domingo, 30 de noviembre de 2008

No hacer caso

Mi hermano me dijo una vez que cuado me pusiera "en algo" con una chica, le dijera que me gustaba mucho. Que el Te quiero se reservaba para la primer pelea. "Cuando ella se está yendo le decís pero yo te quiero mucho, y ella vuelve, vas a ver." Y que el Te amo es el último recurso. "El último recurso, para después de la segunda pelea. Si después de eso se vuelven a pelear tenés que considerar la posibilidad de dejarla si no vale la pena el esfuerzo. Pero lo más probable es que ella vuelva a vos."
Nunca podré hacerle caso a otro consejo de mi hermano.

sábado, 29 de noviembre de 2008

La violencia engendra

Un día Martincito se subió al auto del papá rápidamente y todo asustado a la salida del colegio. El padre ignoró esta actitud por un momento, pero a unas cuadras le preguntó qué le había pasado.
-Es que Esteban dijo que nos íbamos a pelear a la salida del colegio -dijo, tímidamente y aún con miedo-. Y yo no sé pelear.
El padre sonrió y, dándole una palmadita en el hombro, le dijo:
-Pero hijo... las peleas no arreglan nada, son cosa de personas tontas: las palabras solucionan los problemas entre verdaderos caballeros. Así que, para que Esteban aprenda la lección, quiero que mañana le digas esto: "Mirá pibe,” así le tenés que decir, “Mirá pibe, yo no quiero pelear con vos porque eso es de cagón que no entiende una mierda de la vida, así que pelotudito mejor que te calmés y no me rompas más las pelotas y arreglemos todo esto hablando, porque sino sí, no me va a quedar más alternativa que cagarte a trompadas hasta que te sangre la boca y no sientas tus dientes, y te juro que cuando estés en el piso se voy a romper el estómago a patadas y que la frente te va a haber golpeado tantas veces el piso que tu chichón va a ser más grande que tu cerebro. ¿Quedó claro...?" Y así vas a ver cómo Esteban entiende, querido, sólo usando palabras como gente civilizada, nada de pelear...

Hipopótamo

Estuve reflexionando sobre la hipocrecía. No conozco nadie que no sea al menos un poquito hpócrita, aunque sea con sigo mismo, ¿y por qué? Porque, descubrí, la hipocrecía tiene su pequeña justificación. ¿Cuándo sucede esto?
Cuando el esfuerzo de mantener la mentira que implica la hipocrecía (siempre implica una mentira o una actitud no real) es más fácil y menos dañino que el esfuerzo por no ser hipócrita.
Pongo un ejemplo: Si tenés una actitud hipócrita con un profesor, tenés que desvivirte para mantenerlo frente a todo el curso y frente a demás profesores, es un desgaste tremento. Ahora cuando la abuela que ves sólo para Navidad y Pascua te regala unas medias rosas, le decís que son lindas y listo, después podés reírte del regalo de la abuela durante todo el año y delante de toda la familia, y ella no se ve afectada.
Y seguiría, pero me cansé y quiero escribir un cuento que tengo por la mitad.
Mentí, no sigo porque no se me ocurre más.

jueves, 27 de noviembre de 2008

El poder del teclado

Esteban venía haciendo todo bien. Dos semanas de trabajo fino por msn y encuentros cruciales en los recreos, y ella casi ya le pertenecía. Sólo faltaba hablar de algunas cosas, decirse pequeñas confesiones un tanto impúblicas, declarar la subversión algunos sentidos, azotar el ego ajeno y exagerar las siluetas. Así se fue acercando, visible, con apenas pequeñísimos retrocesos, se acercaba estaba más cerca, ahí nomás, ahí cerquita, tan pegadita que...
Cami dice:
ay esteban, te quiero tanto! (L)
Cami dice:
tenemos que vernos mañana che
Esteban - loco por vos dice:
dale dale linda, en la plaza verde?
Pero la mente de Esteban dijo: ¡faaaaa!, lo tiró de su silla para atrás y lo reventó contra el piso. La había visto venir, pero aún así no fue lo suficientemente cobarde como para esquivarla.
Esteban - loco por vos dice:
:D

Rojo

Con tanto pigmento disponible, hasta el sol brilla más para que salga a la superficie.
Pero qué buenos voleys que se arman...

