sábado, 28 de abril de 2012

Seguimos siendo babys

Había garuado todo el día, y seguía garuando de noche. Si no hubiera tenido que ir a la facu, hubiera sido el día ideal para maratón de animé y películas. Pegué la frente al vidrio y vi que en el reflejo sobre el asfalto, la luz roja del semáforo se volvía anaranjada cuando se prendía también la luz amarilla. El colectivo arrancó y el sonido del motor volvió a cubrir la música melódica, como de ukulele o bajo, que sonaba en la radio del chofer. Desde ayer a la noche sentía que me iba a enfermar, tenía algo como duro en la garganta y me sentía débil, desanimado, me dolía todo lo que rodeaba los ojos. Me dolían las piernas de haber estado toda la clase de pie. Con los ojos cerrados, la frente todavía contra el vidrio frío, levanté las dos rodillas y me las abracé.
Entonces entreabrí los ojos justo para ver a una mujer que se paraba y, caminando hacia el fondo, se inclinaba sobre mí un segundo, el necesario para decirme en voz baja: seguís siendo un baby, y pasar de largo sin que yo llegara a reconocer del todo esa cara, en penumbras, que me resultaba tan familiar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A ver qué tenés para decir...