Antropquía era un reino bastante común, ni muy muy ni tan tan. Poseía una cantidad normal de nobles, pajes, campesinos, caballos, guerreros, granjas, armas de asedio, curtiembres y todas esas cosas propias de los reinos. Tampoco faltaban guerras con reinos vecinos, pactos, alianzas y traiciones comunachas.
Ahora, lo que era extraño en Antropquía, era que el Rey tenía un príncipe. Y ese príncipe, a pesar de que el Rey murió y lo sucedieron otros reyes, reinas, cenicientas y senescales temporarios, jamás pudo llegar al trono. El príncipe estaba destinado a príncipe, pero él se cansó de eso y un día (nadie supo cuándo) se fue. Se fué, el príncipe de Antropquía.
domingo, 7 de diciembre de 2008
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