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Todas las noches

Un anciano benébolo asoma su rostro detrás de unas nubes y mira hacia abajo. En una pared de roca, con chispas resplandecientes, se va revelando la palabra NOMBRE. Desde el cielo cae, como por una cinta mecánica, un enorme palacio brillante y esmeralda, y aterriza en una colina. Una mano barre la tierra y el horizonte, mostrándolo, y luego el cielo estrellado. Desde un horno de barro sale, en una pala de madera, una hogaza de pan caliente. Un hombre lleva la mano al hombro de otro hombre, y luego el otro hombre hace el mismo gesto, ambos cabizbajos y alegres. Un pequeñito cae al abismo en llamas, pero logra asirse de una cuerda y se salva. Desaparecen las llamas. Amen.

martes, 25 de noviembre de 2008

Encuentro casual

Iba caminando cabizbajo por la vereda, esquivando pozos, cuando, por ir cabizbajo y esquivando los pozos, vi al niño indigente que descansaba a medio camino, con los ojos cerrados, sonriendo al cielo.
-¿Qué hacés ahí tirado? ¿Necesitás algo?
Abrió sus ojitos y me miró con delicadeza.
-¿No sabías que la magia existe cuando cerramos los ojos?
-No, contesté, sincero.
-La magia existe cuando cerramos los ojos. El amor, siempre.
Y volvió a cerrar los párpados. Yo creí entender lo que me había dicho, así que me agaché, me acosté a su lado y cerré los ojos, sonriendo al cielo.
-Y cuando el amor parece no estar, con un poco de magia enseguida aparece, ¿cierto?

lunes, 24 de noviembre de 2008

Canta y no llores

Ciertamente los críticos me desagradan. Esperan mucho de algo, nunca es lo que esperaban, buscan los barritos y se glorían de decir ¡plagio, plagio, plagio! Aman ser los primeros pelotudos que ven una bazofia y dicen ¡qué artista!, para que mil chorlitos más vayan y repitan ¡pero qué artista! Detestan los buenos valores, les encanta el sexo, los enfermos y los que hacen las cosas mal y no les gusta corregirlas.
Hoy vi una buena película, no gran cosa pero sí muy linda, sin embargo, como la crítica estaba acostumbrada a otra cosa de parte del director, la rotularon de "cagada". Pero era linda, de esas que alguien que como yo no sabe nada, le gusta.
Si hoy Antoine de Saint-Exupéry sacara El Principito* no me cabe duda que le tirarían cebollas, criticarían sus comparaciones demasiado "tiernas" y hasta le encontrarían clichés hollywoodenses.
En definitiva, de mis pocos encontronazos con los críticos rescato algunos consejos para los nabos que caen en mis manos: primero, el mejor crítico es el propio gusto, pero si se quiere saber más, hay que consultar a un artista que sepa, y después al autor. Segundo, que si uno ve la crítica de algo y esa crítica dice que es bueno, no vale la pena ver o leer la obra, y viceversa. Tercero, que si te gustó algo, evites a toda costa saber qué opinan los críticos sobre eso.

*(Vale acotar que jamás leí El Principito, lo tengo pendiente todavía.)

