Adriana también descubriera un amor profundo que no había podido ser percibido entre los apurones del furor erótico.
Tal cosa no sucedió. Nadie supo mas de ella.
Jorge Allen era poco propenso a la confidencia. Sin embargo, un año después, aburrido por el retraso de unos trenes, le contó a Rafael Núñez Rubino los pormenores de su desventura.
Rafael se subió a uno de los bancos de la estación y grito:
-¡Milagro! ¡Milagro!
Después abrazo a Allen y le dijo:
-Hasta hoy no poesía la fe, pero al oír esta historia, he comprendido que es inevitable que el cielo exista o que volvamos a nacer de algún modo. Hace falta otra vida, amigo Allen, sólo para que esta mujer sepa que ha sido amada de un modo irrenunciable por el hombre menos constante, no hay nada común en el universo. Y una pasión como la suya no puede incendiarse sola, sin producir consecuencias, sin que se caigan algunos imperios. Esta noche cuando llegue a su casa, escribía un poema. No cometa la torpeza de buscarla para entregárselo. Guárdeselo para el día en que todos nos encontremos otra vez. Eso sí, recuerde que ella tampoco lo amará en esa nueva existencia. Seguramente encontrará un paraíso junto al escribano o abogado. Usted sufrirá, en esta y en todas las vidas. Pero piense que, gracias a ese sufrimiento, hemos venido a saber que el mundo tiene un sentido.
En ese momento llegó el tren y los amigos ya no volvieron a hablar del asunto. Jorge Allen sólo escribió una linea del poema:
Por dentro y por fuera tu cabeza ardía...
Rafael Núñez Rubino mantuvo su fe hasta unos meses más tarde, cuando otros amores y otros desengaños lo hicieron regresar a su viejo escepticismo.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Discusiones de inodoro

Un día mi hermano comentó la enorme distancia que había entre inodoro y bidet en mi baño (él tiene su propio baño), y yo le dije que sí, que yo ya estaba acostumbrado a "dar el salto". Y hoy mientras usaba el inodoro pensé, en forma de chiste personal, que el espacio entre ambos muebles del baño era semejante al ancho de tres adultos. Pero entonces me di cuenta que semejante en realidad es más como "de las mismas proporciones", y la forma adecuada sería que el espacio es el de tres adultos (hombres, obvio).
Pero seguí pensando: ¿y si en verdad usaba la palabra semejante? Tendría que haber una semejanza entre un hombre adulto y algo mas... Pongamos por ejemplo el inodoro: valdría decir que si un inodoro es semejante a un hombre, el espacio entre el inodoro y el bidet es semejante al de tres hombres. Pero si el inodoro es, en efecto, un hombre en la analogía, ¿para qué sirve la cadena?
Ajajá, acá los dejo pensando a ustedes, ya que no les voy a contar cuál fue mi gran conclusión final, esa que me llegó al momento de "dar el salto".

Anoche vi el final de Alfie. Esa película cuyo inicio vi hace años y pensé que no valía dos mangos. La verdad, en el fondo, vale varios mangos. Y cuando pensé que era predecible y todo, me sorprendió. Increíble, logró su cometido.

Condición humana XXVII

-Verán que la vida a veces es como estar sentado en un Pampa Uno (o en la parte de atrás de un colectivo que se mueve mucho). Y estamos ahí sentados, batiéndonos contra los avatares del vehículo, entre un señor muy gordo y grande, y uno más bien pequeñín, esmirriado y paliducho. Obviamente el señor gordo nos empujará bastante, y el pequeñín no tanto. La vida es más o menos eso: algunos intentarán oponerse al señor gordo que con su volumen nos desplaza de nuestro asiento, y otros con tal de no enfrentarlo decidirán aplastar al pequeñín, y bueno, allá él: en el Pampa Uno (o el colectivo) no hay lugar para tantos. Y unos pocos, sólo unos pocos intentarán, a pesar de los vaivenes y los sacudones, equilibrarse, aplastar de igual manera al robusto y al esmirriado.
-¿Puedo ir al baño?
-¿No acabamos de venir del recreo?
-Sí.
-¿Y por qué no fuiste en el recreo?
-Porque no tenía ganas.
-¿Hace cinco minutos no tenías ganas?
-No.
-¿Y ahora tenés tantas que no podés aguantar?
-Sí.
-Bueno, andá.


