Los dos mendigos miserables, con sus húmedos harapos y dientes caídos, miran al gordinflón que pasa con su galera, su levita y su bastón de puntita blanca. Su naricita respingada, sus párpados maquillados varonilmente y su mujer de esclava a un brazo de distancia.
Uno de los mendigos escupe hacia un costado con repulsión y comenta:
-El orgullo es un gordo de patas flacas: cuanto más pesa más fácil lo hacen caer, y más gordos trata tirar consigo para compensar su propia caída.
Y luego de decir eso, agarra un cascote de un edificio que se estaba demoliendo a sí mismo y, con cuidado, apunta y lanza.
Buena combinación: Battlefield 2 y estadística.
jueves, 20 de noviembre de 2008
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