-Ya sé que no hay ganas -dijo la hormiguita-. Pero por favor: ustedes conocen las circunstancias actuales... cada una de ustedes sabe la situación. Es desastrosa, sí, pero por favor: si todas colaboramos podemos cambiarlo, podemos darle el empuje necesario. ¡Pero yo sola no puedo, necesito de ustedes! ¡Por favor se los pido, muevan sus patitas como yo lo hago y dejemos nuestra marca!
Las demás hormiguitas, aunque holgazanas al principio, pusieron patas a la obra y, entre todas, lograron desplazar ese largo cuento que había al final del blog.
Listo, ahora hay chances a nuevas cosas.
Creo que algunas mujeres me esquivan y me hacen doler la cabeza. Lástima que son esas que parecen valer la pena. Y creo que el olor a sucio, cuando viaja sentado al lado de uno, también hace doler la cabeza.
lunes, 14 de septiembre de 2009
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Muy bien, reanudemos!
ResponderEliminarNo se porque sabía lo de tu poder para extraer pensamientos con solo mirar a las personas. Sos especial Rafafari. :)
Me asusta que siempre tengas el comentario justo para todo, verdaderamente me asusta.
No sabía lo de las duendes; alguien me dijo que las duendes no existen, que son duendes disfrazados de duendas, en fin, pero vos pareés más convincente.
Quizás esas mujeres no valgan la pena, no?