lunes, 19 de abril de 2010

Monedero mágico

Iba caminando por Castelar cuando patié o pateé un monedero. Me puse contento y lo levanté. Miré alrededor y nadie me notó, esperé como treinta segundos por si alguien volvía pero no vino nadie, entonces me lo quedé. Estaba pesadito y tintineaba. Fui pensando en mi buena suerte hasta la parada del colectivo, y una vez ahí (no antes porque no quería perder un bondi) lo abrí. La desilusión fue tremenda: había de todo menos plata. Unos papelitos doblados bien bien chiquititos, una muela de leche, una estrellita que brilla en la oscuridad, un anillo roto y un arito, un casco de una bala, un pedazo de vidrio irregular, unos boletos, la cabeza de un cepillo de dientes, una aguja con corcho en la punta, dos imanes de auriculares, una cadenita oxidada, un cablecito enrollado, un botón verde y uno gris, unas piedras indiferentes, la foto de un nene, una gomita de pelo rosa y una pila diminuta, de un tamaño que no sabía que existía. El viaje de vuelta en el colectivo fue triste. Preferiría no haberme encontrado nunca eso, o haber encontrado plata, porque seguramente quien perdió ese monedero preferiría también haber perdido la billetera.

3 comentarios:

  1. Parece los monedero y carteras de Trini que guarda de todo y son sus tesoros!

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  2. Parece el monedero y las carteras de Trini que guarda sus tesoros!

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A ver qué tenés para decir...