martes, 27 de abril de 2010

Notas prácticas sobre ortodoncia

El verdadero dolor viene después, así que no le tengas miedo a la intervención en sí.
Escuchar música con el mp3/mp4/celular/pendorcho es buena idea para distraerte, pero creeme que cabecear al ritmo de la batería ya no es tan buena idea.
Aunque parezca que está concentrado/a sólo en tu boca, el/la dentista también te está vigilando: no te le quedes mirando a la cara como un idiota.
No le tengas miedo a pedirle un espejito para ver el zafarrancho que tenés en la boca (salvo que te impresione la sangre), porque nunca va a ser tan malo como te lo imaginás después de ver tremendos ganchos y tornos trepanadores dignos de un taxidermista sádico.
Haceme caso, no cantes tampoco.
No sos necesariamente un quejoso por encontrar placer en decir auch cada vez que te duele.
Quedarte sin dientes a los 30 no es buena idea, así que sí, agradecele al/a la dentista cuando te vas (salvo que no puedas hablar).
Como conocemos cómo es la realidad actual en los bondis y trenes, haciendo clic acá podés comprar una de nuestras remeras especiales. Así cuando te subas al transporte público no vas a tener que pelear como una embarazada por tu merecido asiento, porque todos van a leer VENGO DEL DENTISTA, DEJAME EL LUGAR QUE NI PUEDO HABLAR en tu pecho.
Y por último, si sabés que vas a ir para algo más que pasarte un hilo dental, previamente fijate en internet cómo hacer variadas papillas y compotas, a la vuelta no vas a saber ni dónde está el botón que prende la computadora.

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