miércoles, 12 de noviembre de 2008

Desesperanza II

Se sentía sólo como un gusano solitario en una manzana, como un corcho que se hundió o una pulga en la 9 de Julio. No había encontrado nunca al amor de su vida, no había entablado verdadera amistad con ningún otro ser viviente. Su madre parecía quererlo, pero no era suficiente. A su padre nunca lo conoció. Su mente le decía que habría un mañana, que todo lo que le faltaba llegaría pronto, que se fiara por una vez a que saldría bien; pero lo cierto es que ya estaba cansado de esperar, estaba exhausto de ver sus intentos frustrados, truncados, frenados. Estaba internamente podrido con el convencimiento de que nada iba a cambiar.
Sin embargo se equivocó pues a los dos días su madre lo dio a luz en la Clínica Modelo: un hermoso bebé que tenía una cómica carita de asombro y que toqueteaba todo. Lo pusieron en una cunita e inmediatamente se enamoró de la recién nacida de al lado. Aaah… Ahora sí, había llegado su hora, se dijo Don Rafael de Nuño.



a dos meses del necrótimo cumpleaños en bariloche

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