martes, 5 de mayo de 2009

Condición humana XXII

Por la mañana era una simple picazón en el talón de mano. Se rascaba, se satisfacía, le volvía a picar y se volvía a rascar con más ganas. Pero, para la noche de ese mismo día, tuvo que recurrir a la mutilación: se cortó la mano de un hirviente machetazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A ver qué tenés para decir...