martes, 11 de noviembre de 2008

Esperar el colectivo

Los neptunitas observaron durante años a los terrícolas, analizando sus costumbres y sistemas de vida. Pero la única cosa que seguían sin entender era aquella extrañísima costumbre de juntarse en algunas esquinas, a diversas horas de día, hiciera frío o calor, lloviera o no. A veces charlaban, a veces fumaban, a veces llevaban extraños objetos, a veces no. Y luego, como una secta, se iban subiendo a aquellos vehículos enormes y desaparecían por largo rato. Lo que sucedía adentro de esos bochinchosos aparatos, los neptunitas lo desconocían y los llenaba de intriga. Entonces el neptunita más sabio y respetado en el Sistema Solar un día propuso una hipótesis: seguramente los terrícolas habían descubierto el constante espionaje, y aquellos sitios eran los antros preparados para la inminente subversión y ataque. Aquel día a las 15 horas cundió el pánico, y para medianoche todos habían muerto.

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