Qué asco

Mi amor más inocente fue a los cinco años, en salita verde. Yo era un flaquito más y me gustaba la única de rulos rubios y ojazos celeste, pero también le gustaba al gordito quilombero de la clase. Así que un día, sin muchas más complicaciones, nos agarramos a las infantiles trompadas por el amor de Marisa. Yo le dejé un ojo morado y él me tiró al piso y me raspé dolorosamente toda la rodilla. Como consecuencia nos suspendieron por tres días (¡en jardín!).
Cuando volví todos me contaron cómplicemente que Marisa estaba enamorada de mí, pero me dio un chucho inexplicable y no le pude hablar. Así que en el recreo, cuando yo estaba en la hamaca, ella vino por atrás y se colgó de mí, como había visto hacer en una película. Me preguntó si me dolía la rodilla y dije estoicamente que no, y haciendo una demostración de valentía, me rasqué, arrasqué la cascarita y se la regalé. Ella me sonrió con sus ojos dulzones, la tomó con afecto, la masticó y se la comió. Fue raro que mi primer beso tuviera sabor a rodilla.

Consejito

El poeta golondrina en la cima debe preguntarse si su rima no es empalagosa, pues al menos que sea muy golosa debería dedicarse a la prosa. O a otra cosa.

domingo, 23 de noviembre de 2008

De mutaciones y el avance de las especies

Cando salió la primera pensé que era pelo grueso pionero en el pecho. No un hecho importante en mi vida, pero sí el comienzo de la peludez masculina.
Ahora sin embargo me da impresión mirarlas. Es sinceramente asqueroso: porque aquello que empezó siendo un cortito pelo robusto es ahora una colección de pestañas en mi pectoral derecho. Alineadas y parejitas, como alrededor de un ojo inexistente. Cada tanto siento una involuntaria contracción y "pestañean".
Y ya sé que esto es bien horrible, ¿pero qué pasará cuando pestañear se haga un hábito? O peor aún: ¿Si sale un ojo allí donde falta, si salen varios por todo el cuerpo...?

Ideas abiertas

De eso se trata esto.

Lo inacabado

Juan Iváñez había superado apenas la mitad de su vida cuando se dio cuenta que deseaba construirse una casa. Como problemas económicos no sufría, eligió un lindo terrenito, diseñó unos planos, discutió detalles técnicos con un arquitecto y contrató a cinco peones. Era octubre y esperaba poder tenerla lista en dos meses, pero la sequía y la lluvia hicieron que se hiciera diciembre y estuviera a medio hacer. Juan Iváñez se sintió profundamente abatido, no podía negarse.
Paseó una tarde calurosa por su pequeña casita sin terminar. Vio el techo, que era sólo chapas agujereadas por el momento, vio las paredes, a la mitad de las cuales les faltaban el revoque. El baño parecía casi listo, brillaba porque era lo último instalado. Había también algunos muebles en la cocina, tapados con plásticos para que no los percudiera el polvo, la cocina estaba en su sitio y tenía toda la instalación de gas ya realizada. Ventanas tenía, el piso de living necesitaba las losas, pero la base estaba, canillas había por todos lados, luz también. ¿Cuánto me falta?, se preguntó, y se sentó en el piso a observar.
Entonces tomó la decisión más rara que puede tomar un humano en su condici

sábado, 22 de noviembre de 2008

Las pelotas

yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain... yain, yainyainyain...

Tatú

A los dieciséis años se tatuó un tatú carreta en un homóplato porque estaba convencido que el futuro que le deparaba a su generación era súmamente nefasto y, como estaba diespuesto a entregar toda su sangre combatiéndolo, iba a necesitar un signo así para que reconocieran su cuerpo.
Tres años después de su muerte, cuando debería haber tenido veinticinco, se podía ver sobre el obelisco de la ciudad de Buenos Aires una enorme bandera roja con un tatú carreta en blanco. La gente no sabía si vitorear, llorar, huir del país o resignarse y esperar que todo pasase.



Vamos a comer a lo del Beto que nos hizo guacamole, carne con frijoles, carne con frijoles.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Y el doctor siempre soñó

El doctor siempre soñó decir "le queda un mes de vida". Y le tocó decirlo por primera vez a su mujer.

jueves, 20 de noviembre de 2008

La posta de la milanga

No miento en lo que digo, pero no me tomes todo enserio.

