Te odio como los pájaros su nido.
Te odio como al olor a piel.
Te odio como hielo al frío.
Te odio como la abeja a la miel.
Dije que te odio como cerveza al borracho.
Que te odio más que a escribir.
Te odio como tenista a su brazo.
O como al día que te conocí.
¿Mensioné que te odiaba tanto
que llegué a ponerle tu nombre al sol?
Más de una vez desperté agitado
después de tener una pesadilla con vos.
Y ahora que siento que te odié suficiente
como para diez décadas recordar,
otro sentimiento da un paso al frente
y cambia mi odio, quizá por algo más.
lunes, 15 de junio de 2009
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;-) Muy bueno! Desde mi cuarto con la nebulosa de una gripe invernal, se emiten mis aplausos por este post,sir...
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