La otra noche vi un lucero, que de tan grande más que lucero era un cometa. Intenté verle la cola, o hacia dónde caía, y sin embargo no hubo cambios hasta que se hizo de día: mi lucero era un cóndor lucero, pero no era más que el matutino de toda rutina.
Ya con el celeste naranja rosado me acosté, cerré las cortinas y soñé: soñé con un lucero cóndor que me llevaba de sus plumas brillantes hasta un tren en donde la mujer correspondía al hombre y la verdad tenía un sólo nombre.
jueves, 14 de mayo de 2009
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Lucero cóndor... inmejorable
ResponderEliminarBisus