lunes, 10 de mayo de 2010
Condición humana XXXX
El piso tiembla, siempre tembló. No sé si ya se va a desmoronar todo o si va a ser dentro de una hora, dos horas, unos días, unos meses. Yo por las dudas espero: tal vez falte mucho para que se desmorone y me va a dar señales cuando esté ya por caerse todo. Aunque no sé si da señales, tal vez la señal es esta: el temblor. Adelante mío tengo un precipicio, pero llego a ver una cornisa al otro lado. ¿Salto? La distancia parece importante, no sé si voy a llegar. Al lado mío, cada tanto, veo gente que salta y llega y gente que cae ahí nomás. A los que saltan y llegan les pregunto a los gritos si se salta fácil, y aunque no llego a verlos, me responden que sí. Pero desconfío: ¿y los demás que se cayeron? Yo los vi justo al lado: dieron un par de pasos, tímidos, asustados por el temblor, y cayeron. Los que saltan y llegan lo hacen con mucha fuerza, parecen estar acostumbrados a saltar de cornisa en cornisa, ¿yo qué sé si soy así de habilidoso para saltar? Es más probable que yo sea de esos que caen a mitad de camino. Así que por ahora no hay apuro, el piso tiembla pero todavía no se desmoronó, ¿cierto? Siempre y cuando me dé una señal bien, bien certera de que está a punto de desmoronarse, puedo esperar acá y saltar a último momento.
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