domingo, 10 de mayo de 2009

Dar

Voy a medirme ahora para vos, no por lo que soy sino por lo que tengo y puedo ofrecer. Para empezar, tengo abrazos y miradas que saltan a tus ojos. No tengo mucha plata, pero tengo ganas de gastarla en lo que creas necesario. No tengo auto ni moto, tan sólo la última bicicleta de mi nono, que me lleva a donde le pido; de él además tengo historias, retratos y lágrimas para contarte. También tengo un don chiquitito: imaginación. Por eso tengo la seguridad de prometerte poesía por siempre, relatos todas las noches y secretos que no te aburrirían ni en cien años. ¿Sabías que tengo la historia de un colibrí que ayer, mientras miraba para afuera, se posó por un instante en la soga de colgar la ropa? Tengo buena memoria para las películas, podría contártelas por si vos te las olvidás. Tengo un reloj interno bastante acertado, así que no tendrías que preocuparte por quedarte dormida a la mañana. Tengo también (y es importantísimo) tantas ganas de conocerte a fondo como ganas de excavar tiene un minero afiebrado por el oro. Tengo ganas de viajar por el mundo, tengo pies que desean desgastar tantos caminos como puedan, y tengo ganas de que me acompañes. ¿Vos me acompañarías, si te doy todo esto a cambio?


¿Quién puede decirme las cosas que quiero oír? ¿Quién puede decirlas y despertar algo en mí que no sea pena por ambos? ¿Quién puede estirar una mano y una sonrisa para el intercambio perfecto?

1 comentario:

  1. Creo que este post no tiene nada que envidiarle al Condemned poem to suffer del mes pasado...mi mantecoso de oro del mes de mayo para esta nota...

    ResponderEliminar

A ver qué tenés para decir...