Cuando alguien afirma algo y otra persona puede ver que está errado, tiene varias formas de actuar. Pero nosotros propondremos sólo dos: una es utilizar la mayéutica, como el viejo Sócrates, y terminar tomando cicuta e influyendo en la historia mundial (y probablemente, aunque no lo sabemos todavía, en la historia alienígena del futuro, pero ellos no conciernen a este blog). La otra opción es, rápidamente, decir en qué está equivocado el otro, hablando fuerte y sin parar como energúmeno, enumerar las causas de su error, los porqués, y rematar en un ¿viste? ¡chupate esa...! Pero ojo, porque aquí está el pý de la cuestión: ya no se dice chupate esa mandarina, o chupate ese limón/toronja/frutillita salvaje. Ahora, gracias a los avances de la ciencia y la tecnología del moderno siglo XXI, se puede establecer que la comparación más ofensiva es: chupate esa media res. Sí señores, en casos como el precedente, una media res es más difícil, desagradable y ofensivo para chupar. Así que procuren no estar equivocados. Nunca.

Condición humana XXVI

Raúl acomodaba ramas secas de Liquidámbar en la leñera tranquilamente. Le faltaba poco cuando entre las ramas ya acomodadas brotó, a la carrera, una hermosa araña negra. No era muy grande, pero era brillante y peluda, con patas fuertes, aterradora. A Raúl casi le dio un infarto, pero reaccionó y de un ramazo la mandó a volar. Le quedaba acomodar pocas ramas, pero fue un padecimiento: ante cada roce y cada frito de liquidámbar que se movía, Raúl tenía un espasmo que le tomaba manos, hombros, cabeza, lo que se viera afectado. Era el resultado del fantasma de la araña. Y lo acosó hasta que se fue a dormir la siesta.


A mí me encanta ese espasmo. Y me encanta el color del liquidámbar cuando está rojo, naranja y amarillo. Lástima que este año raro estaba mitad otoñal, mitad verde, mitad pelado y mitad brotando. No le pude sacar una foto.

martes, 8 de septiembre de 2009

Coleccionables

Papel.


Así se aleja. No cae, nos deja. Como Gandalf en las Minas de Moria, no muere, renueva. (Y de paso mata un balrog.) No cae, se deja. ¿Volverá con una moraleja?

N. del T.

Me encantan las N. de los T., incluso más que las N de los A. No sé bien por qué. No es porque considero que lo escrito en otro idioma es mejor, ni de lejos, ni porque no me caigan bien los A. Quizá, quizá sea que con las N. de los T., son ellos, los T., quienes te hablan, cuando se supone que si actividad, su presencia y su existencia debería pasar inadvertida (aunque evidentemente es tan advertida como la de los A.).
Con las N. de los T. nos llega algo nuevo, algo que carece de inspiración y genialidad probablemente, pero es esa pequeña huella cuneiforme que un tipo concentrado en su trabajo dejó para que nosotros sepamos de él, para que vayamos a las primeras páginas y veamos quién fue el que lo tradujo. Todo eso logra sólo poniendo (N. del T.).

¿Ustedes qué prefieren, las N. de los A. o las N. de los T.?

