jueves, 24 de mayo de 2012

Entre domingos

Juro que ayer me había afeitado. No sé por qué esta barba está tan larga. Tampoco sé cuándo surgieron estas canas, ¿se notan mucho?
Sé que todavía no recuperamos la plata gastada en el nuevo embaldosado, pero mirá, ya hay que cambiarlo de nuevo. Está todo rajado, lleno de plantas, viejo.
¿No habías hecho pulir el marco de bronce de tu mamá? ¿Con qué lo pulen que ya se oxidó más que la bicicleta de Juli?
El jacaradá de la vereda. La última vez que lo vi estaba sacando sus primeras flores, era apenas más alto que yo. Hoy a la mañana descubrí que no dejaba entrar el sol al dormitorio de la planta alta. Va a haber que podarlo.
¿Otro colchón nuevo? ¿Los hacen de tan mala calidad, o es que estamos muy gordos?
No sé... No tengo idea.
¿Cómo se llamaba ese momento que hay entre domingo y domingo? Si tan sólo tuviera tiempo de acordarme algunas cosas. Pero todo es hacer algo, los domingos distraerse y mirar películas, y tratar dormir un poco.

Cosas que a veces odio, a veces amo

El clima.
Internet.
Las uñas largas.
El Sarmiento.
Dibujar en la madrugada.
La rapidez con la que crece el pelo.
Determinadas canciones.
Determinadas bandas.
La gente de este mundo.
Anteojos sucios.
Capital Federal.
Dubi da dapá, dapún, dabúm.
Lastimarme la piel de las manos.
Pájaros.
No saber qué escribir y hacer una lista.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Goodbye my dears

Desde "en un agujero en el suelo, vivía un hobbit" hasta "Sam respiró profundamente. -Bueno, estoy de vuelta -dijo".
Desde "el señor y la señora Dursley, del número cuatro de Privet Drive, estaban orgullosos de decir que eran perfectamente normales y muy agradecidos por ello" hasta "la cicatriz llevaba diecinueve años sin dolerle. No había nada de que preocuparse".
Desde "no hay nada qué decir, es sólo un chico con el que trabajo" hasta "-¿vamos a tomar un café? -¡Seguro!... ¿Dónde?"
Ahora, desde "¿ves eso? Asumen que soy un paciente por el bastón" hasta "el cáncer es aburrido".
La que me queda es una que empieza con "no era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente" y que todavía no sé cómo termina.
Como sea, nunca, nunca hay que menospreciar la fuerza que tienen las buenas sagas para meterse en nuestras vidas.

lunes, 21 de mayo de 2012

Ciclociclociclocolci

Llullai se cargó su bebé en la espalda y tiró hacia abajo de su gorro para protegerse del áspero frío al que se iba enfrentar afuera. Y mientras abría la puerta pensó en que Llullai, la abuela de su abuela, alguna vez había hecho exactamente lo mismo: cargar con su bebé en la espalda y tirar de su gorro de lana hacia abajo. Y que Llullai, la bisnieta de su hijito, algún día haría lo mismo. En el mismo valle, en la misma casa, en la misma época del año, con el mismo clima.
Y se acordó que dentro de pocos años Llaco, el bebé que dormía colgado de su espalda, se cortaría el dedo, igual a como le había pasado al papá de su abuelo. Y que algún día, cuando Llaco fuera grande, le contaría esta historia a sus hijos para que el nieto de su nieto, Llaco, no sufriera tanto cuando se cortara su dedito...
Llullai cerró la puerta de su casa y se encaminó hacia el mercado. Caminaba encorvada por el frío áspero del viento y encorvada por el peso de tantos años que nunca se alejaban de ese valle.

Mientras tanto...

...en un universo paralelo:

-Jóse, tengo que decirte algo que hace un tiempo me está matando. Perdón si soy brusco, pero es la verdad: te amo. Sé que somos amigos desde hace cuánto, ¿seis años ya? Pero no aguanto más, este último tiempo te volviste la persona más linda, inteligente, graciosa y la persona más importante que existe en mi mundo. Y y...
-Shh. No digas más. Lo que agregues sólo me va a confundir y alejar más de lo que querés... ¡Rápido, Gus, dame un beso y evitá que siga pensando boludeces!

