jueves, 18 de diciembre de 2008

Joda macho

Estoy medio cinéfilo porque sin compu propia miro más tele. Y por más que hace mucho que no veo Matrix (la uno, las otras son pochoclos), recordé la escena en la que Morfeo le ofrece a Mr. Anderson dos pastillas, una para poder salir de la matrix, otra para olvidar todo. Ya sé que esto fue muy analizado y trillado, pero hay algo que yo por lo menos no leí en ningún lado.
En mi poco insistente lucha contra la democracia, método ineficaz desde el principio como tantos otros métodos de gobierno, tuve que hacer un alto. Mi frasecita de que la libertad mata al ignorante quedó medio desvalida cuando recordé Matrix. Y mi alegoría de un hombre que le muestra a un niño hambriento dos cajas: una hermosa con una granada adentro y otra de cartón viejo llena de comida, también quedó pobre. No sólo ante la película, sino ante mis creencias religiosas.
Porque descubrí que en un principio la libertad realmente es algo innato del hombre. Por muy complicadas que sean las cosas, la libertad es innegable. Ahora (y acá está la clave del asunto), en Matrix el que toma la pastillita para olvidar todo, deja de servir. No cuenta, no se puede depender de él para que haga algo a favor o en contra. Es un ente que puede ser dominado por los agentes. El que elige no saber nada, no existe más en la toma de decisiones, digamos. El que elige "el camino del mal" no puede pedir que los que hicieron el esfuerzo por seguir el del bien, le tomen en cuenta todas sus decisiones. Es un: Joda macho, mientras sigas ahí, bancátela.


Bueno ahora veré si se me ocurre alguna otra historia divertida.

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