Héroes, de la guitarra

Felipe creyó esa vez que su sueño se le iba a hacer verdad: vio la multitud coreando sus canciones, ¡sus canciones! ¡Las sabían de memoria, les gustaban! Sin esperar más, se sacó la guitarra (no vio quién la recibió) y corrió hasta el borde del escenario. Con una sonrisa infantil se arrojó al aire y esperó que cientos de manos fanáticas lo sostuvieran. Sus fans estiraron sus brazos, pero ninguno llegó a tocarlo... Esa fue la forma en que Felipe descubrió que podía volar, y el día en que se hizo famoso, pero no por estrella de rock.


Yo me conformo con influir en la historia musical de las personas. Saber que toda la familia de fulana escucha ahora Kevin Johansen y van a sus recitales, ver en el subnik de otra persona canciones de Bowling for Soup, que me digan ¡uuh qué ganas de que venga Jack Johnson/Vodka Juniors/Noah and the Whale a la argentina! Esas cosas me dan la satisfacción que tocar en una banda nunca me va a dar.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Cosas que se odian por ser ellas mismas

Análisis sintáctico. Dolor de huesos. Dormidos con olor a pis en el tren. Cuentas auxiliares. El profesor de química. Los precios en los cines. Ver en oferta lo que compraste sin oferta. El puto reggetón de celular en el tren, el colectivo, el subte, la vida en general. La puta cumbia villera también. (En definitiva, los reggetoneros y los cumbias con celulares.) Los perros que te asustan. Cosas en ArteBA. Los chistes como que diga "cosas en ArteFUE".

Nota: el frío suele anesteciar el dolor. Cuando uno se rapa la cabeza, el frío provoca dolor. Mucho, mucho dolor.

Penas, angustias, I

Hay muchas pequeñas cosas (que son bastante idiotas quiero creer), que a pesar de ser pequeñas y ocasionales, me llenan de pena y angustia. Por darles un ejemplo, no puedo no alfigirme cuando me acuerdo del señor gordo sentado al lado mío en un recital de música clásica que fui a ver con mi papá. Él ya estaba cuando nosotros llegamos, y no me senté junto a él (sino que dejé un asiento vacío de intermedio), porque nos dijo optimista que esperaba a alguien. Entonces listo, quedó ese asiento vacío. Pero transcurrió todo el concierto y ciertamente no apareció su ocupante. El muchacho gordo vestido elegantemente no dio mayores pruebas de pena, ninguna. Compró maíz inflado y me convidó, yo le agradecí. Y ahí quedó, pero me conmueven las cosas que debió pensar ese tipo en ese momento, aunque quizás ahora ni se acuerde él siguiera. ¿Sería una chica, un amigo cualquiera, quién, el que faltó?
Bueno, así me pasa con algunas otras cosas.

domingo, 6 de septiembre de 2009

A cero absoluto

A ver, cuando después de a ducha sacudo la cabeza, el espejo permanece intacto; me da frío en las orejas y la nuca; todos los sombreros son nuevos, y los uso; las remeras y los suéteres se me resisten; soy más aerodinámico; las cejas parecen otras; no me acostumbro a mi sombra (ahora sé un poquito lo que experimentaba Peter Pan, y no es muy lindo); hasta la lluvia es otra cosa; la gente con ventanillas abiertas adquieren un nuevo nivel en odio; y tengo hambre, pero eso no tiene nada que ver.

Este evento de hombría merecía su post propio: el chico a cero.

No pise el césped, no pisé el cesped

Apenas se mudó, la nena pasaba por arriba del pasto de la casa del vecino. Ahora los conoce mejor y evita pisarle el pasto. Desde la semana pasada, que se dio cuenta de eso, no pisó más el pasto de ninguna vereda.


Mi hermano es el gordo cascarrabias de la familia. Es bueno en el fondo, cuando está de buen humor, pero es esfuerza para ser cabrón. Y está con todas las minas que quiere más una más y siempre tiene alguna otra por si se le caen todos los planes o necesita que alguien le planche una camisa. Él debe ser genial para pasarla bien, para presentar a mamá y papá, para una reunión social, para que encaje y ser feliz un tiempo. Para el resto, no. Yo sé qué en un noviazgo se aburre y es choto como la gran mayoría, y ni que hablar cuando me lo imagino casándose...
Yo por otro lado, soy todo lo contrario a él. Y tampoco, calculo, sería bueno para la seriedad. Changos...

sábado, 5 de septiembre de 2009

Coleccionables

Miel azul.

