domingo, 13 de septiembre de 2009

Humungous tree

Hay veces en las que si me quedo quieto todo tiembla adelante mío. No sé qué será, pero las cosas vibran como si vibraran mis propios ojos. Cierro uno, cierro el otro, todo se mueve igual.
Nunca me doy cuenta qué recorrido va a hacer el alargue de la bordeadora, y siempre lo engancho con la máquina de cortar el pasto, abandonada en cualquier lugar.
Qué domingo de locos y drogadictos. Me gustó. El agua turbia me parece un poco más cristalina ahora.

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