lunes, 1 de octubre de 2012

Allt som är ditt

Sacó una valija del armario y la llenó de fantasmas y recuerdos, empezando por el horror de la primera vez que hicieron el amor y cerrándola con el de la última pelea. Dejó la valija lista a un costado y sacó un bolso deportivo en el que metió la sonrisa de los domingos en la plaza, alguna noche de fiesta, los desayunos que alguna vez le llevó a la cama. En el espacio que quedaba guardó dos mudas de ropa y un collar de su mamá. Puso el bolso sobre la valija y se dedicó a cortar las sábanas con la tijera y arañar el espejo. Abrió la cajita de música y la llenó de gritos e insultos y odio y la dejó sobre su mesa de luz para que escuchara todo. Salió con su valija y el bolso y en la puerta de entrada hizo una gran X con su cortauñas. Mientras escapaba hizo un alto en un descampado y quemó la vieja valija con un litro de nafta. El bolso lo terminó perdiendo en un trasbordo que hizo en una ciudad del este, pero realmente no le importó porque el camino recién empezaba.

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