miércoles, 3 de diciembre de 2008

Condición humana VI

Un Genio salido de la nada le aseguró que si llevaba en la espalda un cubo de una tonelada de sal, no moriría durante el día. Y para la noche le serviría un terrón de una tonelada de azúcar. El hombre sonrió contento y tardó pocos segundos en conseguirse un bloque de cada cosa y ponerles correas para echárselos en la espalda. Como era de día, se montó encima el bloque de sal, pero pensó que pronto caería la noche y que para entonces el azúcar estaría lejos. Sin pensarlo dos veces hizo lo obvio y con cuidado colocó la tonelada dulce sobre la salada, y estas dos sobre su espalda. Satisfecho, sonrió y levantó el pie para dar el primer paso. Pero el peso lo venció y lo aplastó contra el piso, no lo mató, porque no moriría con esos cubos, pero tampoco lo dejó salir. Aún hoy se debate contra las dos toneladas, tratando de zafarse de ellas para poder vivir.

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