sábado, 12 de diciembre de 2009

Pirucha zanahoria panfletera VI

Sacaron los asientos comunes en esos vagones. Ahora el tren está lleno de subibajas de colores (azul, rojo, verde, amarillo y naranja). Están de forma transversal y llegan casi a la altura de las ventanillas, apenas con espacio para que las personas circulen detrás en hileras de a uno. Suben y bajan, es mucho más divertido. Pero nadie quiere ser la pareja de algún gordo muy grande o de una nenita llorosa. En la hora pico, cuando va todo el mundo a Capital o vuelve todo el mundo de Capital, llega a haber hasta cuatro personas sentadas de cada lado en cada subibaja, y aún así aguanta. Nadie sabe de qué madera están hechos, pero tanto la metalurgia como las tablas de los subibajas son terriblemente resistentes, se espera que duren años y años.


Dichoso sea el que difícil se alegra y fácil se entristece, pues cada sonrisa es como ganar la guerra.
Indiferente sea el que sonríe siempre, pues tanta alegría olvida lo que siente.
Y desdichado sea el que fácil se alegra y fácil se apena, pues fácil pierde toda humana certeza.

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