lunes, 14 de diciembre de 2009

Camas

Qué miedo tendremos a soñar (y con razón) que no existió civilización capaz de no amoldar el sueño a un límite perimetral. Ya sean camas, colchas, hamacas o agujeros, todos temieron la libertad del sueño entero. ¿Por qué no disponer de enormes habitaciones, espacios sin fin, chatos, placenteros, para rodar y rodar según exija el sueño aventurero? Pero no: no sea cosa que se suelte por completo y nunca más despierte, no sea cosa ir tan lejos que el camino de vuelta no se encuentre. Evasión alternativa es la del sonámbulo, que se para y, a la deriva, de la noche hace su canto.


Y acá se terminó la noche de inspiración.

1 comentario:

A ver qué tenés para decir...