Los dos mendigos miserables

Los dos mendigos miserables, con sus húmedos harapos y dientes caídos, miran al gordinflón que pasa con su galera, su levita y su bastón de puntita blanca. Su naricita respingada, sus párpados maquillados varonilmente y su mujer de esclava a un brazo de distancia.
Uno de los mendigos escupe hacia un costado con repulsión y comenta:
-El orgullo es un gordo de patas flacas: cuanto más pesa más fácil lo hacen caer, y más gordos trata tirar consigo para compensar su propia caída.
Y luego de decir eso, agarra un cascote de un edificio que se estaba demoliendo a sí mismo y, con cuidado, apunta y lanza.



Buena combinación: Battlefield 2 y estadística.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Si la Ciencia cae

Se puede oír su voz rancia que camina con pies gastados el duro pavimento:
-¡Al gurú-gurú…!
Generalmente lleva, en su bolsito desmesurado sobre la espalda, unos cincuenta tipos diferentes de gurúes, mitad para el hogar, mitad para solucionar problemas callejeros.
Desde que cayó la ciencia los gurúes lo hacen todo. Pero no porque en verdad sean mágicos, no. Lo que sucedió fue que los Científicos se dieron cuenta que estaban muy lejos de hacer comprender a la población mundial cómo es que funcionaba la Ciencia, y que aún así, las creencias irracionales no quedaban de lado. Entonces renunciaron a su labor y el mundo se sumió en un caos. El Presidente los llamó a su pequeña islita, donde aún hacían Ciencia, y les pidió ayuda. Entonces los roñosos y viejos Científicos decidieron que la solución era enmascarar a la Ciencia, y ahí surgieron los gurúes: muñequitos simpáticos, con aspectos de vudú, demonio oriental, quetzal, ave trueno y esas cosas, que realizan diferentes actividades cotidianas y arreglan a los gurúes rotos. Y no se venden en tiendas de tecnología: esas desaparecieron. Se les dan a grandes distribuidoras que montan gigantescos toldos llenos de parafernalia juglaresca, y los que están fallados se los dan baratito a niños y ancianos indigentes para que los vendan por las calles y por los trenes.
Ahí va otra vez, mintiendo de su mercancía:
-¡Arregla tele, disketera, el gurú que usté’ quiera! ¡Compre, compre…! ¡Al gurú-gurú…!



Ahora, con permiso, me voy a hacer estadística, que lamentablemente la ciencia no cayó todavía.

martes, 18 de noviembre de 2008

Las teclitas

Mi teclado ya rechina pero las letras no se dan por vencidas.
El traqueteo aumenta como vías de tren en invierno.
Una vieja con valijas de metal haría menos aspaviento.
Un helicóptero con la mitad de tornillos, sin aceite y oxidado molestaría menos al oído.
Pero uno nuevo, lindo y con motor a helio no lograría volar tanto como mi tecladito.

I (L) U TECLADITO

El índice más lindo

Tres Marcas
La conspiración interminable
Naarian
El derrumbre
La locura del capitán
El prisionero
Alguien sabía
Guerra Verde
En su vasija
Taberna Feliz
El barco del cementerio
Capitán Actas al ataque
Buena suerte
Sinimbrayi
Reveses
Después del ocaso
El Libro de las Siete Hojas
El laboratorio del ermitaño
Cazador, águila y serpiente
Un hijo talentoso
Algo más allá del mapa
Mariposas, Mariposas, Mariposas
Bamfortúa
Dos hermanas
Un gran hueco
El cubo
Los escépticos
Manglares
A dos luces
Un perfecto adiós para un perfecto líder
Epílogo: segundo régimen

