martes, 9 de octubre de 2012

La caspa de Cristian

Al principio creíamos que era caspa, y le compramos un champú anticaspa. Pero el problema fue en aumento a pesar de todo. Cristian tenía pelo largo y ondulando, muy abundante y espeso, y estaba cada vez más lleno de cositas blancas. Fue entonces cuando empezamos a mirar con cuidado y nos dimos cuenta que lo que creíamos caspa, eran diminutas construcciones. Piensen en el diente de Lisa que desarrolla toda una civilización, y van a tener una idea bastante acertada de lo que pasaba en la cabeza de Cristian. Porque crecían diminutas ciudades entre su pelo, rascacielos desde el cuero cabelludo, ciudades colgantes, largos caminos transitados. Cuando lo descubrimos compramos varias lupas en casa, queríamos examinarlo todo el tiempo, y era divertido. Había cientos y cientos de ciudades y aldeas, cada rulo que corrías a un lado te revelaba nuevas estructuras minúsculas y fascinantes.
Pero llegó un momento, ya cuando empezaba a generarse cierto interés científico en la cosa, en que Cristian se cansó, fue a la peluqueria y volvió pelado.

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