jueves, 2 de abril de 2009
Condición humana dieciséis
De un garrotazo lo atontaron, y en ese estado calamitoso lo metieron en un local. En ese local había cajas y cajas, todas cerradas, todas sin candado, todas de diferente color, diferente tamaño, casi todas apetecibles a la vista. Pero ninguna traía indicación de qué contenía: podían ser jabones, escorpiones, elefantes, sacapuntas, cuchillos o medicamentos: cualquier cosa. Trató de encontrar la salida del local, pues tenía hambre y quería volver a su casa, pero no había señales de salida, y la puerta estaba muy bien camuflada. Resignado, aún atontado, decidió probar suerte con las cajas.
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