viernes, 13 de abril de 2012

Y hoy estoy feliz hija de puta

Con mi amigo el vagabundo habíamos encontrado una billetera en estación Retiro, y después de tres días conseguimos devolvérsela a su dueño. Estaba asustado cuando nos vio, pero terminó tan agradecido de nuestra buena intención que nos regaló cien pesos.
Con esos cien pesos, después de mucho tiempo, fuimos el vagabundo y yo a un Carrefour. Compramos pan lactal, café instantáneo, una mermelada y un cuchillito limpio para untar. La cajera nos miró con suspicacia cuando le dimos el billete de cien.
-Cerrá la boca, conchuda -dijo el vagabundo, sonriendo con todos sus dientes amarillos-. Hoy estoy de buen humor, no quieras arruinarlo como una hija de puta.
Ella congeló su cara en una especie de susto infantil y nos dio el vuelto.
-Gracias -dijo él-. Que tengas buen día.

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