lunes, 28 de septiembre de 2009

No hay nadie más

(Cual animé tranquilo alrededor de un colegio japonés, obiamente rodeado de sakuras en flor que se deshojan lentamente, se oye música imperceptible mientras los dos hablan.)
-¿Vos te diste cuenta de tu cambio radical?
-Antes me sentaba sí o sí en el último asiento (antes de la puerta) del lado de la ventanilla. Ahora en cualquiera, a veces del lado del pasillo.
-¿Y por qué?
-No sé.
-¿Pero no sabés cuándo se dio el cambio?
-No estoy seguro. Creo que empezó por un tema de disponibilidad de los asientos. Calculo que hace tres o cuatro años que dejé de buscar siempre el último asiento a la ventanilla para sentarme en el que más me convenía ese día y a esa hora.
-¿Qué pasó hace ese tiempo?
-¿A parte de pensar en comodidades? Dejé de ser algo solo.
-¿Y ahora?
-Ahora tengo amistades.
-¿Y por qué surgió el paulatino cambio radical?
-Porque sentándome en un lugar disperso, del lado del pasillo, aunque esté el colectivo vacío, me siento acompañado. Si estuviera lleno de gente alrededor me sentaría de todas formas ahí. Cuando me sentaba atrás podía estar lleno y con gente parada, que igualmente me iba a sentir solo.
(Una última nota larga de viento atravesando la luz de un bambú. Las sakuras ya no están en flor. [Y a mí me esperan varias series de animé.])

2 comentarios:

  1. Ese tipo de conversación (real) tengo con mi amiga Pilar; la chica le encuentra el porqué a cada cosa que a uno se le canta hacer. Saludos principe (: no sos azul, no?

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  2. Yo todavía sigo sentándome atrás. Tendría que reflexionar un poco.

    Saludos!

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A ver qué tenés para decir...