Si pudiera volver en el tiempo y experimentar algo que hoy no se experimenta, creo que olería los pedos de Napoleón y besaría a Nefertiti en el costado del cuello. O mejor, navegaría hacia lo desconocido, hacia las manchas en blanco.

Riesgos

Creo que debió verme las cuatro tardes que tomé un café con ella. Siempre la mesita de afuera desde donde se ve el inicio de la plaza. Es probable que pasara detrás nuestro también y oyera partes de nuestras conversaciones. Así que entendí cuando, el viernes a la noche, se me acercó y me dijo confidencialmente:
-En un ojo tiene una amistad y en el otro un romance sin lápidas. Pero recuerde amigo, si algo tiene alguna posibilidad de salir mal, vale la pena jugarse.


Justo yo lo escribo.

Laor Questa

Mirá la cara de soberbia que tiene. Ni que su voz fuera tan potente, ¿no? Canta muy bien, pero le falta vibratto. Le falta estilo, y se cree que con poner carita de lindo lo soluciona. ¿Sabías que estuvieron a punto de echarlo? Sí, se dormía en los ensayos, en el octavo acto, donde cantan sólo los nenes. ¡Se dormía! ¡Qué arrogante que es! Y miralo ahora, cuando se sienta parece que cabecea... No lo echaron porque sigue siendo indiscutiblemente la mejor voz del coro, pero sólo miralo... Claro, con la pinta que tiene, primer tenor, aparte, como para no sentirse dueño del universo. Jajaja, mirá al director, está re enojado... Él fue el que pidió que se hiciera algo respecto al tenor. Quería reemplazarlo con otro, un tal Adriano... No... No te puedo creer. ¡Mirá eso! ¡Jajajaja!
(El tenor se había vuelto a quedar dormido y el director le había pegado en la cabeza con la batuta, que se astilló, y todo el coro y el público habían roto a carcajadas.)

Clap clap clap clap aplauden las cucarachas radiactivas.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Hoy serás la protagonista

Arde, pica por adentro de forma poco contenible. Nace como a la altura del estómago y extiende tentáculos de tul y seda hasta los dedos de los pies y de las manos; se enroscan en las orejas y no deja de hacer cosquillas y rascar al mismo tiempo. Hace sonreír. Las ganas de escribir son maravillosas. Gracias por volver.


Antropor-antropor-antropomorfismo. Este blog expresa en su nombre las dos temáticas esenciales: la forma humana (forma de ser del humano según mis propias ganas) y el error, el tartamudeo fallido inevitable, por ser humano. No es pesimismo (definitivamente no es emo), no es de criticón, no es de superado ni de perrito sarnoso. Diría que es de entrópico (¿ah?) o de alcohólico anónimo, de nenito que se da cuenta que todos son mogólicos. Pero la verdad es que no tengo idea. Yo también tartamudeo.

Condición humana XXV

El dueño del local puso vidrios polarizados, y satisfecho se tiraba de la barba. Estaba a la mañana y a la tarde tranquilo porque los que pasaban por afuera no podían ver el interior del local, pero él conocía hasta el menor de sus movimientos. Incluso cuando los nenes pegaban la cara al vidrio y se hacían sombra sobre los ojos para ver adentro, sin lograrlo, él los veía. Él estaba satisfecho a pesar de que sabía que al caer la noche el efecto se invertiría y, por tener las luces prendidas dentro del local, desde la calle los transeúntes conocerían hasta el menor de sus sufrimientos, sin que él pueda verlos.