-¡Ey! Hola, Marisol, ¿cómo estás? Ah, tomá, este es tu trabajo de Geografía corregido, le agregué un par de gráficos de torta para que... bueno, quedó lindo. Un 9 como mínimo... Che escuchá, ¿tenés un segundo? Sólo un segundo, nada más... Ok, gracias. Mirá, sé que sólo soy el chico traga que te corrige los trabajos prácticos y que vos tenés pretendientes hasta entre los preceptores, pero quería decirte que llegué a conocerte con esto de tus tps, y que me volvés loco, y que ni te imaginás todo lo que me gustaría que hiciéramos y cómo nos divertiríamos si aceptaras salir conmigo un día de estos.
-Jaja. Yo creí que sólo eras un traga, no sabía que fueras tan mandado. Mirá Luqui, no sos mi tipo y actualmente estoy saliendo con Gustavo, de quinto, ¿lo conocés? Pero bueno, en cuanto termine con él te aviso y hacemos algo, ¿te parece bien? Así que más te vale tener buenos planes, porque sino dejo de darte mis trabajos para que corrijas...

...y en este universo que nacimos:

-...¿Pero de qué hablás, Gus?

-¡Uff! Borrate de acá, traga.

domingo, 20 de mayo de 2012

La puntita del andén

Uno toma costumbres porque tenerlas a es más fácil que no tenerlas, ahorra pensar un poco. Yo tengo por costumbre esperar el tren siempre en la misma punta del andén, medio alejado de todo. El jueves, ahí mismo había un trío de vendedores ambulantes. Cuando llegué, dos de ellos retaban al tercero, que es un muchacho lerdo y con un pequeño retraso no fingido, porque se comía su propia mercadería. Mientras le hablaban, el bobo metió la mano en su mochilita destartalada, sacó tres confites, abrió uno para sí y les ofreció a ellos también. Aceptaron y empezaron a hablar de cómo habían aumentado los alfajores. Después empezaron a hablar de Tinelli, y el que vendía los alfajores, que era el mayor, les explicó que él se entretenía con los documentales. Llegó el tren y me fui con un poco más de fe en los vendedores ambulantes.
El viernes, al llegar a mi rinconcito del andén, había tres flacos con muy mala pinta. Con una baggio vacía se hicieron una tuquera y fumaban con nerviosismo, pasándose el cartón humeante de uno a otro. Una viejita llegó a mi lado y se los quedó mirando, la pobre vieja no entendía nada. Por suerte el viernes el tren no tardó nada en llegar.

sábado, 19 de mayo de 2012

Perchita de alambre

Durante todo el día
me acuerdo de una percha.
Una perchita amarilla, de alambre,
en la que cuelgo los problemas
al llegar a casa.
No sé cómo aguanta,
no sé cuándo se cansará
de sostener tantos problemas.
Pero mientras esté,
perchita amarilla,
a la noche los problemas
se quedan en el placard.

viernes, 18 de mayo de 2012

El pájaro migrador

Hay un pájaro que es único y es mágico. Cuando se posa en una planta verde, por más que sea un segundo, esta planta pierde de inmediato todas sus hojas y flores y frutos y queda sólo en ramas y tallos. Por eso es que el pájaro se la pasa volando de un lado a otro, sin atreverse a descansar sino cuando cae rendido y sin fuerzas. Y todas las plantas lo odian, porque pela sin miramientos al rosal que tardó siete años en crecer y al roble que está en lo más fuerte de la primavera. Y si la planta no era lo suficientemente madura, puede que muera al poco tiempo.
Sin embargo pocos saben (y si lo saben, es en forma de rumor) que el mismo pájaro es capaz de devolverle la vida a los árboles muertos, secos, quebrados. De hecho, el pajarito tampoco lo sabe, porque cuando se detiene a descansar sobre una rama seca no sucede nada al instante. Pero después de que se vuela, a las horas, a los días, incluso semanas después, la planta muerta empieza a reverdecer, como si tuviera que hacer una terrible fuerza para vencer una coraza durísima, empujando diminutos brotes desde el interior, pequeños brotes que se abren al sol como ojos de recién nacidos. Y sólo es esta planta revivida la que sabe la suerte que tuvo de conocer al pájaro migrador, y lamenta no haber podido darle las gracias.

