lunes, 10 de noviembre de 2008

Condición humana II

Habían conectado su corazón a un molinete de viento de esos que los nenes suelen pedirle a mamá que les compren. Apenas despertó, fue corriendo con el molinete en alto hasta un lugar donde encontró viento; allí pudo comer y dormir tranquilo, y luego volver a su casa. Para ir a trabajar se le complicó más: soplar durante todo el viaje y pelearse con el jefe para que le prestara un pequeño ventilador, pues el muy tacaño no lo quería ceder. Así, inseguro e improvisando muchas veces con el molinete en la mano, pasó a vivir su vida. Hasta que un día, en el trabajo, alguien tropezó con unos cables, cayó al piso revoleando el vaso con agua para el jefe y, en la confusión, el sistema eléctrico colapsó y saltó la térmica.

1 comentario:

  1. este fue el que más me gusto :D:D un beso rafa, suerte con tu nuevo blog :)

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