Popper

La pequeña avecilla avioneta pensó que llegaría alto algún día, y comenzó a probarlo: cada día volaba libre a las 7 de la mañana y trataba de pasar el árbol del jardín, que era muy alto de por cierto. Luego de una semana, pudo pasar sobre su copa. Entusiasmado, al día siguiente comprobó que podía volar un metro encima de él. Así, la pequeña avecilla avioneta fue subiendo un metro cada día: al martes, cinco metros por arriba, al jueves, siete, al lunes, once metros. ¡Se sintió imparable! ¡Llegaría más alto que cualquier otro ser en el universo!
Sin embargo un día, muchos meses después, salió de la órbita terrestre y comprobó que por más esfuerzos que hacía, no era capaz de volver: se había acostumbrado a hacer fuerza para arriba, no para bajar. Y así quedó, en órbita y sin oxígeno, y la avionetita murió en el espacio exterior.
¿Moraleja? Nunca confíes en tus razonamientos inductivos, ya lo dijo el salame de Popper.

lunes, 17 de noviembre de 2008

De cómo los Fragmentos...

"Yo vi a la Hermana Menor cayendo aquella noche desde mi pieza, pero no supe sino hasta tres semanas después qué es lo que había pasado. Escribí numerosos poemas sobre ello, diferentes alegorías y comparaciones con el corazón de los enamorados…"
Cimbaderos II


me llaman a comer, la escritura maniatada quedará más rezagada

Supposed to be, Jack Johnson

Maybe it's up with the stars
Maybe it's under the sea
Maybe it's not very far
Maybe this is how it's supposed to be
This is how it's supposed to be
Maybe it's trapped in a jar
Something we've already seen
Maybe it's nowhere at all
Maybe this is how it's supposed to be
This is how it's supposed to be
Looking forward as we rewind
Looking back is a trap sometimes
Being here is so easy to do
If you want to... If you want to


Ahora yo me pregunto: nunca más encontró Jack a su tortuga albina?
Pobre, seguro el dolor fue tan feroz que se compró otra en E-bay...

domingo, 16 de noviembre de 2008

La tortuga

Está comiendo la lechuga,
gritó mi hermana abajo.
Está comiendo la lechuga,
tuvo que repetir para que mamá escuchara.

no es
cuchara
es
cigarra

(melodías de verano)

sábado, 15 de noviembre de 2008

¿Qué dragón sos?

Hay dragones que vuelan seguido,
Hay dragones que vuelan cada tanto,
Hay dragones que nunca abren las alas
Y hay dragones que sólo echan fuego.

Couch potato

Tenía una biblioteca y la usaba sólo para limpiarla. Un día se le calló un libro por accidente y cuando lo levantó para acomodarle unas hojas dobladas, vio que había quedado en blanco.





Gané el primer concurso literario de mi vida (una lazagna, el primero en que participo y el primer premio), y sentí que desperdicié mi mejor cuento en un concurso pedorro de la UM cuyas bases no aparecían ni en internet. Así que me puse y escribí otro con el corazon, de temática parecida y de igual final dulceamargo.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Más falacia

Quiero que deje de existir el abrigo para que no llegue el invierno
quiero que mueran todos los viejos para que no los maten al robarlos
que no haya más mosquiteros, porque odio los mosquitos
y que se acaben los suspiros, para que no se sufra más de amores

jueves, 13 de noviembre de 2008

Falacia modus tollens

No deberían existir las mochilas para que no existieran las cargas,
y no debería haber más boletos para no tener que pagar al viajar.
No quisiera más agua, para no pasar sed,
y deseo más penumbras, para no tener que ver.

Vaqueros de la Libertad -guión literario

ESC I - noche - interior - casa del chico
Un hijo discute duramente con sus padres en la cocina de la casa mientras la televisión está prendida. Ellos gritan a su hijo que tiene que optar entre tal y tal carrera, y que cursará en tales universidades. Él, sacado de quicio, les dice que quiere seguir otra cosa. (De fondo se ve el noticiero de la tele, que dice: “los Vaqueros de la Libertad atacan de nuevo: el desconocido bando terrorista volvió a lograr su cometido”.) Ellos vuelven a decirle que no y él se va dando un portazo, gritando ¡yo voy a seguir “tal carrera”!

