Qué ganas tiene el verano de hacerme escapar,
ganas que florecen en primavera, pero que aparecen ya antes:
cuando el frío tira las hojas de los árboles y deja que pase,
entre sus ramas peladas, el primer aliento primaveral.
Luego el invierno congela las ganas, pero no por mucho:
sabe a cada hora que su tiempo está por pasar.
Quiero escapar, quiero escapar, quiero escapar, fugarme y regresar.
sábado, 27 de junio de 2009
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