jueves, 17 de mayo de 2012

Viva, viva, la revoluc

Con mi amigo el linyera mirábamos las columnas de humo que subían hasta nuestra altura, nos sobrepasaban y se fundían en una nube negra que embetunaba el sol. Buenos Aires ardía por todos lados. Con el linyera vimos todo desde la terraza de este edificio: lo que empezó como un simple paro de subtes desencadenó en una ira peor que la del 2001, y durante los últimos tres días se habían quemado edificios, autos, personas. Las cifras oficiales ascendían a cinco mil víctimas fatales; la policía había desaparecido a nivel nacional; no había asistencia médica para nadie dentro de las fronteras.
-Si hubiéramos ido abajo a comprar pan, como querías -me volvió a decir mientras intentaba humedecerse los labios- nos hubieran linchado como a todos esos otros vagos.
-En cambio acá vamos a morir de hambre.
-Esto no puede durar mucho más -agregó él. Habíamos tenido varias veces el mismo diálogo, las mismas palabras-. En cualquier momento alguien aparece y pone orden, y vamos a poder desatrancar la puerta e ir a buscar pan.
El río no se llegaba a ver. El reloj de la torre de Itaú hacía mucho había dejado de marcar la hora. El obelisco tenía, en la base, marcas marrones de cientos de fusilados.
-Lo que me va a matar es el hambre de las cosas que no se pueden comer -dije, aportando algo nuevo al diálogo repetido-. El hambre de lo que no tenemos y de lo que perdimos.
El linyera se encogió de hombros. Se dio media vuelta y acostó a fingir que dormía.

Condición humana LV

El emperador había inventado una festividad muy especial en su reino. Un día al año, todos sus súbditos, desde los generales a los soldados y hasta los esclavos más esclavizados podían ir al palacio y patear su trono. Todos los años se formaban largas colas de gente diversa, sin ninguna preferencia, y uno a uno pasaban a la Sala Real, miraban al emperador a los ojos, se aproximaban y, algunos con rencor, otros con timidez, otros con sórdida ira y sentimiento, pateaban una pata del hermoso trono, y se retiraba. Algunos, asustados de su audacia, hacían una reverencia antes de irse. Ese día no había guardias ni escoltas que protegieran al emperador, pero nadie se percataba de esto.
Y el emperador se quedaba todo el día allí, firme sobre su trono plateado y con incrustaciones multicolores, sin comer nada durante horas, sonriendo a todos los que iban a patear su trono. Eso era lo más desconcertante de toda la festividad.
Detrás del trono había un pequeño bulto negro, agazapado, que pasaba desapercibido. Pero que cada tanto susurraba para el emperador: "¿Hasta cuándo seguirá soportando esto, su majestad? ¿No quiere ordenar un descanso, no quiere beber un poco de agua, un poco de sake? ¿Su majestad, por qué sigue sonriendo? ¿No se cansa usted ni un poco, su majestad...? Lo veo firme como un acantilado, pero siento que su espalda se humedece de transpiración, su majestad, ¿qué significa esto? ¿Por qué no cede, su majestad?"

miércoles, 16 de mayo de 2012

Sipano

Esa campera que te regaló te abriga por un rato, y su abrazo te calentaba el corazón. El chocolate que te daba los fines de semana era rico pero después te dejaba en la garganta algo de amargo, en cambio uno de sus besos eran delicioso en la boca todo el resto del día. No iluminaban tanto las lamparitas como su cara de haberte esperado hasta medianoche con la cena calentita. No era lo blando del colchón lo que te hacía dormir tan bien, sino su piel que usabas de almohada. Las películas podían ser o no ser interesantes, lo que les gustaba era verlas los dos. La música que vos tocabas y ella cantaba no sobresalía en nada, salvo en lo que los hacía bailar.

Fuck the police

Hoy en Plaza Miserere una mujer tuvo una muy mala idea. El subte llegó lleno y en el andén había muchas personas. Y esta mujer quedó justo adelante de la primera puerta, esa puerta que siempre se sardinea más que las otras porque todo el mundo quiere bajar rápido en Lima para hacer combinación. Y ella estaba ahí, con una docena de monos atrás (me incluyo entre los monos), y lo que hizo fue meter sus dos pies dentro del subte y, en vez de seguir avanzando para que los monos entraran más cómodamente, se plantó ahí. En este momento aclaro que la mujer tenía el ancho que podrían haber tenido dos mujeres, y que aunque intentó achatarse contra un costado para dejar pasar a la monitud, su voluminoso vientre y su culo de talla kamakawiwo'ole no dejaban más que una rendija para que los demás ingresáramos.
Fue entonces que pensé que esta mujer estaba haciendo algo mal. Había tenido una mala idea, una idea perjudicial, una idea nefasta para doce otras personas. Deberían haberla castigado. Tendrían que existir policías encargados de multar y penar a la gente con malas ideas, policías con acceso a todos lados, severos, prolijos, con el fin de avivar a la gente y de crear una sociedad más salubre...
Fue entonces, llegando a Lima, cuando me di cuenta que esa policía que yo estaba imaginando me estaría multando a mí en ese mismo momento.

