sábado, 24 de abril de 2010
Crónica de la pulga locomotora
Ducharse e irse a dormir no sirve si durante la ducha atacan las ideas literarias. Irse a dormir temprano, entonces, no sirve si te quedás escribiendo, porque la mañana te despierta temprano igual aunque los planes hayan cambiado. Ir y venir se pasa rápido. Me perdí en un laberinto impredecible de trenes, leí como espárrago empalado, perdí un lápiz y cinco pesos (juro que desaparecieron, el bolsillo con agujeros es el otro). Y volví vacío como si hubiera perdido el órgano que asimila el amor y que digiere de la felicidad.
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Me gusta cuando escribís raro, y me siento identificada con lo que decís, yo: con tejas y vidrios rotos que de a ratos cortan el aliento y dan ganas de mirar para atras y desaparecer como tus cinco pesos
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