No sé, una metáfora que sirve para muchas cosas. Piensen las propias, yo tengo una que me gusta (no sé qué hago dándo órdenes, pero bueno, antes de leer la mía generen sus propios pensamientos, sino se estancan). Y se aplica a cualquier clase de vidrios: ¿quién no sabe que, si es de noche y tiene las luces prendidas en la cocina, no va a poder ver nada afuera, mientras que de afuera van a poder verlo tranquilamente? ¿y que apagando la luz se va a ver hacia afuera como si se estuviera afuera mismo? (salvo por la mugre del vidrio). Entonces yo pensaba que alguien que vive pensando y reflexionando es como ese que vive con la luz prendida adentro. Vive tanto tiempo así que por más que sabe y reflexiona mucho, no ve un carajo del exterior. Y necesita cada tanto apagar la luz para saber quién está afuera.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Ella sabe tanto

-¿Qué querés?
-Ya sabés .
-¿Otra vez la misma cosa vos?
-Sí.
-Pero ya sabés que es prácticamente imposible que la gente te dé las respuestas sin que vos preguntes.
-Es que no me gusta preguntar ciertas cosas.
-Es un miedo que tenés que vencer...
-No sé si es miedo. A parte vos cada tanto respondés las cosas sin que yo tenga la necesidad de preguntártelo. Como recién: recién pasó eso, ¿viste?
-Sí, vi. Pero yo soy un caso especial, lo sabés.
-Ah...
-Además yo no lo sé todo, eso también lo sabés.
-Lo sé.
...
-Ufff... No, los gatos no aprenden a volar si les das miguitas de pan como a las palomas, ¿contento?
-Uh. Me lo temía.

A little bit of Sandra in the sun

No soy original al comprobar mil veces que la cama destendida (medianamente destendida) es más calentita que la prolijamente tendida. Tampoco creo ser original al pensar que dedico demasiado tiempo de mi vida a imaginar lo que en ella nunca va a ocurrir. Pero quizás sí soy más original cuando me pregunto cuándo fue que se hizo pasado lejano aquel tiempo en que lloraba por cualquier cosa, como por estar aburrido; aquel tiempo en que me sentía superior por contener el aire en la boca sin tener que cerrarla; en el que criticaba los monigotes de mis compañeros; en el que la mano de la maestra era tan suavecita que me daba confianza; en el que creía que los picaflores tenían hélices en vez de alas. ¿Cuándo fue que eso se volvió mi infancia, si yo recuerdo más o menos bien el día siguiente a que esas cosas pasaran, y el mes siguiente cuando mi mamá contaba lo que había pasado un mes atrás (sí, cuando rafa se colgó de la mano de la seño Marisa y no se soltó)? ¿Cuándo fue que mi mente lo archivó en un cajón de neuronas con el rótulo de "cosas que pasaste y pisaste", o "cosas que no van a volver ni a ganchos", "cosas que parecen de otra vida"? La vez pasada caminando hacia casa vi el estrecho espacio entre un auto estacionado y el portón de madera. Y decidí pasar por el otro lado, no jugármelas a que podía escurrirme entre el auto y el portón. ¿Tan viejo me volví?

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Coleccionables

Serie Baño oscuro.

Hasta al ir de cuerpo puede uno hacer cagadas con el arte.
Aún así a mí me encantan los tonos que se apresan en la cortina.
Ocho fotos en recibimiento al príncipe, que otra vez nos falló.