ESC II - día - interior - colegio
Al día siguiente el chico está con sus amigos, y uno le pregunta si lo van a dejar seguir “tal carrera”, y él dice que no. Le preguntan qué pasó con la charla tranquila con sus viejos y él les dice que se les fue de las manos y que no van a dejarlo ser lo que quiere ser, que ya estaba resignado. Muy triste, pone la cabeza entre las piernas y niega, abatido. Sus amigos le dicen que no renuncie todavía y, aprovechando que no lo ven, intercambian miradas de complicidad y asentimiento.

ESC III - día - interior - galpón
Se ve, en un cuarto oscuro, gente no reconocible preparándose para algo. Se ponen gorros, guantes, botas especiales, chaquetas, pañuelos en la cara, vaqueros ajustados, un paquete de galletitas, un paraguas, las llaves de un auto.

ESC IV - día - exterior - calle
[En cámara lenta.] Es de día y se ve una calle desierta. Por ella camina el chico principal, lento, triste, tal vez pateando una piedra, en sentido contrario a la cámara. De pronto se ve de más cerca que sale coleando un auto, que toma la calle enfocada y que acelera hasta llegar al chico, que apenas se da cuenta de lo que pasa. El auto clava los frenos al lado suyo, bajan varios encapuchados, lo toman a la fuerza y lo meten dentro del auto. Vuelve a acelerar y dobla en la siguiente esquina, desapareciendo y dejando a toda la calle tranquila.

ESC V y VI - día - interior - galpón/casa del chico
Se ve una mano en un lugar oscuro que toma un teléfono y marca un número. Del otro lado, la madre del chico raptado atiende el teléfono. El que llamó, con un pañuelo tapándole la boca al estilo vaquero, poniendo voz irreconocible, dice que tienen a su hijo, que son los Vaqueros de la Libertad. Del otro lado la madre queda horrorizada. Le dice que no tema, que no le pasará nada siempre y cuando prometa que su hijo podrá seguir la carrera que quiera. Ella está tan consternada que no contesta. Él cuenta hasta cinco en voz alta y como no responde, da una señal (ahí se equivoca y está a punto a revelar el verdadero nombre de su compañero) y el aludido le da un coscorrón al chico principal, que está con una bolsa negra en la cabeza, atado a una silla. (De fondo se ve una noticia de diario pegada a alguna parte, que tiene como titular: “los Vaqueros de la Libertad buscan próxima víctima”) La madre oye el grito de su hijo y grita ella también, exageradamente.

ESC VII - día - exterior - calle
Se ve una vereda desierta, de día. En ella aparece el chico secuestrado, con la cabeza aún tapada por la bolsa negra, desprolija su remera, en calzoncillos, con los pies unidos por una soga bastante corta. Camina torpemente, tratando de no caerse, mientras lleva un paquete en las manos. Entonces aparecen los dos padres del chico y la madre hacia él a toda prisa, llega, lo abraza, le saca de un tirón la capucha y llora junto a él. El padre, que quedó atrás, se acerca, abraza al chico secamente y retira el paquete que llevaba. Mientras la madre sigue sollozando a su lado, diciendo de lo mucho que había sufrido y el miedo bárbaro que tenía, el padre abre el paquete y ve primero una nota que dice: “Podría haber pasado algo mucho peor que tu hijo fuera secuestrado, y algo muchísimo peor a que quisiera seguir una carrera que a vos no te gusta”, firmada por Los Vaqueros de la Libertad. Hace la nota a un lado y ve que es lo que estaba debajo de la nota: unos vaqueros azules, ajustados, que tienen estampados en la pierna el logotipo de los Vaqueros. El padre lagrimea, emocionado, e interrumpe el llanto de su mujer. Le da al hijo los pantalones y, con voz quebrada, le recuerda que está en calzoncillos, que se ponga aquel vaquero. El hijo, asombrado y con ojeras, agarra el pantalón, sin creer aún la reacción de su padre.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Desesperanza II

