Qué miedo tendremos a soñar (y con razón) que no existió civilización capaz de no amoldar el sueño a un límite perimetral. Ya sean camas, colchas, hamacas o agujeros, todos temieron la libertad del sueño entero. ¿Por qué no disponer de enormes habitaciones, espacios sin fin, chatos, placenteros, para rodar y rodar según exija el sueño aventurero? Pero no: no sea cosa que se suelte por completo y nunca más despierte, no sea cosa ir tan lejos que el camino de vuelta no se encuentre. Evasión alternativa es la del sonámbulo, que se para y, a la deriva, de la noche hace su canto.
Y acá se terminó la noche de inspiración.
lunes, 14 de diciembre de 2009
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excelente... apoyo la mocion!
ResponderEliminar8 milhous para vos