viernes, 26 de agosto de 2011

Horacio en la plaza

Nadie habría sospechado que Horacio, el poeta que admiraba elocuentemente a escritores como Simenon y Doyle, pensara en tales cosas como las que pensaba todos los sábados mientras alimentaba lentamente bandadas de palomas, sentado en la plaza. Uno creería que se divertía viendo a las palomas perseguir las semillas que él arrojaba lo más lejos posible, esas pequeñas creaciones atolondradas, sin preocupaciones, sin obligaciones. Pero en realidad Horacio estaba atento al semáforo de la esquina y al trapito que cuidaba los coches estacionados, y ante cada oportunidad que se le presentaba arrojaba un puñado de comida hacia la calle, con la esperanza de que un conductor distraído hiciera paté de paloma, así poder oír la muerte del animal: "un crujidito... unos huesitos aplastados... un crujidito corto nada más..."

jueves, 25 de agosto de 2011

Y a continuación

No te pongas cariñosa
si sabés que me revientan
esas cosas y ese ser.
Tan tuyo, tan tuyo.
I know you are just
like all them, but
you look so different.
You look so you.
Y a continuación
yo te canto esta canción
pa mis adentros
y en silencio
monto el show.

Empezó abajo

Empezó abajo
y con sonrisa fue subiendo.
Si supieras de qué hablo
no estarías sonriendo.
Pero sí, pero si te digo
lo que siento de esta cosa
tal vez sigas así.
Yo sé que va lento.
En esta jarra en que me ahogo
entramos todos poco a poco.
Ajab manda saludos
y Moby Dick otros.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Cuándo dejé de poner números

Con sólo que gustes de mí
me alcanza, me sobra
y me guardo un resto.
Pero yo soy algo hipster
y no quiero ser tan hipster
como vos, prefiero
ver las nubes florecer
alrededor de tu cabeza.
A mí me vuela verte así
coronada.
Después de eso, juro,
nada puede mejorar.
En nada.

martes, 23 de agosto de 2011

Coleccionables


La guadaña no asusta a las personas bien personas. Sólo las personas que no se diferencian del pasto y de los yuyos, se asustan de la guadaña.

Conserje mental

Empezá barriendo la entrada, que las ideas siempre llegan apuradas y nunca se limpian en el felpudo, y van dejando sus huellas por todos lados. Después limpiá las ventanas del cuarto de la poesía y sacá brillo a la baranda de la escalera novelista, que el jefe se enoja si ve eso sucio cuando llega. Si en el comedor o en la recepción encontrás trastos sueltos seguro que son de algún cuento inconcluso, déjalos todos en la caja de ideas perdidas y tramos desechados. Cuando limpies el comedor tal vez necesites ayuda, el suelo está lleno de manchas resecas de creatividad y cuesta un huevo sacarlas. Después del almuerzo hay que limpiar las cocinas; eso te va a llevar toda la tarde: ¡ni te imaginás lo que le cuesta a la cocinera alimentar a tantas vueltas de tuerca sin sentido, intrigas irresolutas e indicios sin indicio! Si te queda tiempo hay que sacar el hollín de la sala de debates de alternativas posibles. Pero lo que sí o sí hay que hacer todos los días es acomodar los papeles que quedan en los mostradores (no te asustes, nada burocrático, se apilan y se guardan en la vieja chimenea que se rompió) y por último, antes de apagar las luces, asegurarse de que esté bien aceitada la puerta de entrada y de que la linterna del sereno tenga pilas. Nunca se sabe cuándo vamos a tener un visitante nocturno.

domingo, 21 de agosto de 2011

Condición humana XLVI

Están los que ven el vaso medio lleno y los que ven el vaso medio vacío. Convencionalmente existen sólo estos dos, pero indagando se descubre a los que ven una parte del vaso que sobra (chiste sobre ingenieros), y a los que ven el vaso medio vacío porque alguien ya se tomó el resto. A estos últimos no les molesta lo que falta ni se hacen ilusiones pensando que todo lo que les depara es la parte llena, pero tienden a añorar lo que se han bebido.


