Hay días que charlamos mucho, el mendigo y yo. En esos días puede contarme desde historias de las guerras napoleónicas a intimidades del lecho de emperadores romanos y reyezuelos sumerios, inculcándome sus pensamientos filosóficos y sus traumas de niño. Pero otros días, como hoy, la cosa se complica.
-¿Tenés familia? -le pregunté yo. Me llevó semanas animarme a preguntárselo, pero hoy tuve valor.
-Murieron todos en un accidente automovilístico -me respondió, seco-. Había muerto mi tíabuela Corinia e iban todos en la procesión fúnebre hacia el cementerio cuando un camnión de combustible sin freno hizo mierda todo.
El resto del día no dijimos nada más y miramos a la gente con mayor intensidad que de costumbre.
domingo, 2 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
hice el esfuerzo por recordar tu blog cuando se lo decias a otro, y desp te sentaste al lado mio en el colectivo,
ResponderEliminarhoy entré... me gusta mucho lo q escribis
descubrí q ibamos al mismo colegio.
saludos y espero q llegues lejos.