miércoles, 25 de abril de 2012

Condición humana LIV*

Voy en bici por ahí, y manejo sin usar las manos. Me cruzo otra gente en bici, siempre parecen un poco contentos. También me cruzo con motos y autos. Y es curioso que los automovilistas, al verme ir en bici y sin manos, se preocupan, desaceleran, intentan esquivarme dándome dos metros de margen, temiendo que yo me caiga de imprevisto y me aplasten la cabeza con sus imponente autotes de plástico. Entiendo que lo hacen porque mi andar no es recto y parejo: hago ondulaciones, pequeños zigzags, también cada tanto paso por un pozo o sobre un cascote y estoy apunto de caer, pero en realidad muy lejos de caer. Eso de mí andar les da inseguridad, cuando en realidad yo voy completamente seguro.
Pero cada tanto me cruzo con algún automovilista tan preocupado, tanta pena da, que durante unos segundos pongo mis manos sobre el manubrio, finjo controlar perfectamente mi bici, y sonrío. El otro pasa rápido y yo vuelvo a guardar las manos en los bolsillos.

*También llamada La metáfora perfecta

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