tapreine stree (-t art) naliesto clooding wayman (y waywoman) menath inates batmat (y su batmimóvit) theami (meetoo) modro

sábado, 20 de agosto de 2011

Tus ojos escoldos

Tu luz es como la de pedacitos de braza enterrados en una pila de cenizas en la habitación oscura de una casa en silencio. No crepitan, no humean, sólo se reflejan en los ojos de esas dos bestias que están echadas sobre la alfombra, frente al hogar apagado. Una es un unicornio. Siempre limpio, de andar tranquilo, orgulloso del cuerno capaz de atravesar el metal cuando se enfurece. Mira el titilar de las brazas casi con desconfianza. La otra bestia es un ciervo negro. Él es sucio, desprolijo, lleva la punta de las astas astilladas y cuando camina lo hace a lo bravucón, a los topetazos. Pero ahora está manso mirando el resplandor de tus ojos escoldos, embelesado, expectante, no se pierde ni un parpadeo.

viernes, 19 de agosto de 2011

Hipomoralismo

De repente, desaparecer. Así sin más, a lo arjona, tomar la decisión y ejecutarla en tres minutos.
O salir a pelearle a las viejas y esperar que se defiendan. Provocarlas.
Convencer a extraños peatones de que se suiciden, de que un onceavo piso es el broche perfecto de sus desconocidas pero miserables vidas.
Tirarle ladrillos a los camiones blindados, tantos ladrillos como haga falta. O lanzarle perritos adelante cuando están por arrancar.
Prender fuego un hospital. (El fuego es tan hermoso que podría prender fuego cualquier cosa.)
Bailar la danza de la lluvia y del granizo en una plaza. Desnudo funcionaría mejor.
Y con tantas otras cosas podría uno salir a divertirse...

jueves, 18 de agosto de 2011

Friction of fiction

Hace poco murió un bebé en un descuido de su madre, y ante el pánico ella inventó una historia en la que unos ladrones entraban a su casa a robar y le asfixiaban al bebé; como el cañonazo que terminó de hundir al barco del temor a la inseguridad, hubo una pueblada que casi termina con el linchamiento del intendente. La confesión de la mujer detuvo la catástrofe.
Ahora: historia rara, pero completamente posible. Tan posible como la historia de los ladrones que asfixian al bebé (después de todo matan viejos y embarazadas como si fueran gusanitos). Y, analizándolo, tampoco me extrañaría que fuera todo un bluff para ocultar algo más grave (como la nueva política de narcotraficantes, las desapariciones a causa de extraterrestres o la inmigración masiva de hechiceros invisibles), y que en el pueblo de la pueblada nadie sepa nada de nada.

sábado, 6 de agosto de 2011

Texto

Tengo una sensación de pérdida (Como un viudo viejo, como un exiliado a punto de morir). Soñé que buscaba mi vida por todos lados y bajo todos los rincones, soñé que empeñaba todo por encontrarla, pero desperté sin acordarme si lo había logrado o no.

viernes, 5 de agosto de 2011

Coleccionables


Cortá el pan sobre la mesa. Dejá de hacer migas en el piso. ¿Migas en el piso? ¿Dónde se hacen las migas? Creía que nacían del pan mutilado, pero nacen del suelo. Como semillas esparcidas desde el tronco de la madre, se alejan y van a brotar en su primavera. Sólo que a mi mamá le molestan cuando acaba de barrer la cocina.

Mi galpón

Me quedé dormido frente a la computadora y soñé con mi muerte. De repente estaba acostado, tarareando una melodía que se me había pegado veinte años atrás, cuando me di cuenta que mis pupilas se abrían y fui consciente hasta del aire que exhalaba al tararear la última canción de mi vida. Entonces, muerto, llegué a una habitación enorme, una especie de galpón inmenso usado de basural. Un basural me pareció al principio, pero entonces pude reconocer un muñeco de dinosaurio con la pata masticada, un par de zapatillas sucias, una pila de dibujos viejos en el porche de la primera casa en que viví. El poste de luz que grafitié, las piedras con las que hice sapitos en el sur, las sillas en las que me senté, sábanas que sudé (y también los ventiladores que rompí), las computadoras, los celulares en el cajón de uno de mis pupitres del colegio, un sonajero que nunca había recordado hasta entonces, una montaña de ropa húmeda, lapiceras, lápices, cartas de amor, boletos de colectivo, envoltorios de bonobones, y el resto. Ahí estaba todo, todo lo material que se envolvió en mi vida, y esa canción que me puse a tararear antes de despertar, esa canción con la cual puedo despegar de este mundo y atravesar lo que sea.