martes, 1 de septiembre de 2009

Las bondades de un hijo

Es difícil generalmente ser buena persona, porque si te proponés ser bueno enserio es como una adicción en la que obtenés muy poco placer. Pongamos el ejemplo de que mamá te pide que le laves los platos: te ponés y los lavás. Pero apenas terminaste pensás ¿qué, voy a dejar que los seque ella después, cuando vuelve de trabajar? No, así que te ponés y los secás y guardás también. Y cuando te estás yendo pisás algo raro y mirás el piso, que está lleno de basuras y pelusas. ¿No es mañana el día que mamá limpia? Uff, aliviémosle un poco la vida: ella hace tantas cosas por nosotros... Si tan sólo pudiéramos pagar una chica que ayudara... Pero te ponés y barrés, y después de barrer ves las telarañas en el techo que llevan meses ahí. Ves la pantalla sucia del televisor, ves el sillón roto de papá, ves que tu propia habitación está desordenada, ves que ya va siendo hora de guardar las frazadas de invierno. Y siendo bueno llega medianoche y no te acordás de qué era lo que habías querido escribir en tu blog.
Ah sí, sobre lo difícil que es cada tanto ser bueno enserio.


Alcaración: Tinim Bari está terminado. Origen está abandonado. Cimbaderos está pausado y Dieciocho siestas me está gustando.

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