miércoles, 24 de junio de 2009

Mis sauces lloran al verla pasar

Si ya nada será igual, revolcón y cuenta nueva,
si nada de lo que será me regalará unos anteojos,
creerán que quizá no quiera volver a verla.
Y es mentira o es verdad, no hay más alternativas,
es mi antojo el que domina todos los ríos del mar.

Me salvó un sauce llorón de la aluvia asesina,
con una rama sin flores, sin aromas, mil calores,
y le pregunté señor, ¿para dónde está la vida?
Y el sauce sólo lloró, de alegría, de alegría.

Mas qué estúpido que fui por no querer verla,
ella es el sauce alegre, y yo su primavera,
ella es roca y metal, ella es Roca, es manantial.
Ella es la pieza de puzle que encaja justo acá,
es la única que falta para terminar,
pero este puzzle es de 500, y ella de uno con mil más.

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