miércoles, 21 de abril de 2010

Alguna que otra vez

¿Alguna vez admiraste la genialidad de un moco? ¿Alguna vez oíste tu propio cerebro? ¿O alguna vez te pensaste cómo hacía a latir el minúsculo corazón de ese insecto que, mil veces más chico que una polilla o una mosca, salta sobre las páginas de tu libro, revuela entre tus dedos sin que lo veas, pasea por el teclado hasta el monitor, y finalmente se muere y se pierde con el polvo? ¿Alguna vez siquiera notaste a ese microscópico mosco que hasta las arañas desdeñan?
¿Alguna vez te fijaste que las hojas de otoño que pasean por el piso tienen dos reversos diferentes, y que duplican la cantidad de mundos que podés imaginar en ellas? ¿Alguna vez imaginaste qué vergüenza cubre al mundo, desde la vecina que rompió el jarrón de la abuela a la madre que alimenta de basura a su hijo hasta el gordo que rompe su sillón de roble con su peso? ¿Alguna vez pensaste en el olor de tus ojos? ¿Alguna vez consideraste que nada puede igualar el sabor de tus papilas gustativas? O, siendo más románticos, ¿alguna vez escuchaste el murmullo de la sangre que revienta en tu corazón cuando se miran uno al otro? ¿Alguna vez le contaste las pestañas a la vida? ¿Alguna vez le mediste las arrugas a la muerte?

2 comentarios:

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