Se sentía sólo como un gusano solitario en una manzana, como un corcho que se hundió o una pulga en la 9 de Julio. No había encontrado nunca al amor de su vida, no había entablado verdadera amistad con ningún otro ser viviente. Su madre parecía quererlo, pero no era suficiente. A su padre nunca lo conoció. Su mente le decía que habría un mañana, que todo lo que le faltaba llegaría pronto, que se fiara por una vez a que saldría bien; pero lo cierto es que ya estaba cansado de esperar, estaba exhausto de ver sus intentos frustrados, truncados, frenados. Estaba internamente podrido con el convencimiento de que nada iba a cambiar.
Sin embargo se equivocó pues a los dos días su madre lo dio a luz en la Clínica Modelo: un hermoso bebé que tenía una cómica carita de asombro y que toqueteaba todo. Lo pusieron en una cunita e inmediatamente se enamoró de la recién nacida de al lado. Aaah… Ahora sí, había llegado su hora, se dijo Don Rafael de Nuño.



a dos meses del necrótimo cumpleaños en bariloche

El Dadá



el dadá, el dadá, el dadaísta
el dadá, el dadá, el dadaísta
(lo peor es que lo tipié dos veces)
aquino debería haberlo pedido


al principe de antropqía le crece más rápido el ego que los músculos (:

martes, 11 de noviembre de 2008

Desesperanza I

Triste y encogido en su cama, se abrazó las piernitas y pensó: “de mil canciones de amor, no hay una que pueda dedicarle a ninguna”. Probablemente, al día siguiente encontró su media toronja.






:sí, en la antigua china, donde fue inventado este proverbio nororiental, se decía "toronja" y no "naranja" ya que, primero esta fruta fue desconocida hasta el siglo equis vecorta palito palito, sino que además era una fruta permitida sólo para ciertos grupos del clero budista (los vanbudistas), y desde la plebe hasta el emperador, todos tenían prohibidos cortantemente comer naranjas. Por eso usaban toronjas, que no cortan.
cortala rafa (candy, lo recuerdan?)

Pascualinita

Ánimos Pascualina
Habrá ventas mejores
Que la de hoy
O la de ayer

Con un timbre gastado
Y parvas de alfajores
Con una pilcha acá al lado
Y diez pobres corazones...
Con la cabeza podrida
Con la pobreza en la vida
¡Con un serrucho en la mano
Y sólo dos mangos pa’ reconfortar!

Cómo se vive, miseria
En la cárcel de la villa
Sin que el sol
Nos quiera ver

Vuelve a tu casa de noche
Vuelve, te están esperando
¡Vuelve te ordeno carajo
O te rajo de un palo pa’ despotricar…!
La sábana no te abriga
Tu esposo no te da el calor
Los golpes en la barriga
Son los diez hijitos que un forro dejó

Son diez pobres corazones
Sueltitos, a su merced
Paco y Paquito los comen
Los matan, los rompen y los ves volver
A puñal defienden su patria
Y se acuestan con ella después
¡A la pugna de fiesta y de facha
A la racha maldita la vida se fue!




sujeta a correcciones, sujeta a predicado, sujeta bien fuertecito y acá a mi lado

Esperar el colectivo

Los neptunitas observaron durante años a los terrícolas, analizando sus costumbres y sistemas de vida. Pero la única cosa que seguían sin entender era aquella extrañísima costumbre de juntarse en algunas esquinas, a diversas horas de día, hiciera frío o calor, lloviera o no. A veces charlaban, a veces fumaban, a veces llevaban extraños objetos, a veces no. Y luego, como una secta, se iban subiendo a aquellos vehículos enormes y desaparecían por largo rato. Lo que sucedía adentro de esos bochinchosos aparatos, los neptunitas lo desconocían y los llenaba de intriga. Entonces el neptunita más sabio y respetado en el Sistema Solar un día propuso una hipótesis: seguramente los terrícolas habían descubierto el constante espionaje, y aquellos sitios eran los antros preparados para la inminente subversión y ataque. Aquel día a las 15 horas cundió el pánico, y para medianoche todos habían muerto.

