martes, 31 de enero de 2012

Amnesias IV

Puse de título de la entrada "Presidente escarabajo" y después pasé quince minutos frente a la pantalla sin tipear nada... ¿Presidente escarabajo? Sé que tenía algo ingenioso para decir, algo que sonaba a crítica pero no era crítica, era simple humor cotidiano, algo de una anécdota inventada.
Pero no sé. La idea se perdió, desapareció, fue secuestrada apenas me descuidé y las condiciones para el rescate nunca llegaron. Así que simplemente cambié el título de la entrada y...

Confession of an imperfect guy*

Reconozco que no soy divertido,
que mis chistes no tienen sentido,
que mi onda es una línea muerta,
que hablo poco porque lo que pienso apesta.
Admito que aburro un poco,
que te miro como si estuviera loco,
que soy peor de lo que se cuenta,
que como de más y dividimos la cuenta.
Soy sincero en todos mis errores
y abundante en listas de defectos.
Sé que pensás en hombres mejores
que al lado mío parecen perfectos.
Sé que estoy triste, desilusionado,
sé que doy pena y me hacen a un costado,
sé que mi pesimismo no tiene remedio,
que me doy por vencido en el primer intento.
Puedo decirte que canto muy mal,
puedo contarte que no sé nadar.
Puedo decirte de mí muchas cosas
y de vos puedo decirte que estabas preciosa.

*También conocido como It's a poem, not a CV

lunes, 30 de enero de 2012

Un gato bajo la lluvia

Están los que piensan que tener un gato es de puto, o de vieja. Si sos vieja está bien, si no sos vieja y tenés un gato sos puto. O muy introvertido por lo menos. La gente normal quiere perros, son más simples, más predecibles. Yo opino que los nenes quieren perros, y la gente que madura intelectualmente tiende a preferir gatos. Los homosexuales también, lo admito, la estadística es apabullante.
El otro día vi un gato abajo de la lluvia, yo creía que odiaban la lluvia. Fue un momento raro: abrí la puerta para darles unos huesos de pollo a los perros de la vecina y estaba lloviendo suavecito, y el gato ahí, en el pilar del gas, mirándome. Fui hasta la reja, dejé caer los huesos al otro lado y retrocedí rápido para no mojarme. El gato me siguió con la mirada hasta que volví a entrar a la casa, sin moverse, todo mojado. Después abrí la ventanita del costado y vi que, como encogiéndose de hombros, saltaba al piso y olía los huesos.
Ese gato, ¿entienden?, no era un gato como para un nene, ni un adulto con cerebro de nene. Ese gato es un gato propio de sí mismo. Ese gato no se rasca las pulgas como lo hace un perro, ni como un nene se rasca una cascarita. Los gatos piensan sobre las pulgas mientras se rascan, se preocupan al respecto, y después piensan sobre otras cosas, metaforizan, filosofan. El otro día mi gato, mientras le sacaba una pulga del cogote, le buscaba una solución a la economía capitalista. Él mismo me lo dijo y me quedé asombrado.
Igual más asombrado me hubiera quedado si encontraba la solución. Pero no se le ocurrió ninguna.

martes, 24 de enero de 2012

Dos veinte

Vuelvo a tener luz. Desde el viernes a la noche no funcionaba con regularidad, no servía para nada, no funcionaba nada. Mi última ducha decente fue el viernes al mediodía, después el tanque de agua se quedó seco. El calor, los mosquitos, el sudor, la mugre, el agua tibia, el humo de las velas. Ahora vuelvo a tener luz, aire acondicionado, agua con cubitos. 220 es sinónimo de orgasmo. Hasta podría hacerle un poema.

viernes, 13 de enero de 2012

Dos mosquitos, por Rafael

Dos mosquitos esquivos.
Los aplaudo,
siguen vivos.
Dos mosquitos traicioneros:
muerden cuando
no lo espero.
Dos mosquitos, dos infiernos.
En mi pieza.
En mis sueños.
Dos mosquitos merodeando.
¡Maté a uno!
Lo desangro.
Queda un mosquito solo.
Lo perdono,
pobrecito.

El romance de la sombra y el espejo

Somos dos como la sombra y el espejo; los infinitos amantes del vacío, de la ausencia. La sombra, que no es nada sino carencias, se enamoró del espejo del armario, que le mostró por primera vez la propia silueta, la propia nada, en su esplendor. El espejo tuvo simpatía por la pobrecita sombra: ahí hay algo más inmaterial que yo. Pero su angustia no se extinguió: la sombra conoce su imagen, yo no me conozco a yo. Ni en el día, ni en la noche, ni con lluvia, ni con otros espejos, el espejo sólo encuentra su reflejo. Y su simpatía se volvió un humor irónico, un amor amargo, y la sombra languideció, se replegó en sí misma, se hundió. Dos amantes desafortunados de antemano, dos ausencias irreconciliables. Así somos nosotros dos, somos un espejo y una sombra, somos un tiempo que nunca existió.

miércoles, 11 de enero de 2012

Bloggada dos mil doce

ratenc scipsy nowellyp turdei scolagu jecons metonco tatie (La novela de la reina sacó el peor de los puntajes)

Son como lobos. Acechan desde afuera. Los oigo rondándome, ocultos en la oscuridad de una noche calurosa. Sé que al menor descuido vendrán a atacarme sin piedad. Muerden, mi sangre es su recompensa. Pincharán hasta que no quede nada de mí. Este año los mosquitos están infernales.

miércoles, 4 de enero de 2012

Labasura

Con paciencia la barremos, la despegamos de sus rincones, la traemos de vuelta a la luz desde abajo de los muebles, la juntamos con trapitos de todas las superficies. Con cuidado, evitando el viendo, evitando golpes fuertes de escoba, la juntamos en palitas. De la palita la pasamos a un tacho, del tacho a una bolsa, cuidando no tirar afuera ni un poquito, no perder nada, no desperdiciarla. De la bolsa, con el horario calculado, la sacamos a la calle. De la calle es arrojada dentro de un camión, aplastada, comprimida, asfixiada. Luego apilada en montañas de cadáveres de basura. Luego, con paciencia, el viento, el tiempo, la lluvia, nos la trae de vuelta a nuestras casas, sobre el piso, bajo los muebles, en los rincones. Será la forma que tiene el mundo de no aburrirse ante la muerte.