martes, 18 de noviembre de 2008

Popper

La pequeña avecilla avioneta pensó que llegaría alto algún día, y comenzó a probarlo: cada día volaba libre a las 7 de la mañana y trataba de pasar el árbol del jardín, que era muy alto de por cierto. Luego de una semana, pudo pasar sobre su copa. Entusiasmado, al día siguiente comprobó que podía volar un metro encima de él. Así, la pequeña avecilla avioneta fue subiendo un metro cada día: al martes, cinco metros por arriba, al jueves, siete, al lunes, once metros. ¡Se sintió imparable! ¡Llegaría más alto que cualquier otro ser en el universo!
Sin embargo un día, muchos meses después, salió de la órbita terrestre y comprobó que por más esfuerzos que hacía, no era capaz de volver: se había acostumbrado a hacer fuerza para arriba, no para bajar. Y así quedó, en órbita y sin oxígeno, y la avionetita murió en el espacio exterior.
¿Moraleja? Nunca confíes en tus razonamientos inductivos, ya lo dijo el salame de Popper.

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