lunes, 14 de mayo de 2012

Fall is here

Nada es inútil, me decía. Las buenas intenciones no lo son todo, agregaba.
Solía hablar de la Providencia como si fuera un ajedrecista.
Llegó el día en que dejó sus metáforas. Ya no entendía si el destino es alguien que no sabe jugar o un novato que siempre lleva las de perder.
Se vino abajo hasta que las mangas le arrastraban por el piso. Se empezó a desdibujar detrás de su barba, empezó a perder brillo.
Todos nuestros esfuerzos se perderán, me enseñó un día, recuperando la voz. Bah, no todos, se corrigió.
Sobrevivimos a base de errores, quiso explicar. Y al fin y al cabo las buenas intenciones lo son todo.
Una tarde, antes de morir completamente, me pidió que me acercara. Me dijo que la mente se confiesa con mentiras. Que en el alma, la verdad, es inconfesable.

domingo, 13 de mayo de 2012

Conejitos de manzana

-Tal vez no le importemos a nadie.
-Quizás a nadie le importe nadie.
El linyera y yo nos callamos. Cada vez hablábamos menos, cada vez nuestros silencios se entendían mejor. Esta vez estábamos en un helipuerto con la H despintada y el piso lleno de grietitas y si nos echábamos de espaldas no se veía nada salvo cielo. Ni antenas, ni otros edificios, nada.
-¿Qué son los problemas de los otros? -filosofaba el linyera bocarriba-. ¿Cómo es que llegan a afectarnos a nosotros mismos, a nuestros cuerpos, cómo es que lo que sufre alguien a quien no ves, alguien que está tan lejos y tan encerrado, puede llegar a hacerte un problema personal tan grande en tu cabeza? Y tantas veces pasamos al lado de alguien con el corazón en los pies y sus problemas ni nos ponen la piel de gallina...
No contesté. En cambio, al rato, levantándome con brusquedad, dije:
-La puta madre, viejo. Acá no vamos a ver ni un puto helicóptero, esto está más abandonado que nuestras almas -Y me fui escaleras abajo, dejándolo solo allá, para confirmar sus temores, lo dejé solo y con sus problemas.
Él no me había dicho nada cuando le conté que extrañaba la forma en que ella pelaba las manzanas: yo no iba a darle ningún consejo sobre la carta que le había mandado su nieta.

Sumaseba

¿Qué falta en los ojos que sobra en la mirada? ¿Cómo distinguir el vapor de la humedad? ¿Cómo escuchar lo que vacila un corazón que a veces es sólo un músculo? ¿Qué es estar tan lejos, qué es estar tan cerca? ¿Cómo nos perdimos? ¿Qué nos perdimos? ¿Cuándo nos perdimos? ¿Qué responder cuando intuís todo y no sabés nada?

viernes, 11 de mayo de 2012

They'll learn much more than we all know

-¿Qué hacés?
-Dibujo, miro partículas en el aire, escucho una canción hawaiana.
-No. ¿A qué te dedicás?
-A subir escalones de tres en tres, a hacer clavijas con pinceles viejos, a colarme en el subte, a mentir cosas bonitas, a ver las nubes deformándose, a perseguir bichos bolitas, a ver el rocío deslizarse sobre las canaletas del pasto.
-No, no, ¿en qué cosas importantes usás tu tiempo?
-¿Más importantes que colarme en el subte? Y... en poner talco de rico olor en mis zapatillas, en limpiarme las manos hasta que parecen alabastro frío, en poner los calzoncillos del derecho antes de doblarlos, en tender la cama sin una arruguita, en escuchar el sonido que hace el líquido de las gotas para los ojos adentro del frasco medio vacío... Qué sé yo, en muchas cosas más.
-...
-Sí.

