jueves, 7 de mayo de 2009

Mil por diez a la diezmillonésima potencia

Cada letra impresa, cada letra mamarracheada en un papel, un cartón, una mano o una pared, la proa de un barco, un pergamino o el arco de una catedral. Cada letra que en el mundo se ve requiere de un soporte material: tinta, grafito, aire y otras cosas. Y también requirieron un gasto de energía, humana o mecánica...
En definitiva, supongo que ya es evidente a donde apunta esta inútil reflexión. No voy a seguir escribiendo.


A veces un hachazo me sentaría mejor.
¿Perder la cabeza es ganar la razón?
Soldado que huye sirve en la próxima batalla.
Pero puede que llegue la monotonía de la paz, puede también que ya no quiera volver a luchar.
Y que a la vez, retrucando hilos de pensamientos, sienta que sólo en una batalla podrá morir.

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