Viejito

Un viejo se nos acercó en la parada y empezó a hablar de huevos, del futuro, de culpa y de capusoto.
-Las cosas felices son pájaros: no se pueden tener mucho tiempo en las manos porque se enojan, lastiman y se vuelven malos.
Me pregunté quién le habría enseñado eso.
-Mi papá fue el destino, mi mamá la mala leche, acá me encuentro ahora, nadando en mierda agreste.
Llegó el villa leon x bacacay y nos despedimos intrigantemente.
-¡El general Belgrano era de racing! -gritó al vernos ir, para que nunca lo olvidáramos.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Condición humana III

Hombre se enamoró del martillo y lo llamó Mujer.

Condición humana V

Sonó la chicharra de su despertador y, angustiado en su sueño, saltó y manoteó el reloj para apagarlo. Pero se detuvo, mientras se le seguían perforando los oídos, a contemplar aquel molesto número romano: I, II, III, IIII. Estaba mal, ¡estaba mal! ¿Quién había sido el burro capaz de eso? ¿Cuál era el verdadero motivo? Porque no era el único reloj con esa infame característica. ¡Había miles…!
Trató de respirar hondo para serenarse, apagó el sonido, dejó el despertador sobre la mesa de luz… Siempre lo sacaban de razón aquellas pequeñas astillas de la realidad.






aroha rop atsab y

Condición humana IIII

Vino el zorro y le dio la receta para hacer una pastillita. Una vez que la probó le dijo, entre risas, que no viviría más si no comía una por día. Apesadumbrado, se dedicó a la ardua fabricación de la pastillita para poder vivir, y al cabo de un año era tan habilidoso que podía hacer varias en pocas horas. Entonces se la dio a algunos amigos y les dijo lo mismo que el zorro le había dicho a él, pero no les enseñó la receta, y a los pocos meses era millonario. El zorro se enteró de su fortuna y fue a visitarlo, pero entonces, para vengarse de él, apenas abrió la boca, le arrojó una pastillita adentro y le dijo, entre risitas, que el frasquito de pastillas estaba siendo vendido a cinco yenes. Pero el zorro, una vez que hubo tragado, rió más fuerte y, antes de saltar sobre él y matarlo de un mordisco en la yugular, le confesó que lo de morir había sido una mentira.

Condición humana II

Habían conectado su corazón a un molinete de viento de esos que los nenes suelen pedirle a mamá que les compren. Apenas despertó, fue corriendo con el molinete en alto hasta un lugar donde encontró viento; allí pudo comer y dormir tranquilo, y luego volver a su casa. Para ir a trabajar se le complicó más: soplar durante todo el viaje y pelearse con el jefe para que le prestara un pequeño ventilador, pues el muy tacaño no lo quería ceder. Así, inseguro e improvisando muchas veces con el molinete en la mano, pasó a vivir su vida. Hasta que un día, en el trabajo, alguien tropezó con unos cables, cayó al piso revoleando el vaso con agua para el jefe y, en la confusión, el sistema eléctrico colapsó y saltó la térmica.

Condición humana I


El pichón ha caído del nido. Lo llaman sus padres pero no abre los ojos aún. No sabe de dónde ha venido.

Preescolar

Se acercó el viejo duro y, negando sus suspiros, me comentó como si supiera:

-Que a una buena le sigue una mala, y a una mala una peor, así que sonreí de todas formas que en la forma está el sabor.

(no bordelencuentro)