martes, 17 de abril de 2012

La ocupación del caracol

Carolina es normal entre los caracoles, es decir que es lenta; pero si fuese una persona sería una persona muy colgada, de esas que no reaccionan a tiempo, que tardan en comprender qué está pasando y que después no saben qué respuesta dar, de esas personas que se mueven de acá para allá sin ritmo como si no supieran a dónde van, de esas personas que, a la menos señal de peligro y hostilidad, se callan y se esconden en sí mismas. Pero Carolina es un caracol y es un caracol normal y no puede hablar. Si fuera persona, en cambio, nos explicaría que los caracoles avanzan lento no porque les falte fuerza o porque llevan mucho peso a cuestas. Los caracoles van lento porque no dejan de pensar. Van lento porque sus cerebros están colmados de preocupaciones, ideas, respuestas, preguntas, colores, proyectos, esperanzas, balances, tasaciones, recuerdos y penas. Nosotros somos humanos, pero si fuéramos caracoles, probablemente no nos gustaría que nos dijeran lentos. O en realidad estaríamos tan ocupados que ni nos importaría.

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