Sí, sí, creo que nunca estuve más lejos del piso en mi vida que acá en el trabajo (salvo algún que otro mirador). Pero no se nota ¿viste?, con la comodidad de estas cosas no tiene nada que ver a asomarte por la baranda de un mirador. Se pierde la noción, ves la gente diminuta pero no parece tan lejos. Es como estar bajo tierra también: muy arriba o muy abajo, en la oficina o en el subte, es un lugar más en el que estás.
Lo bueno de esto (lo realmente bueno) es que en el piso 15, cuando salgo del ascensor, la puerta exterior huele igualito a como olían las cabañas de Traful. Igualito.
Pedir que no se lleven la lapicera no es tan terrible. La gente acá es buena onda.
lunes, 31 de mayo de 2010
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