viernes, 8 de mayo de 2009

De termómetros

Cada uno tendrá su termostato personal y sus propias formas (subjetivas de más) de medir la temperatura.
Hoy me desperté a las 8, redondeando, y estaba tan frío el aire de mi habitación que no quise ni destaparme. Media hora después decidí levantarme, pero entonces me quedé sentado en la cama, mirando con desconfianza la remera y el suéter: no los había tocado, pero sabía de antemano que me iban a helar la piel. Esa es una de las formas que tengo para conocer la temperatura: si la ropa está fría o no. Es terrible la ropa fría.
Igual ahora estoy en remera y estoy bárbaro, no llegó el verdadero invierno. Que tampoco se hace presente todos los años... Cuando sí, cuando de verdad se sufre el congelamiento, es cuando el frío le gana la partida a los propios bolsillos, a los calzoncillos y a los cuellitos polar. Ahí lo único que me abriga es la fe ciega que le tengo a la translación de la Tierra.

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