jueves, 10 de mayo de 2012

El gato prófugo

Al gato nunca le faltó comida, ni un lugar calentito, ni mimos. No sabemos por qué se fue. Al principio, cuando se hizo una semana desde la última vez que lo habíamos visto, creímos que algún perro del barrio lo había liquidado: era lo más obvio.
Pero el otro día lo vi mientras barría el living. El gato le daba la vuelta a la pileta para tomar agua con jabón del lavapies (siempre le gustó). Tiré la escoba y me asomé a la ventana, llamándolo. El gato se paralizó y me observó, no movía ni las orejas, ni los bigotes. Era el gato, las mismas manchas, la misma mirada, todo igual salvo que se lo notaba flaco y sucio. Como no vino hacia mí, di la vuelta por la cocina para salir afuera. Cuando lo hice, el gato ya no estaba, ni rastro.
Lo mismo me pasó otras dos veces, y a mi papá también. El gato simplemente viene a tomar agua del lavapiés y cuando vamos a buscarlo, desaparece.
Por eso le pedí a papá que comprara ese rifle de potencia. Lo escondimos atrás de la cortina.

El viajero

Aproveché el silencio que hacía mi mamá cada vez que dejaba la cuchara al lado del plato y se estiraba a agarrar un pedazo de pan para tirar la noticia con rapidez:
-Facundo me dejó unas hojas en la almohada.
El pan de mi mamá se cayó a mitad de su recorrido y rodó sobre la mesa, y mi papá salpicó sopa sobre el mantel. Los dos me clavaron la mirada.
-¿Qué dijiste, Lucía?
Sin mirar a ninguno de los dos, expliqué que anoche, al irme a dormir, encontré adentro de la funda de mi almohada cuatro hojas de árboles.
-Estuve googleando. Una era de roble, otra de castaño, una de neem (una planta de la India), y la otra de cerezo...
Mi papá asintió las cuatro veces, como si estuviera chequeando su equipaje en una lista. Mamá se acercó más y me estranguló la muñeca.
-¿Y estás segura que fue Facundo, Lu...?
-Estoy segura -afirmé, disimulando el temblor de mi voz al pensar en el hermano que no veíamos hacía siete años-. Nos cuenta que va a seguir viajando cuatro años más...

miércoles, 9 de mayo de 2012

Agua cayendo del cielo

Si el agua lava los recuerdos de los hombres,
cómo quedará después de lavar los míos.
Agua turbia y sanguinolenta,
agua con piedras,
agua y tijeras.
Estanque con ropa muerta,
río rápido con huesos y vendas,
cascada de piel humana,
pantano peste,
laguna gris abollada.

martes, 8 de mayo de 2012

Shut up, sweetheart

Eh... Hi, sweetheart. Eh... I'm sorry, you know? I mean... You know me. I pay atention, but you can't ask me to pay atention all the time. I mean: you talk a lot, and a lot of interesting things, but I mean, you know how my brain works, I can be thinking in ten different things at the same time. Like the other day, remember?, you was telling me the story of Su and Do, and while I was listening to you my brain was trying to create a new cos function, and thinking about the end of Big fish, and picturing it, and watching how fast the roses grew this year, and trying to predict the weather, and suddenly I saw I was thinking too much, so I tried to count all the small voices in my head, but three different voices showed up, sweetheart, one in french, the other in japanese, and the last one in english, and the three of them started to count. I was a mess. How do you want to me to pay you atention all the fucking... Oh, you left me again, sweetheart. Do you see? Did you feel that? Did you feel that?! It happens all the time, but inside my head, you... you talking woman.

domingo, 6 de mayo de 2012

Gracias, pero no

Yo le estaba contando al linyera que me acababa de acordar que su saliva siempre tenía el sabor del sugus de manzana verde cuando él me interrumpió y señaló hacia abajo. Allá lejos, por 9 de Julio, venía un gentío alborotador.
Desde hacía un tiempo el linyera y yo nos colábamos en edificios que quedaban mal cerrados e íbamos a pasar un rato a las terrazas más altas de Buenos Aires.
-¿Esos son los que festejan las nuevas medidas del gobierno o los que las repudian? -pregunté, bastante desinteresado.
-Festejan... No sé si sabrán algo de lo que implican las nuevas políticas a tomar, pero festejan que por hacer quilombo les den unos mangos y les dejen seguir haciendo nada...
Me encogí de hombros.
-Quisiera se uruguayo para poder reírme de la Argentina sin sentir tanta bronca -suspiré.
Pero al mirar hacia el costado vi que el linyera lloraba apretando los puños.

