martes, 30 de octubre de 2012

La gota de ciruela que resbala por el mentón

Un día sentí algo negro y pesado que subía a mi cabeza y me desvanecí sin saber nada más.
Cuando desperté, una sombra de colores apareció ante mi vista nublada, puso una mano en mi frente y después habló con ansiedad:
-Un carretilla vacía rodando por una calle de asfalto...
Inmediatamente vino a mi cabeza el sonido metálico e irregular.
-...¿podés evocarlo, podés escucharlo en tu memoria? -preguntó-. Un llavero de portero de colegio, un racimo con veinte llaves colgando, pesado, tintineando cuando camina, lleno de reflejos opacos y plasticos de colores: ¿podés imaginarlo, podés verlo con los ojos cerrados? El sonido del obturador de una cámara de fotos un día soleado. Cien palomas picoteando en una plaza que se espantan cando pasa un colectivo. El viento fuerte en los labios. El murmullo del aire en las hojas verdes de un viñedo... ¿Podés evocar todas estas cosas? ¿Podés jugar con ellas?
Asentí sonriendo, y comprendí que estaba vivo de nuevo.

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