martes, 25 de noviembre de 2008

Encuentro casual

Iba caminando cabizbajo por la vereda, esquivando pozos, cuando, por ir cabizbajo y esquivando los pozos, vi al niño indigente que descansaba a medio camino, con los ojos cerrados, sonriendo al cielo.
-¿Qué hacés ahí tirado? ¿Necesitás algo?
Abrió sus ojitos y me miró con delicadeza.
-¿No sabías que la magia existe cuando cerramos los ojos?
-No, contesté, sincero.
-La magia existe cuando cerramos los ojos. El amor, siempre.
Y volvió a cerrar los párpados. Yo creí entender lo que me había dicho, así que me agaché, me acosté a su lado y cerré los ojos, sonriendo al cielo.
-Y cuando el amor parece no estar, con un poco de magia enseguida aparece, ¿cierto?

1 comentario:

A ver qué tenés para decir...