domingo, 13 de diciembre de 2009

Condición humana XXXIV

-Mirá que hay que ser tonto para ladrarle a los fuegos artificiales todas las Navidades -dijo el humano que treinta mil años antes aullaba cada vez que caía un rayo cerca de su cueva.


La otra noche tardé mucho en dormirme lo que se dice bien dormido. Una de las causas de mi largo desvelo fue que cada quince minutos no cronometrados se me ocurría una idea para el blog y tenía que prender la linternita y anotar dos o tres palabras claves que al día siguiente me retornaran la idea completa. Y fue ahí, al momento de anotar la última idea fugaz, cuando logré capturar ese instante en que la lógica sobria se funde con la lógica fluctuante del sueño, y anoté esto: corazones futuro deformes. Me refería a que en el futuro, por alguna razón, la gente no iba a saber dibujar corazones como se debe, iban a ser corazones deformes, como por ejemplo "una pirámide con orejas de conejo" o corazones terminados en puntas o con forma de ojos. Sí, muy lindo, pero no tiene sentido estricto. Era un sueño despierto, una lógica inventada, una transición.

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