domingo, 18 de marzo de 2012

La lluvia salada del mar

A veces la ira, la furia, el enojo es tan fuerte que se convierte en persona y sale pisando fuerte de la boca de alguien, incontrolable, directo hacia la pelea. A veces el corazón, la ternura, el enamorarse es tan fuerte que se convierte en aire y y burbujas y los ahoga a los dos, los hunde, los emborracha. Besos y risas. A veces la soledad, el aburrimiento, la incertidumbre se hace tan fuerte que se transforma en vómito y el vómito en sangre y la sangre en río. A veces la muerte toca tan cerca, dispara tan fino, sorprende tan fuerte que se transforma en vacío. En agujero. En serpiente hueca. En abrazo de miedo. Pero a veces una sonrisa es tan linda, una mirada es tan brillante, una guitarra es tan fresca, un brazo tiene piel tan limpia, un peinado es tan rebelde, que puede por sus propios medios y sin encontrar resistencia, matar personas de furia, borracheras de enamorados, vómitos de soledad, serpientes de miedo, noches de invierno, reuniones de muertos.

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