lunes, 13 de abril de 2009

Amnesias I

Una vez, siendo yo todavía pequeño (más pequeño de dieciocho años, obviamente), se anunció una lluvia de estrellas fugaces para eso de las tres y media de la madrugada. Yo tenía muchas ganas de verla, pero como al día siguiente madrugaba para ir al colegio, no me quería quedar despierto. Así que mi hermana se puso el despertador, se despertó, me despertó a mí y me llevó a la terraza. Miré asombrado la lluvia de estrellas fugaces y volví a dormir.
Al día siguiente yo no recordaba nada de eso, ni siquiera el pronóstico de estrellas fugaces, y mucho menos las propias estrellas. Mi hermana se enojó bastante conmigo.

1 comentario:

  1. Qué rara esa amnesia. Y fea al fin y al cabo no recordas nada de las estrellas. Yo también me hubiese enojado, jaja.

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