Num Caps Scroll, Lock

La vez pasada iba a escribir algo que empezaba con "Ayer vi a mi mamá mucho más blablablá que blablá", pero como fue hace muchos días ya no puede empezar así.
El otro día vi a mi mamá mucho más vieja que nunca. Recién salida de la ducha y con un gorrito de lana negra para no enfriarse la cabeza, apenas se le asomaban algunas canas. La piel la tenía tan blanquita y frágil, de aspecto resquebrajado o quebradizo, tan llena de mil suaves arrugas... Se parecía a la nena de ocho años cuando envejeció (Gran Pez), pero no estoy seguro que fuera ella la imagen que me viene a la mente cuando pienso en mi mamá ese día.

martes, 1 de septiembre de 2009

De besos rosas y abrazos

Había un pibe muy despistado, pero no mala onda ni forro, sino despistado nomás. Era de esos que parecen tímidos pero que en realidad no ven cuándo tienen que hacer una cosa y cuándo no. Por ejemplo, siempre confundía las situaciones de dar abrazos y las de besar (es así que se chapó a su mejor amiga cuando le internaron al papá; y ni que hablar de cuando metía un gol en fútbol y le hacían el abrazo grupal). También, una vez, una chica muy, muy fea pobre, le quiso dar un beso y él la abrazó y se fue corriendo… pero esa vez no cuenta porque fue a propósito…
Después de salir a comer a algún lugar lindo o de ver una película con alguna chica, él tampoco sabía cuándo podía darle un beso en la puerta de su casa o su departamento. Había visto la película y sabía que si hacían sonar las llaves, era porque querían besos, cosa que en la realidad pocas veces pasa, e igual él nunca tenía idea de nada. Y es más, cuando se casó, de no ser porque el cura dijo puede besar a la novia, él se habría ido de la capilla sin dale el beso.

(sos osas azos)

-¡Juguemos a la canasta!
-¿A la canasta o al pinakola?
-A la canasta, acá están las cartas.
-Pero fijate que no sé si los dos mazos están completos, son las cartas del nono.
-Ahora me fijo. ¡Anahí, te juego una carrera a ver quién ordena su mazo más rápido!
Blum bururubún rasagabúm.
-¡Terminéé!
-Uh, por poquito...
-¿Saben algo...? Esas cartas estaban en ese orden desde la última vez que jugó el nono.
-Ah... Ahora no sé... no quiero jugar.
-¿Vemos una peli?

Las bondades de un hijo

Es difícil generalmente ser buena persona, porque si te proponés ser bueno enserio es como una adicción en la que obtenés muy poco placer. Pongamos el ejemplo de que mamá te pide que le laves los platos: te ponés y los lavás. Pero apenas terminaste pensás ¿qué, voy a dejar que los seque ella después, cuando vuelve de trabajar? No, así que te ponés y los secás y guardás también. Y cuando te estás yendo pisás algo raro y mirás el piso, que está lleno de basuras y pelusas. ¿No es mañana el día que mamá limpia? Uff, aliviémosle un poco la vida: ella hace tantas cosas por nosotros... Si tan sólo pudiéramos pagar una chica que ayudara... Pero te ponés y barrés, y después de barrer ves las telarañas en el techo que llevan meses ahí. Ves la pantalla sucia del televisor, ves el sillón roto de papá, ves que tu propia habitación está desordenada, ves que ya va siendo hora de guardar las frazadas de invierno. Y siendo bueno llega medianoche y no te acordás de qué era lo que habías querido escribir en tu blog.
Ah sí, sobre lo difícil que es cada tanto ser bueno enserio.


Alcaración: Tinim Bari está terminado. Origen está abandonado. Cimbaderos está pausado y Dieciocho siestas me está gustando.

Dije que sería hasta noviembre

...y mentí, porque apenas si aguanté hasta Septiembre (que SIEMPRE debe llevar P, aunque sea por respeto a quienes cumplimos años en este mes casi hermoso). Quería reanudar el día que este blog cumpliera un año, pero viendo que no aguantaría, decidí que sería el día que yo cumpliera años. Pero acá leen: ni lo uno ni lo otro. Porque el que gusta de correr no soporta atarse los pies, y yo no soporto no postear sauces verdes por más de un mes.
Sí, perdón. Volví. A irme.

Lean algo de Hugo Wast si ven en alguna librería. No salen caros sus libros, todo lo contrario.
Y pasen por el blog de mi hermano, e hínchenlé las bolas para que suba más fotos.