sábado, 5 de mayo de 2012

Now the truth, babe

Hi babe, I want to say one last thing before you walk away. I had bored to you, I know. I am predictable, I think, there is no mistery arround me, there is nothing in me that surprises you. Well, all this time I was trying to do the opposite. Like I don't know how, I thought that if I didn't say what I was thinking, what I was going to propose you, what I was going to do next, you would think I was a little... reserved... But it never worked because I do everything you didn't want me to do, and all this time you knew my next step. It sucked so much, now I see. I'm sorry about that, I really mean it. Now, if you would give me one more chance to be sincere, to tell how much I want to hang arround with you, to tell all what I think, all what I want to do... maybe you don't walk aways like you're doing... No? Ok, go. Just... Nothing, forget it. 

So wazzup, woman?

I'd like to tell you something. It's about my behavior, you will understand. And it's like, you are thinking the things wrong, woman. I am naturally a bit kind. And you inspire me to be already kinder than I am, and in some point I feel like a pussy. So thath's when I try to be like a tough guy, but I instead of act with confidence, I act like a jerk. So there you have: I'm not a shy boy that hides a jerk inside, I'm just a bit stupid in front of you, and that's because you're awsome, woman. You should think about it, and don't go after those jerks with a kind side, because they are just jerks trying to get laid. And I want to get laid with you, but, you know, woman, I'm a nice guy, I want it only if you want it too. I... I don't know... I can buy some chocolate for you...

Al billete traidor

Al billete traidor
que nos abandona
y prefiere la calle, la vereda
la parada de bondis,
el kiosko, el andén.
A vos, billete puto
que ignoraste cuánto te necesitábamos,
que nos dejaste mal parados,
a vos que desconsideraste
el abrigo de nuestros bolsillos,
te deseo,
en la sensatez del enojo,
que alegres a alguien,
que compres una sonrisa a un nene,
que recibas un beso por recompensa,
que llenes un poco una panza vacía,
que calientes a un viejito,
que ayudes a comprar
un par de alpargatas.
Pero maldito seas
si sólo te gastan
en pagar un peaje, un impuesto municipal,
una corbata,
o mucha ropa barata.
Tené cuidado,
porque hoy te perdí,
pero si te vuelvo a encontrar,
me vas a tener que contar qué hiciste
y de una forma u otra,
las vas a pagar.

viernes, 4 de mayo de 2012

En fin

Hoy ando escaso de tiempo, de ganas, de ideas. Así que les narro lo que me pasó hoy a la vuelta: yo sé que a las nueve y veinticinco sale un tren local. Me bajé del colectivo en Once a las nueve y media, pero aún así corrí, como si supiera que el tren local se había atrasado. En realidad no es intuición: uno al tiempo siempre tiene la intuición de que tiene que correr, a veces lo hace, a veces no, y a veces lo que hacemos coincide con el horario fluctuante de los trenes que casi siempre se atrasan. Hoy corrí y el tren todavía no había llegado, el andén estaba llenísimo de gente y yo como pude me inmiscuí entre las personas que esperaban. Entonces lo veo: el tren estaba recién entrando, era de los nuevos, de dos pisos. Inmediatamente miré el andén de enfrente para ver dónde estaban marcadas, con líneas amarillas, las ubicaciones de las puertas del tren cuando se detenía. Y vi que estaba muy mal ubicado a la altura del primer vagón, de piso simple. Automáticamente salí de donde estaba y campeé a ojo la primera de las puertas del vagón de dos pisos, me ubiqué bien, retuve a las viejas y a los petisos apurados, dejé bajar a la gente, salté como un Sandokán al abordaje y me posicioné bajo una de las luces del piso de arriba. Arriba y no abajo, porque las viejas que se suben después prefieren ir abajo porque tienen menos escalones que para ir arriba, y yo quería ir leyendo sobre Sherlock Holmes.
Cuando llegué a casa me enteré de que nadie quería las ilustraciones que estuve haciendo, y que nadie iba a hacer nada con las montones de horas que les dediqué a cada una. En fin.

martes, 1 de mayo de 2012

Corta y a desgano

Ay de mí si supieras las cosas mías que posees. Ay yo si te cuento que hasta lo que no tengo tiene llave y candado, y es tuyo el llavero. Ay que duele no tener nada, ay que pesa pederlo todo, ay que engañás con esos ojos sin antifaz, entera mirada.